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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Chica nueva en los S.T.A.R.S. (Tifanny Rose)
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A Chris Fowler le gustaba su trabajo. Rescatar personas y cazar a los malos, el trabajo de los Stars. Sin embargo, nunca había imaginado que su vida fuera a ser así. Siempre pensó que su vida sería el rock and roll y hasta tendría su propio grupo, algo que en realidad si llego a tener. Pero no se arrepentía de cómo era su vida, cuidar a su hermana le había traído hasta ahí y ahora tenía nuevas personas importantes en sus vidas a las que cuidar. Algo que hasta ese momento había hecho bien, realizar todas sus misiones sin dejar a nadie atrás.
Esa era una de las razones por la que lo sentía su trabajo ideal, salvar personas sin tener que pasar por un infierno como el que vivió en la guerra y además permanecer más cerca en Racoon city, cerca de su familia. En esos momentos parecía que nada podría ir mal.
Aunque ese día no era como cualquier otro, alguien nuevo se sumaría a los Stars, al equipo Bravo concretamente, así que como capitán debía recibirla y hacer que se sintiera bienvenida, eso sin obviar la importa que tenía su trabajo, lo lejos que estaría de ser un paseo de rosas y que no podía tomarse su puesto con ligereza.
Estaba inquieto, pero por fin se abrió la puerta. Una chica jóven a la que no conocía pero que había leído cosas de ella en su expediente entró por la puerta. Con seguridad y una sonrisa cordial camino hasta ella.
-Usted debe ser la señorita Rose, bienvenida a los Stars -dijo de manera cortés mientras le extendía la mano a modo de saludo -Soy el capitán Chris Fowler.
Esa era una de las razones por la que lo sentía su trabajo ideal, salvar personas sin tener que pasar por un infierno como el que vivió en la guerra y además permanecer más cerca en Racoon city, cerca de su familia. En esos momentos parecía que nada podría ir mal.
Aunque ese día no era como cualquier otro, alguien nuevo se sumaría a los Stars, al equipo Bravo concretamente, así que como capitán debía recibirla y hacer que se sintiera bienvenida, eso sin obviar la importa que tenía su trabajo, lo lejos que estaría de ser un paseo de rosas y que no podía tomarse su puesto con ligereza.
Estaba inquieto, pero por fin se abrió la puerta. Una chica jóven a la que no conocía pero que había leído cosas de ella en su expediente entró por la puerta. Con seguridad y una sonrisa cordial camino hasta ella.
-Usted debe ser la señorita Rose, bienvenida a los Stars -dijo de manera cortés mientras le extendía la mano a modo de saludo -Soy el capitán Chris Fowler.
A los veinte años yo seguía siendo una chica joven y con muchas ilusiones. En aquel entonces me vestía siempre con mi uniforme de policía, sin mostrar un solo centímetro de piel más allá de la cara y las manos, siempre con el cabello bien recogido y con un maquillaje tenue, si es que me maquillaba.
Faltaba un mes para completar dos años enteros como oficial en el departamento de policía de Racoon City. Era una ciudad tranquila y el patrullaje por las calles no había sido tan complicado durante el transcurso de esos años. Perfectamente hubiera podido hacerme una carrera como oficial del departamento sin demasiados líos. De ser así, hubiera tenido una vida tranquila y quizás una muerte pacífica, con un buen sueldo, unas buenas prestaciones y un buen seguro dental. ¡Pero no! La Agente Rose no podía conformarse con ser una patrullera por el resto de su vida.
Desde que conocí a Elizabeth quise seguir sus pasos y convertirme en una agente del equipo S.T.A.R.S., como ella. Ese sueño se convirtió en mi meta y cada día luchaba duro para alcanzar dicha meta. Entraba en un gimnasio todos los días para mejorar mi condición física, tomaba clases de defensa personal para poder enfrentarme a los criminales, vi algunas clases de tiro que impartía el mismo departamento y estudiaba noches enteras el manual de tácticas especiales de los S.T.A.R.S. para nuevos reclutas. Incluso llevaba en mi bolsillo trasero una libreta en la que anotaba todo lo que veía que hacían los miembros del S.T.A.R.S. cuando sus misiones por casualidad se cruzaban con las mías.
