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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Una cura para el corazón (Maddison Nivans)
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28 de octubre
Los acontecimientos no hacían más que acumularse y acumularse. Había sobrevivido a varias situaciones extremas los últimos días, desde aquella situación en el motel hasta lo que pasó en el centro comercial. Hasta había vívido un cambio de vehículo tras que el anterior hubiera sufrido un trágico accidente en plena carretera. Pero nunca hubiera pensado que se volvería a encontrar con Tiffany Rose. Eso sí que había supuesto una sorpresa, mucho más que su encuentro anterior con la pequeña chucky.
Aunque en ese momento había estacionado su vehículo delante de un hospital para recoger material médico. La verdad es que tras sus últimos encuentros accidentados se le hacía más que necesario reunir ese tipo de cosas para encuentros posteriores.
Nunca se sabía lo que se podría encontrar mientras se vaga por un mundo muerto donde todos los cadáveres trataban de devorarte y convertirte en uno de ellos. Aunque lo cierto es que Richard se encontraban a salvo de algo así. Los muertos ya habían probado su carne y el seguía completamente vivo.
En su vestimenta habitual también se encontraban las botas, los guantes que se suelen llevar en el ejército y un chaleco antibalas bajo la camisa por lo que le pudiera suceder. Realmente esperaba no encontrarse nada.
Entrando en una de las estancias encontró un cadáver, de esos extraños muertos que no se mueven, iba bien provisto. Richard desconocía la causa de su muerte pero si descubrió que tenía muchas cosas interesantes. Le pudo sacar un machete tirado a poca distancia de él, una granada justo a su lado una magnum sujeta a sus manos. En sus bolsillos encontró suficientes balas para poder disparar la mangum. Su corazón dio un salto de alegría, pues ya tenía un arma potente para las situaciones de peligro, pero por el momento prefirió seguir usando su pistola pues tenía silenciador y era mucho más rápida de disparar. Eso le llevo a guardar su nuevo arsenal en su bolsa de viaje antes de salir de la estancia.
Al volver al pasillo del hospital, fue entonces cuando vio una figura de espaldas en mitad del pasillo que a simple vista parecía la de una mujer. En un primer momento cogió el machete y se dispuso a liberarla de su sufrimiento caminando de forma sigilosa. Pero al estar más cerca se dio cuenta de que parecía estar viva.
-Dese la vuelta muy despacio -dijo con la voz firme pero calma a pesar de estar apuntándola con su pistola five seven. Con todo lo que había vívido y estando en aquel lugar se esperaba cualquier cosa.
Los acontecimientos no hacían más que acumularse y acumularse. Había sobrevivido a varias situaciones extremas los últimos días, desde aquella situación en el motel hasta lo que pasó en el centro comercial. Hasta había vívido un cambio de vehículo tras que el anterior hubiera sufrido un trágico accidente en plena carretera. Pero nunca hubiera pensado que se volvería a encontrar con Tiffany Rose. Eso sí que había supuesto una sorpresa, mucho más que su encuentro anterior con la pequeña chucky.
Aunque en ese momento había estacionado su vehículo delante de un hospital para recoger material médico. La verdad es que tras sus últimos encuentros accidentados se le hacía más que necesario reunir ese tipo de cosas para encuentros posteriores.
Nunca se sabía lo que se podría encontrar mientras se vaga por un mundo muerto donde todos los cadáveres trataban de devorarte y convertirte en uno de ellos. Aunque lo cierto es que Richard se encontraban a salvo de algo así. Los muertos ya habían probado su carne y el seguía completamente vivo.
En su vestimenta habitual también se encontraban las botas, los guantes que se suelen llevar en el ejército y un chaleco antibalas bajo la camisa por lo que le pudiera suceder. Realmente esperaba no encontrarse nada.