Finalmente, luego de dos años de arduo esfuerzo, conseguí pasar el examen de admisión con notas sobresalientes en todos los campos. El alcalde de la ciudad y el jefe del equipo Alfa firmaron mi inclusión, me entregaron el arma insignia del equipo, al igual que mi nueva placa, y me proclamaron como la utilitaria del Equipo Bravo. Mis labores como novata serían las de mantenimiento de vehículos y armas, nada de misiones especiales por ahora, pero así estaba feliz. Estaba segura de que pronto me ganaría la confianza de mis compañeros y de mis nuevos jefes para que me permitieran salir a misiones de campo. Además, tenía el apoyo de Elizabeth.
Aquel día sería mi primer día como miembro del equipo. Estaba nerviosa. Entré al departamento con los nervios en la punta de los cabellos. Apenas crucé la puerta, me inundó una lluvia de aplausos y felicitaciones por parte de mis antiguos compañeros de patrullaje. Todos estaban felices por mí, o al menos fingían estarlo, porque de seguro más de uno sentía envidia y me seguía considerando una chica debilucha.
Me dirigí a la oficina de los S.T.A.R.S. y crucé la puerta para ser recibida por el mismísmo Chris Fowler en persona. Por supuesto que yo lo conocía. Era el putísimo jefe del Equipo Bravo, y por ende, mi nuevo jefe. Lo había visto caminando por el departamento y una que otra vez mientras hacía mi trabajo de patrullaje. Aunque, claro, él seguramente no tenía noción de mi existencia aunque lleváramos compartiendo techo por dos años.
— Sé quién es usted, señor— estreché su mano y la agité arriba y abajo una y otra vez—. Es un verdadero placer. Soy una gran admiradora de su trabajo— seguía estrechando su mano mientras hablaba cada vez más rápido, presa de los nervios—. Estuvo fantástico la noche del 23 de mayo cuando dirigió el operativo en contra de esos traficantes. Y el 14 de abril cuando rescató a la señora Judson de su esposo que estaba a punto de asesinarla. ¡Y el 30 de noviembre cuando detuvo a ese chico Pascow de iniciar un tiroteo en su escuela! ¡¡Y el primero de julio cuando atraparon a ese sujeto que asesinó a cinco personas en una cafetería!! ¡¡¡Y...!!!
— Ya basta, Rose— habló Elizabeth desde su escritorio—. Felicidades por entrar al equipo, compañera— me sonrió con una de esas dulces sonrisas que yo tanto amaba.
Faltaba un mes para completar dos años enteros como oficial en el departamento de policía de Racoon City. Era una ciudad tranquila y el patrullaje por las calles no había sido tan complicado durante el transcurso de esos años. Perfectamente hubiera podido hacerme una carrera como oficial del departamento sin demasiados líos. De ser así, hubiera tenido una vida tranquila y quizás una muerte pacífica, con un buen sueldo, unas buenas prestaciones y un buen seguro dental. ¡Pero no! La Agente Rose no podía conformarse con ser una patrullera por el resto de su vida.
Desde que conocí a Elizabeth quise seguir sus pasos y convertirme en una agente del equipo S.T.A.R.S., como ella. Ese sueño se convirtió en mi meta y cada día luchaba duro para alcanzar dicha meta. Entraba en un gimnasio todos los días para mejorar mi condición física, tomaba clases de defensa personal para poder enfrentarme a los criminales, vi algunas clases de tiro que impartía el mismo departamento y estudiaba noches enteras el manual de tácticas especiales de los S.T.A.R.S. para nuevos reclutas. Incluso llevaba en mi bolsillo trasero una libreta en la que anotaba todo lo que veía que hacían los miembros del S.T.A.R.S. cuando sus misiones por casualidad se cruzaban con las mías.