Entrando en una de las estancias encontró un cadáver, de esos extraños muertos que no se mueven, iba bien provisto. Richard desconocía la causa de su muerte pero si descubrió que tenía muchas cosas interesantes. Le pudo sacar un machete tirado a poca distancia de él, una granada justo a su lado una magnum sujeta a sus manos. En sus bolsillos encontró suficientes balas para poder disparar la mangum. Su corazón dio un salto de alegría, pues ya tenía un arma potente para las situaciones de peligro, pero por el momento prefirió seguir usando su pistola pues tenía silenciador y era mucho más rápida de disparar. Eso le llevo a guardar su nuevo arsenal en su bolsa de viaje antes de salir de la estancia.
Al volver al pasillo del hospital, fue entonces cuando vio una figura de espaldas en mitad del pasillo que a simple vista parecía la de una mujer. En un primer momento cogió el machete y se dispuso a liberarla de su sufrimiento caminando de forma sigilosa. Pero al estar más cerca se dio cuenta de que parecía estar viva.
-Dese la vuelta muy despacio -dijo con la voz firme pero calma a pesar de estar apuntándola con su pistola five seven. Con todo lo que había vívido y estando en aquel lugar se esperaba cualquier cosa.


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Los días pasaban uno tras otro lentamente y a la vez con gran velocidad. Faltaba cada vez menos para que se cumplieran tres años desde el fin. Al menos en Nueva York, porque yo llevaba ya cerca de tres años y medio huyendo. Era raro el día en el que no tenía pesadillas con aquellos recuerdos. Aquel día no fue diferente.
Esa misma mañana había tenido un auténtico problema huyendo de unos zombies, al atravesar una alambrada rota uno de los alambres me rozó en el brazo derecho, con la mala suerte de hacerme un corte muy feo. Así que me encontraba en la parte trasera de un hospital, planteando cómo iba a entrar para buscar material médico, necesitaba hilo, aguja, antiséptico... igual hasta analgésicos. Ya no me quedaba absolutamente nada con lo que curar mis heridas. Había roto una vieja camiseta para improvisar unas vendas con las que tapar mi herida, como mejor pude.
Logré colarme por una ventana rota, estaba muy preocupada, puesto que los hospitales habían sido un antiguo foco de contagios y solían estar llenos de infectados. Sin embargo todo parecía muy tranquilo, demasiado diría yo.
— Mierda... — no sabía hacia dónde ir. Así que avancé por uno de los pasillos y giré entrando en la primera consulta que encontré. La cabeza me daba vueltas, habían pasado unas tres horas desde el corte y me sentía bastante mal.
Un rollo de venda, sonreí al verlo y lo eché rápidamente en mi mochila, incluso había unos sobres de comida que también me llevé. Los iba guardando mientras que volvía al pasillo, avanzaba sin prestar atención a nada, que error.
— Ah... — suspiré alzando ligeramente las manos. — Solo buscaba medicinas... — expliqué mientras me iba girando lentamente. — ¿Capitán? — aquello sí que fue inesperado. Me quedé helada a causa de la sorpresa. — ¿Chris eres tú de verdad? soy yo Addi — empecé a decir algo dubitativa, creyendo que igual la infección del corte era mucho mayor y mi cerebro estaba viendo alucinaciones.
Esa misma mañana había tenido un auténtico problema huyendo de unos zombies, al atravesar una alambrada rota uno de los alambres me rozó en el brazo derecho, con la mala suerte de hacerme un corte muy feo. Así que me encontraba en la parte trasera de un hospital, planteando cómo iba a entrar para buscar material médico, necesitaba hilo, aguja, antiséptico... igual hasta analgésicos. Ya no me quedaba absolutamente nada con lo que curar mis heridas. Había roto una vieja camiseta para improvisar unas vendas con las que tapar mi herida, como mejor pude.
Logré colarme por una ventana rota, estaba muy preocupada, puesto que los hospitales habían sido un antiguo foco de contagios y solían estar llenos de infectados. Sin embargo todo parecía muy tranquilo, demasiado diría yo.
— Mierda... — no sabía hacia dónde ir. Así que avancé por uno de los pasillos y giré entrando en la primera consulta que encontré. La cabeza me daba vueltas, habían pasado unas tres horas desde el corte y me sentía bastante mal.
Un rollo de venda, sonreí al verlo y lo eché rápidamente en mi mochila, incluso había unos sobres de comida que también me llevé. Los iba guardando mientras que volvía al pasillo, avanzaba sin prestar atención a nada, que error.
— Ah... — suspiré alzando ligeramente las manos. — Solo buscaba medicinas... — expliqué mientras me iba girando lentamente. — ¿Capitán? — aquello sí que fue inesperado. Me quedé helada a causa de la sorpresa. — ¿Chris eres tú de verdad? soy yo Addi — empecé a decir algo dubitativa, creyendo que igual la infección del corte era mucho mayor y mi cerebro estaba viendo alucinaciones.


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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
La tensión iba en aumento. Richard sabía que los hospitales podían terminar convirtiéndose en trampas mortales para los desafortunados que se atrevieran a cruzar sus puertas. Había un gran número de infectados en ellos, pero también podrían encontrarse muchos recursos si se tenía suerte. Richard hasta encontró un revólver en uno de los cadáveres, arma que se guardó para casos especiales.
Mientras se las apañaría con su recién encontrada pistola five seven. Arma con la que apuntó a una figura femenina que destacaba entre el resto de muertos, se notaba que a diferencia de ellos ella estaba viva. Cosa que no sabía si era algo positivo, pues los vivos solían terminar dando muchos más problemas que los muertos.
Le apuntó y le ordenó que se diera la vuelta. La chica pareció cooperar alzando las manos mientras manifestaba que solo había entrado ahí por medicinas. Richard desconfío, siempre se debía desconfiar de los extraños, aunque él estaba seguro que con sus entrenadas habilidades no sería tanto problema.
Estaba a punto de responderle algo cuando abruptamente se quedo sin palabras. Se había esperado cualquier cosa, menos con la persona que realmente se encontró. La sorpresa le golpeó el pecho con la fuerza de una bola de demolición dejándolo sin aire y sin palabras. Haciendo que abriera los ojos ampliamente debido a la sorpresa.
No necesito escuchar las palabras de la chica, ni la manera en que lo llamaba capitán o Chris, como si fueran palabras provenientes de un pasado muy remoto, para reconocerla de inmediato.
-¡Dios mío, Addie! ¡Estas viva!
Dijo completamente sorprendido y con una sonrisa de la que ni siquiera se dio cuenta mientras la observaba con los ojos ampliamente abiertos. No tardó nada en guardar su arma y acercarse a ella para estrecharla entre sus brazos con una felicidad que hacía mucho tiempo que no sentía. Olvidándose del presente, del pasado o de su huida de su vida pasada por unos momentos para simplemente disfrutar de reencontrarse con su antigua compañera de los Stars. Una persona que había sido mucho más para él que una simple compañera de trabajo, había sido una de sus mejores amigas en aquellos años y una aprendiz a la que quería mucho. Una persona a la que había pensado que nunca jamás volvería a ver.
Mientras se las apañaría con su recién encontrada pistola five seven. Arma con la que apuntó a una figura femenina que destacaba entre el resto de muertos, se notaba que a diferencia de ellos ella estaba viva. Cosa que no sabía si era algo positivo, pues los vivos solían terminar dando muchos más problemas que los muertos.
Le apuntó y le ordenó que se diera la vuelta. La chica pareció cooperar alzando las manos mientras manifestaba que solo había entrado ahí por medicinas. Richard desconfío, siempre se debía desconfiar de los extraños, aunque él estaba seguro que con sus entrenadas habilidades no sería tanto problema.