Finalmente, luego de dos años de arduo esfuerzo, conseguí pasar el examen de admisión con notas sobresalientes en todos los campos. El alcalde de la ciudad y el jefe del equipo Alfa firmaron mi inclusión, me entregaron el arma insignia del equipo, al igual que mi nueva placa, y me proclamaron como la utilitaria del Equipo Bravo. Mis labores como novata serían las de mantenimiento de vehículos y armas, nada de misiones especiales por ahora, pero así estaba feliz. Estaba segura de que pronto me ganaría la confianza de mis compañeros y de mis nuevos jefes para que me permitieran salir a misiones de campo. Además, tenía el apoyo de Elizabeth.
Aquel día sería mi primer día como miembro del equipo. Estaba nerviosa. Entré al departamento con los nervios en la punta de los cabellos. Apenas crucé la puerta, me inundó una lluvia de aplausos y felicitaciones por parte de mis antiguos compañeros de patrullaje. Todos estaban felices por mí, o al menos fingían estarlo, porque de seguro más de uno sentía envidia y me seguía considerando una chica debilucha.
Me dirigí a la oficina de los S.T.A.R.S. y crucé la puerta para ser recibida por el mismísmo Chris Fowler en persona. Por supuesto que yo lo conocía. Era el putísimo jefe del Equipo Bravo, y por ende, mi nuevo jefe. Lo había visto caminando por el departamento y una que otra vez mientras hacía mi trabajo de patrullaje. Aunque, claro, él seguramente no tenía noción de mi existencia aunque lleváramos compartiendo techo por dos años.
— Sé quién es usted, señor— estreché su mano y la agité arriba y abajo una y otra vez—. Es un verdadero placer. Soy una gran admiradora de su trabajo— seguía estrechando su mano mientras hablaba cada vez más rápido, presa de los nervios—. Estuvo fantástico la noche del 23 de mayo cuando dirigió el operativo en contra de esos traficantes. Y el 14 de abril cuando rescató a la señora Judson de su esposo que estaba a punto de asesinarla. ¡Y el 30 de noviembre cuando detuvo a ese chico Pascow de iniciar un tiroteo en su escuela! ¡¡Y el primero de julio cuando atraparon a ese sujeto que asesinó a cinco personas en una cafetería!! ¡¡¡Y...!!!
— Ya basta, Rose— habló Elizabeth desde su escritorio—. Felicidades por entrar al equipo, compañera— me sonrió con una de esas dulces sonrisas que yo tanto amaba.


No era un policía que se dejará llevar por el protocolo, muy al contrario había llegado hasta donde estaba por su instinto, determinación y su talento, así que era normal llegar a verlo con pantalones vaqueros, una camiseta negra, entre otra ropa de calle como sudaderas, cazadoras todo dentro del tiempo que hiciera ropa de calle y si alguna vez se le veía con ropa oficial era porque realmente era necesario. En esa ocasión además de su pelo corto habitual, bien peinado, llevaba una camiseta negra de tirantes, una cazadora de cuero negra y pantalones del mismo color.
Le gustaba como le quedaba esa vestimenta, y era ideal para llevarla ese día. Pues era una ocasión especial, siempre lo había considerado así cada vez que llegaba alguien nuevo al equipo Bravo, no solía pasar muy a menudo, pero esa vez le pillaba como capitán. La idea le ponía algo nervioso, pero no pensaba dejárselo notar a nadie. No sabía con qué tipo de persona tendría que lidiar en el equipo, y eso lo inquietaba. A primera vista se veía una chica tierna e inocente, vestida con su uniforme y completamente nerviosa.
Algo que quedó claro cuando comenzó a estrecharle la mano y a mencionar varios de los casos que habían resuelto, se le hizo un gesto tierno, y no pudo evitar una plácida sonrisa divertida.
-Respira -le aconsejo de forma afable, porque estaba tan nerviosa que parecía apunto de quedarse sin aire.
En ese momento Elizabeth la regaño, antes de felicitarla, Chris observó la escena de forma despreocupada. Ella trabajaba en diferente turno, pero había querido quedarse al final de su turno para recibirla. En cuanto a los del equipo Bravo aún no llegaban.
-Tranquila, Eli, solo esta nerviosa, no cualquiera puede entrar en los Stars -dijo mientras se encogía de hombros antes de volverse otra vez hacia la recién llegada con una amplia sonrisa -y dicho eso, mi enhorabuena.
-¿Necesitas beber algo? ¿Agua, batido, leche, algo? -dijo con buen humor pensando en que eso podría ser una buena ayuda para los nervios que la estaban dominando -Nada con cafeína ¿eh? Si no tendríamos que bajarte del techo. Y si necesitas sentarte: ese es tu sitio.
Dijo señalando al único escritorio que no tenía dueño dentro del equipo Bravo.
Le gustaba como le quedaba esa vestimenta, y era ideal para llevarla ese día. Pues era una ocasión especial, siempre lo había considerado así cada vez que llegaba alguien nuevo al equipo Bravo, no solía pasar muy a menudo, pero esa vez le pillaba como capitán. La idea le ponía algo nervioso, pero no pensaba dejárselo notar a nadie. No sabía con qué tipo de persona tendría que lidiar en el equipo, y eso lo inquietaba. A primera vista se veía una chica tierna e inocente, vestida con su uniforme y completamente nerviosa.
Algo que quedó claro cuando comenzó a estrecharle la mano y a mencionar varios de los casos que habían resuelto, se le hizo un gesto tierno, y no pudo evitar una plácida sonrisa divertida.
-Respira -le aconsejo de forma afable, porque estaba tan nerviosa que parecía apunto de quedarse sin aire.
En ese momento Elizabeth la regaño, antes de felicitarla, Chris observó la escena de forma despreocupada. Ella trabajaba en diferente turno, pero había querido quedarse al final de su turno para recibirla. En cuanto a los del equipo Bravo aún no llegaban.
-Tranquila, Eli, solo esta nerviosa, no cualquiera puede entrar en los Stars -dijo mientras se encogía de hombros antes de volverse otra vez hacia la recién llegada con una amplia sonrisa -y dicho eso, mi enhorabuena.
-¿Necesitas beber algo? ¿Agua, batido, leche, algo? -dijo con buen humor pensando en que eso podría ser una buena ayuda para los nervios que la estaban dominando -Nada con cafeína ¿eh? Si no tendríamos que bajarte del techo. Y si necesitas sentarte: ese es tu sitio.
Dijo señalando al único escritorio que no tenía dueño dentro del equipo Bravo.
Era verdad lo que el jefe Fowler había dicho: casi me quedo sin aire por hablar tan rápido. Estaba en serio muy emocionada por todo. Era la primera vez, a pesar de llevar dos años en el departamento de policía, que ponía un pie dentro de la oficina de los S.T.A.R.S. Ellos eran mis ídolos, mis guías, mis modelos a seguir, pero ahí dentro se veían tan... humanos. Algunos escritorios tenían encima las fotos de sus familias, de esposas hermosas y niños rechonchos que sonreían con sus padres, otros tenían una montaña de papeles que demostraban la cantidad de trabajo que un S.T.A.R.S puede llegar a tener. Incluso uno tenía una mancha circular perpetua en su escritorio, una que se produjo por poner la taza de café siempre en el mismo sitio exacto.
— No puedo creer que yo ahora sea una S.T.A.R.S— solté sin darme cuenta.