Estaba a punto de responderle algo cuando abruptamente se quedo sin palabras. Se había esperado cualquier cosa, menos con la persona que realmente se encontró. La sorpresa le golpeó el pecho con la fuerza de una bola de demolición dejándolo sin aire y sin palabras. Haciendo que abriera los ojos ampliamente debido a la sorpresa.
No necesito escuchar las palabras de la chica, ni la manera en que lo llamaba capitán o Chris, como si fueran palabras provenientes de un pasado muy remoto, para reconocerla de inmediato.
-¡Dios mío, Addie! ¡Estas viva!
Dijo completamente sorprendido y con una sonrisa de la que ni siquiera se dio cuenta mientras la observaba con los ojos ampliamente abiertos. No tardó nada en guardar su arma y acercarse a ella para estrecharla entre sus brazos con una felicidad que hacía mucho tiempo que no sentía. Olvidándose del presente, del pasado o de su huida de su vida pasada por unos momentos para simplemente disfrutar de reencontrarse con su antigua compañera de los Stars. Una persona que había sido mucho más para él que una simple compañera de trabajo, había sido una de sus mejores amigas en aquellos años y una aprendiz a la que quería mucho. Una persona a la que había pensado que nunca jamás volvería a ver.


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Era curioso ver cómo funcionaba la mente y más aún las emociones. Cuando los brazos de Chris me rodearon yo también le abracé con todas mis fuerzas, y las que me permitieron mi brazo herido. Rompí a llorar, como si de golpe todo hubiera acabado, el fin del mundo, el apocalipsis, los zombies... como si al encontrarle a él volviéramos a nuestra rutina y ahora pudiera permitirme este momento de flaqueo. Este momento en el que permitía la debilidad de mis emociones, el desahogo y que todo cuanto había estado conteniendo saliera a la luz.
— Pensé que habíais muerto todos — logré decir, aunque no muy tranquila, claro. No podía evitar dejar de pensar en mis antiguos compañeros, habían sido como mi familia.
— Auch... perdona, es que... — me aparté suavemente de él para mostrarle el corte en mi brazo. — Me lo hice con una alambrada, tranquilo — expliqué antes de que pudiera pensar cualquier cosa. Tenía una venda que cubría la herida, y esta ya se habían manchado bastante de sangre. — Creo que necesitaré algunos puntos de sutura — respiré hondo, no era algo que me hiciera especial ilusión, pero ahora al menos no estaba sola.
— ¿Qué ha sido todo este tiempo de ti y... tu familia? — la pregunta se atascó en mi un momento, porque de verdad temía hacerle aquella pregunta, pero salió. Nunca solía haber una buena respuesta a ella. Esperaba que no fuera el caso.
— Pensé que habíais muerto todos — logré decir, aunque no muy tranquila, claro. No podía evitar dejar de pensar en mis antiguos compañeros, habían sido como mi familia.
— Auch... perdona, es que... — me aparté suavemente de él para mostrarle el corte en mi brazo. — Me lo hice con una alambrada, tranquilo — expliqué antes de que pudiera pensar cualquier cosa. Tenía una venda que cubría la herida, y esta ya se habían manchado bastante de sangre. — Creo que necesitaré algunos puntos de sutura — respiré hondo, no era algo que me hiciera especial ilusión, pero ahora al menos no estaba sola.
— ¿Qué ha sido todo este tiempo de ti y... tu familia? — la pregunta se atascó en mi un momento, porque de verdad temía hacerle aquella pregunta, pero salió. Nunca solía haber una buena respuesta a ella. Esperaba que no fuera el caso.


No podía creérselo. Realmente era Maddison Nivans. Su apreciada compañera, su aprendiz, alguien que prácticamente era como parte de su familia, como una segunda hermana pequeña. Su corazón se hinchó de felicidad e hizo algo que hacía muchísimo tiempo que no hacía.