Las únicas personas en la oficina en ese momento eran Fowler y Elizabeth, aunque esta última no tendría que estar allí porque trabajaba en un turno distinto. El capitán suponía que sólo estaba para recibirme, pues se le veía cansado, como si hubiera tenido que levantarse demasiado temprano para venir. Me sentía culpable porque habían venido sólo por mí, sin necesidad de hacerlo.
— No es necesario molestarse, capitán Fowler, señor. Estoy bien, pero ustedes se ven cansados, señor— cada vez que decía "señor", me paraba firme y hacía un saludo militar.
Mis labores iniciales me impedían salir de la estación, sólo tenía permitido ayudar con el papeleo de los miembros de mayor rango y hacer el mantenimiento de los vehículos y las armas del Equipo. Pero como no había nadie que pudiera ponerme a hacer papelo, tenía que surgir la pregunta.
— Capitán Fowler, señor. No tengo tareas asignadas para hoy. ¿Podría pedirme que haga algo, por favor? ¡Señor!
— No puedo creer que yo ahora sea una S.T.A.R.S— solté sin darme cuenta.
Las únicas personas en la oficina en ese momento eran Fowler y Elizabeth, aunque esta última no tendría que estar allí porque trabajaba en un turno distinto. El capitán suponía que sólo estaba para recibirme, pues se le veía cansado, como si hubiera tenido que levantarse demasiado temprano para venir. Me sentía culpable porque habían venido sólo por mí, sin necesidad de hacerlo.
— No es necesario molestarse, capitán Fowler, señor. Estoy bien, pero ustedes se ven cansados, señor— cada vez que decía "señor", me paraba firme y hacía un saludo militar.
Mis labores iniciales me impedían salir de la estación, sólo tenía permitido ayudar con el papeleo de los miembros de mayor rango y hacer el mantenimiento de los vehículos y las armas del Equipo. Pero como no había nadie que pudiera ponerme a hacer papelo, tenía que surgir la pregunta.
— Capitán Fowler, señor. No tengo tareas asignadas para hoy. ¿Podría pedirme que haga algo, por favor? ¡Señor!


La nueva agente era jóven y su actitud timorata e insegura lo reflejaba aún más. Se le notaba super nerviosa e inquieta. Bueno, no cualquiera podría entrar a los Stars, era un paso muy importante para su carrera, sobresalir por encima de todos aquellos que no lo lograron.
-Pues ya puedes ir creyéndotelo, no va a ser un camino de rosas: tendrás que trabajar duro.
Le dijo con cierta seriedad pero no demasiada pues capaz podría hacer que la nueva agente se desmayará si apretaba demasiado en esos momentos.
Chris la miró algo extrañado cuando dijo lo de cansado pero no comento nada más allá de:
-Puede que sea porque cada vez que me llamas señor me echas veinte años encima -dijo antes de reír -en serio, Tiffany, ahora que seremos compañeros no son necesarias tantas formalidades.
Realmente aunque Chris solía ponerse serio cuando la situación lo ameritaba eso no significaba que le gustarán demasiado las formalidades.A pesar de tener un historial familiar de militares y policías no era tan fan del protocolo prefiriendo improvisar en la mayoría de las ocasiones.
-Es que es tu primer día -le respondió abriendo los brazos a ambos lados del cuerpo a modo de encogimiento de hombros. Luego se quedó pensativo unos momentos mientras llevaba su mano hacia la cara y sujetaba la barbilla entre el dedo índice y el pulgar -pero ya que insistes… podríamos… -tras eso apartó los dados de la barbilla y los chasquido antes de llevar el dedo índice hacia delante -hacer prácticas de tiro. Así comprobaré por mi mismo tu destreza.
Chris busco en uno de los cajones de la oficina para sacar una pistola, de las oficiales que solían usar en los stars, y sacó una pistola desarmada.
-Toma, puedes comenzar armándola -dijo mientras le daba a Tiffany la pistola.