Sonrío con una alegría genuina y la estrechó entre sus brazos. Un abrazo que se sentía tan natural y al mismo tiempo se dio cuenta que había necesitado por tanto tiempo que por unos instantes fue como borrar todo lo malo que les había sucedido y volver mucho tiempo atrás. Aquellos tiempos en que ambos pertenecían al equipo Stars de Raccoon city y todo estaba en su lugar.
Entonces fue captó el suave sollozo de su antigua compañera y eso hizo que el sentimiento protector hacia ella retornará con mayor fuerza. La mano de Chris se posó en la parte posterior de su cabeza y la acarició con suavidad en un gesto que pretendía ser consolador y reconfortante, indicando que todo volvía a estar bien. Qué estaban vivos.
-Tranquila, pequeña, todo está bien, seguimos vivos.
Le dijo con voz suave para darle consuelo. Entonces la escucho quejarse mientras se apartaba con suavidad y le enseñaba una venda que envolvía su brazo derecho.
Chris se alarmó por unos instantes pensando en la putada que sería volver a encontrarse solo para que su compañera se convirtiera momentos después en un zombie. Pero pronto se volvió a tranquilizar cuando ella le aseguro que solo se había hecho un corte con una alambrada. Un gran alivio se apoderó de Chris momentáneamente, aunque al momento en que ella le dijo que necesitaba puntos de sutura supo que seguía siendo serio.
La pregunta de Maddison fue como un fuerte golpe en el pecho que congeló la felicidad que sentía Richard en ese momento devolviendolo abruptamente a la realidad. Una fugaz imagen de Sarah convertida en zombie cruzó fugazmente su mente antes de que concentrará toda su fuerza mental en apartarla.
-No hablemos de eso -dijo poniéndose serio y con cierta amargura. No quería pensar en el pasado -Busquemos algo para curarte la herida, seguro en un maldito hospital algo debe haber… aparte de muertos.
Sonrío con una alegría genuina y la estrechó entre sus brazos. Un abrazo que se sentía tan natural y al mismo tiempo se dio cuenta que había necesitado por tanto tiempo que por unos instantes fue como borrar todo lo malo que les había sucedido y volver mucho tiempo atrás. Aquellos tiempos en que ambos pertenecían al equipo Stars de Raccoon city y todo estaba en su lugar.
Entonces fue captó el suave sollozo de su antigua compañera y eso hizo que el sentimiento protector hacia ella retornará con mayor fuerza. La mano de Chris se posó en la parte posterior de su cabeza y la acarició con suavidad en un gesto que pretendía ser consolador y reconfortante, indicando que todo volvía a estar bien. Qué estaban vivos.
-Tranquila, pequeña, todo está bien, seguimos vivos.
Le dijo con voz suave para darle consuelo. Entonces la escucho quejarse mientras se apartaba con suavidad y le enseñaba una venda que envolvía su brazo derecho.
Chris se alarmó por unos instantes pensando en la putada que sería volver a encontrarse solo para que su compañera se convirtiera momentos después en un zombie. Pero pronto se volvió a tranquilizar cuando ella le aseguro que solo se había hecho un corte con una alambrada. Un gran alivio se apoderó de Chris momentáneamente, aunque al momento en que ella le dijo que necesitaba puntos de sutura supo que seguía siendo serio.
La pregunta de Maddison fue como un fuerte golpe en el pecho que congeló la felicidad que sentía Richard en ese momento devolviendolo abruptamente a la realidad. Una fugaz imagen de Sarah convertida en zombie cruzó fugazmente su mente antes de que concentrará toda su fuerza mental en apartarla.
-No hablemos de eso -dijo poniéndose serio y con cierta amargura. No quería pensar en el pasado -Busquemos algo para curarte la herida, seguro en un maldito hospital algo debe haber… aparte de muertos.


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— Lo siento — susurré. Las palabras se atragantaron de nuevo en mi garganta y mi expresión se tornó triste. Le abracé de nuevo, con todas mis fuerzas, aunque sintiera el dolor del brazo. No pude evitar que se me saltaran la lágrimas, porque ambos habíamos pasado por mucho. No había nada más que decir, fue simplemente aquel gesto, algo vital, sin la necesidad de decir o hacer nada más.
— ¿Me ayudas entonces? — dije al apartarme. Miré hacia el pasillo y entré en la primera sala que encontré. — No sé que habrá por aquí, pero necesitaría hilo — se trataba de una consulta normal y corriente, un poco desordenada y polvorienta.
— En este mueble hay algo de comida aquí... — dije mientras revisaba los cajones de la mesa. — ¡Oh, gasas! — y lo mejor de todo era el spray de primeros auxilios que había a un lado. — ¿Crees que esto servirá? — me senté en la camilla, podría echarme el spray y tapar la herida con las gasas. Lo puse todo a mi lado y observé a mi antiguo capitán.
— ¿Me ayudas entonces? — dije al apartarme. Miré hacia el pasillo y entré en la primera sala que encontré. — No sé que habrá por aquí, pero necesitaría hilo — se trataba de una consulta normal y corriente, un poco desordenada y polvorienta.
— En este mueble hay algo de comida aquí... — dije mientras revisaba los cajones de la mesa. — ¡Oh, gasas! — y lo mejor de todo era el spray de primeros auxilios que había a un lado. — ¿Crees que esto servirá? — me senté en la camilla, podría echarme el spray y tapar la herida con las gasas. Lo puse todo a mi lado y observé a mi antiguo capitán.


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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
No quería pensar en su familia, no quería recordar como les había fallado y Sarah… una imagen de ella convertida en una de esas criaturas paso por su mente, sacudió la cabeza para quitarse esa imagen de la mente.
El abrazo que le dio Addi fue reconfortante. Pudo apartar esos dolorosos recuerdos de su mente y centrarse en el presente. Richard se sintió agradeció que Addi no insistiera o le volviera a preguntar, ya que era un tema sumamente doloroso y no quería seguir pensando en eso, ni en el pasado. Estaba tratando de olvidarlo y solo continuar hacia adelante.
-Por supuesto -le respondió con voz queda mientras se adentraban en la primera sala. Richard miró a su alrededor completamente alerta y así permaneció, pues se encontraban en un mundo donde los muertos se comían a la gente y no sabían cuando podrían aparecer.
En esa estancia no había muertos, ni tampoco nada fuera de lo normal, solo era una consulta que podría contener lo que estaban buscando. Tuvieron suerte, Addi encontró un spray de primeros auxilios y gasas. Richard asintió con la cabeza:
-Seguramente -dijo mientras echaba un breve vistazo al spray -con eso no tendremos que ponerte puntos.
Su compañera se sentó en la camilla y Richard tomó su brazo derecho con suavidad, procurando no hacerle daño. Con la otra mano tomó el spray de primeros auxilios y se lo aplico en la herida.
-¿Te duele mucho? -le pregunto mientras rodeaba envolvía las heridas con suavidad con las gasas. Puede que no tuviera los conocimientos médicos de Alice, pero sí sabía cómo tratar una herida sencilla con cierta soltura. Al menos realizar un vendaje de la manera correcta.
El abrazo que le dio Addi fue reconfortante. Pudo apartar esos dolorosos recuerdos de su mente y centrarse en el presente. Richard se sintió agradeció que Addi no insistiera o le volviera a preguntar, ya que era un tema sumamente doloroso y no quería seguir pensando en eso, ni en el pasado. Estaba tratando de olvidarlo y solo continuar hacia adelante.
-Por supuesto -le respondió con voz queda mientras se adentraban en la primera sala. Richard miró a su alrededor completamente alerta y así permaneció, pues se encontraban en un mundo donde los muertos se comían a la gente y no sabían cuando podrían aparecer.