-Pues ya puedes ir creyéndotelo, no va a ser un camino de rosas: tendrás que trabajar duro.
Le dijo con cierta seriedad pero no demasiada pues capaz podría hacer que la nueva agente se desmayará si apretaba demasiado en esos momentos.
Chris la miró algo extrañado cuando dijo lo de cansado pero no comento nada más allá de:
-Puede que sea porque cada vez que me llamas señor me echas veinte años encima -dijo antes de reír -en serio, Tiffany, ahora que seremos compañeros no son necesarias tantas formalidades.
Realmente aunque Chris solía ponerse serio cuando la situación lo ameritaba eso no significaba que le gustarán demasiado las formalidades.A pesar de tener un historial familiar de militares y policías no era tan fan del protocolo prefiriendo improvisar en la mayoría de las ocasiones.
-Es que es tu primer día -le respondió abriendo los brazos a ambos lados del cuerpo a modo de encogimiento de hombros. Luego se quedó pensativo unos momentos mientras llevaba su mano hacia la cara y sujetaba la barbilla entre el dedo índice y el pulgar -pero ya que insistes… podríamos… -tras eso apartó los dados de la barbilla y los chasquido antes de llevar el dedo índice hacia delante -hacer prácticas de tiro. Así comprobaré por mi mismo tu destreza.
Chris busco en uno de los cajones de la oficina para sacar una pistola, de las oficiales que solían usar en los stars, y sacó una pistola desarmada.
-Toma, puedes comenzar armándola -dijo mientras le daba a Tiffany la pistola.


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- Awards:
- Mi pb:
Armar una pistola y enfrentarme a un campo de tiro no eran tareas que me supusieran un mayor problema. No entendía por qué algunas personas suponían inmediatamente que yo no era una tiradora competente, aun siendo policía. Sólo esperaba que el capitán no fuera de esos que osa subestimarme. Yo seguía siendo una policía novata, para qué negarlo, pero si había calificado para pertenecer a los S.T.A.R.S no era precisamente por ser bonita. Entre los exámenes de admisión había estado el de práctica de tiro, el cual pasé con una puntuación de nueve sobre diez. Le demostraría al capitán que la nueva recluta era alguien a quien le podían confiar tu espalda.
Tomé la pistola y la armé en tiempo record, sin dejarme nada. Y sólo para presumir, hice unas cuantas piruetas con la pistola entre mis dedos, como darle vueltas y apuntar con postura perfecta.
— Andando, capitán.
Conocía esa estación de policía como la palma de mi mano y sabía perfectamente dónde estaba ubicado el campo de tiro, así que fui yo la que caminó por delante. No quería parecer presumida, pero es que cuando se trata de tiro, me sentía en mi salsa y eso me daba una confianza que podía perder en otras situaciones, como los ámbitos sociales.
— Espero que usted sea tan bueno tirando como parece, capitán.
Tomé la pistola y la armé en tiempo record, sin dejarme nada. Y sólo para presumir, hice unas cuantas piruetas con la pistola entre mis dedos, como darle vueltas y apuntar con postura perfecta.
— Andando, capitán.
Conocía esa estación de policía como la palma de mi mano y sabía perfectamente dónde estaba ubicado el campo de tiro, así que fui yo la que caminó por delante. No quería parecer presumida, pero es que cuando se trata de tiro, me sentía en mi salsa y eso me daba una confianza que podía perder en otras situaciones, como los ámbitos sociales.
— Espero que usted sea tan bueno tirando como parece, capitán.


La nueva integrante del equipo Stars le despertaba simpatía, resultaba sumamente tierna con esa actitud tan inocente y tímida. No dejo de serlo cuando al hablar de hacer prácticas de tiro pareció animarse mucho.
Cuando tomó la iniciativa le despertó una ternura que hizo que sonriera y casi riera de forma enternecida. En cierta, forma era como ver a un lindo cachorrito o una niña pequeña, algo que a simple vista resultaba adorable,lo que hizo que un fuerte instinto protector se despertará en Chris. No podía permitir que nada le sucediera a la nueva utilitaria del equipo, pues ella al igual que el resto de miembros del equipo Stars Bravo dependían de su liderazgo y de que su trabajo fuera perfecto para que nadie terminará herido o algo peor.
Pese a que el mayor sentimiento que le despertaba Tiffany Rose era una gran ternura, eso no significaba que dudará de sus habilidades. La simple lógica hacía imposible aquello, pues sí sus habilidades no fueran de un nivel excelente jamás hubiera podido entrar en los stars. Cuando entrabas en un equipo de profesionales las dudas debían quedar en casa, tu trabajo debería ser excelente pues de ello dependían muchas vidas y hacer posible que el mundo fuera un lugar mejor y más seguro.
Para demostrar sus habilidades, Tiffany armó la pistola en tiempo record ganándose una sonrisa de aprobación de Chris. Tras eso fueron al campo de tiro y de camino pudo escuchar las palabras de la agente Rose, lo que hizo que una amplia sonrisa de confianza iluminará el rostro de Chris.
-Por supuesto que sí, de otro modo no sería tu capitán.
Dijo ya que era obvio que si no tuviera buena puntería no podría haber accedido a ese puesto ni a ningún otro, tal vez ni siquiera habría sobrevivido lo suficiente para regresar a casa encontrarse con su querida esposa y descubrir que tenía una hija a la que ahora amaba con todo su corazón.
No perdieron el tiempo y entraron en el campo de tiro donde Chris pudo demostrar su excelente y asombrosa puntería y Tiffany Rose hizo lo propio siendo el inicio de una excelente colaboración hasta que el destino separó sus caminos de una manera irreconciliable.
Cuando tomó la iniciativa le despertó una ternura que hizo que sonriera y casi riera de forma enternecida. En cierta, forma era como ver a un lindo cachorrito o una niña pequeña, algo que a simple vista resultaba adorable,lo que hizo que un fuerte instinto protector se despertará en Chris. No podía permitir que nada le sucediera a la nueva utilitaria del equipo, pues ella al igual que el resto de miembros del equipo Stars Bravo dependían de su liderazgo y de que su trabajo fuera perfecto para que nadie terminará herido o algo peor.
Pese a que el mayor sentimiento que le despertaba Tiffany Rose era una gran ternura, eso no significaba que dudará de sus habilidades. La simple lógica hacía imposible aquello, pues sí sus habilidades no fueran de un nivel excelente jamás hubiera podido entrar en los stars. Cuando entrabas en un equipo de profesionales las dudas debían quedar en casa, tu trabajo debería ser excelente pues de ello dependían muchas vidas y hacer posible que el mundo fuera un lugar mejor y más seguro.
Para demostrar sus habilidades, Tiffany armó la pistola en tiempo record ganándose una sonrisa de aprobación de Chris. Tras eso fueron al campo de tiro y de camino pudo escuchar las palabras de la agente Rose, lo que hizo que una amplia sonrisa de confianza iluminará el rostro de Chris.
-Por supuesto que sí, de otro modo no sería tu capitán.
Dijo ya que era obvio que si no tuviera buena puntería no podría haber accedido a ese puesto ni a ningún otro, tal vez ni siquiera habría sobrevivido lo suficiente para regresar a casa encontrarse con su querida esposa y descubrir que tenía una hija a la que ahora amaba con todo su corazón.
No perdieron el tiempo y entraron en el campo de tiro donde Chris pudo demostrar su excelente y asombrosa puntería y Tiffany Rose hizo lo propio siendo el inicio de una excelente colaboración hasta que el destino separó sus caminos de una manera irreconciliable.
- Off:
- Ya podemos cerrar el tema, creo que así queda bien. Cualquier cosa me dices


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