En esa estancia no había muertos, ni tampoco nada fuera de lo normal, solo era una consulta que podría contener lo que estaban buscando. Tuvieron suerte, Addi encontró un spray de primeros auxilios y gasas. Richard asintió con la cabeza:
-Seguramente -dijo mientras echaba un breve vistazo al spray -con eso no tendremos que ponerte puntos.
Su compañera se sentó en la camilla y Richard tomó su brazo derecho con suavidad, procurando no hacerle daño. Con la otra mano tomó el spray de primeros auxilios y se lo aplico en la herida.
-¿Te duele mucho? -le pregunto mientras rodeaba envolvía las heridas con suavidad con las gasas. Puede que no tuviera los conocimientos médicos de Alice, pero sí sabía cómo tratar una herida sencilla con cierta soltura. Al menos realizar un vendaje de la manera correcta.


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— Escuece un poco, pero lo prefiero a que se me gangrene el brazo... — hice una mueca de asco al pronunciar esas palabras, mientras observaba como Chris curaba mi herida. Sí, había personas que no podían mirar ni como las pinchaban, yo era de las otras. — Me siento muy estúpida con esto... — suspiré. — Me lo hice de forma muy tonta, por no prestar atención a mi alrededor, por ponerme nerviosa y habría podido ser peor... — suspiré. Cuando Chris terminó estiré la manga de mi camiseta con cuidado hasta cubrir el brazo por completo.
— ¿Qué ha sido de ti durante todo este tiempo? — me puse en pie, momento en el que paré en seco con mis movimientos, todo por un abrupto ruido que procedía del pasillo. Un sonido metálico, como si algo hubiera caído estrepitosamente al suelo. Miré a Chris rápidamente, sintiendo prácticamente como si todo mi cuerpo se paralizase por completo, pensando qué debíamos hacer ahora. Podía tratarse de cualquier cosa, los hospitales eran muy peligrosos.
Avancé con sigilo hasta donde había dejado mis cosas, tragué saliva, recogí la vieja bolsa militar del RPD y me la colgué al hombro.
Ni siquiera hablé, mediante señas indiqué a mi antiguo capitán que debíamos irnos, tal vez por la pequeña puerta que había al otro lado. Parecía tratarse de la típica que comunicaba con otro despacho, el problema era que no podíamos saber cuán peligrosa podía ser cada opción.
— ¿Qué ha sido de ti durante todo este tiempo? — me puse en pie, momento en el que paré en seco con mis movimientos, todo por un abrupto ruido que procedía del pasillo. Un sonido metálico, como si algo hubiera caído estrepitosamente al suelo. Miré a Chris rápidamente, sintiendo prácticamente como si todo mi cuerpo se paralizase por completo, pensando qué debíamos hacer ahora. Podía tratarse de cualquier cosa, los hospitales eran muy peligrosos.
Avancé con sigilo hasta donde había dejado mis cosas, tragué saliva, recogí la vieja bolsa militar del RPD y me la colgué al hombro.
Ni siquiera hablé, mediante señas indiqué a mi antiguo capitán que debíamos irnos, tal vez por la pequeña puerta que había al otro lado. Parecía tratarse de la típica que comunicaba con otro despacho, el problema era que no podíamos saber cuán peligrosa podía ser cada opción.


Él ya no era el mismo de antes. Eso saltaba a la vista pero se alegraba de haber encontrado a su antigua compañera con vida. Sería una verdadera tragedia que la única superviviente del antiguo equipo Stars de Raccoon city aparte de él, fuera la misma que vendió al equipo a los causantes de todo solo por una venganza absurda. Sí, muy trágico.
Maddison Nivans era una cara que se alegraba mucho más de ver. Algo que aunque no era capaz de expresar con palabras ese momento esperaba que sus acciones lo pudieran expresar.
-Es una suerte, te ves mucho mejor conservando los dos brazos.
Respondió con cierta impasibilidad y cierto tono desapegado que ya no conservaba la calidad de antaño. Solo la forma desapegada de hablar que se había formado durante el apocalipsis al darse cuenta de que ya nada importaba. Todos terminaban teniendo el mismo destino tarde o temprano.
Richard observó en silencio la autocompasión de la que Maddison hacía gala pero no la juzgo ni le dijo algo que la hiciera sentir mejor como habría hecho antaño.
-Mientras no te mordiera ningún muerto podemos decir que has salido bien parada.
FInalmente Chris término de curar a Maddison y ella se levantó de un salto. Richard escuchó la pregunta que le hizo y no le resultó precisamente agradable. No era fácil de responder, mucho menos de pensar en una respuesta adecudada que decir.
-Muchas cosas -se limitó a contestar de manera esquiva mientras se movía hacia un lado de la habitación, dejando espacio entre ellos.
Un fuerte ruido hizo que Richard se congelara en el sitio, completamente alerta ante lo que podría suceder.
Era fácil notar su experiencia como Stars ya que antes de intercambiar cualquier palabra parecieron pensar lo mismo cuando ambos avanzaron buscando la manera de salir de aquí. No sabían que podría haber causado ese ruido, pero no merecía la pena correr riesgos.
Richard asintió con la cabeza ante las señales de Maddison para indicarle que la había entendido. Avanzaron hasta encontrar con una puerta que parecía la única salida posible. Con señales, Chris le indicó que le cubriera mientras él abría la puerta.
Así que con cuidado se acercó mientras sujetaba el machete con la otra mano dispuesto a golpear a cualquier cosa que saliera. Finalmente la abrió.
Maddison Nivans era una cara que se alegraba mucho más de ver. Algo que aunque no era capaz de expresar con palabras ese momento esperaba que sus acciones lo pudieran expresar.
-Es una suerte, te ves mucho mejor conservando los dos brazos.
Respondió con cierta impasibilidad y cierto tono desapegado que ya no conservaba la calidad de antaño. Solo la forma desapegada de hablar que se había formado durante el apocalipsis al darse cuenta de que ya nada importaba. Todos terminaban teniendo el mismo destino tarde o temprano.
Richard observó en silencio la autocompasión de la que Maddison hacía gala pero no la juzgo ni le dijo algo que la hiciera sentir mejor como habría hecho antaño.
-Mientras no te mordiera ningún muerto podemos decir que has salido bien parada.
FInalmente Chris término de curar a Maddison y ella se levantó de un salto. Richard escuchó la pregunta que le hizo y no le resultó precisamente agradable. No era fácil de responder, mucho menos de pensar en una respuesta adecudada que decir.
-Muchas cosas -se limitó a contestar de manera esquiva mientras se movía hacia un lado de la habitación, dejando espacio entre ellos.
Un fuerte ruido hizo que Richard se congelara en el sitio, completamente alerta ante lo que podría suceder.
Era fácil notar su experiencia como Stars ya que antes de intercambiar cualquier palabra parecieron pensar lo mismo cuando ambos avanzaron buscando la manera de salir de aquí. No sabían que podría haber causado ese ruido, pero no merecía la pena correr riesgos.
Richard asintió con la cabeza ante las señales de Maddison para indicarle que la había entendido. Avanzaron hasta encontrar con una puerta que parecía la única salida posible. Con señales, Chris le indicó que le cubriera mientras él abría la puerta.
Así que con cuidado se acercó mientras sujetaba el machete con la otra mano dispuesto a golpear a cualquier cosa que saliera. Finalmente la abrió.


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— Oh... no, claro — mi voz tembló ligeramente, tal vez fuera un cambio imperceptible, pero para mi sus palabras me hicieron recordar aquella ocasión en Nueva York en la que mordieron mi brazo. Instintivamente llevé una de mis manos hasta donde había estado la cicatriz, ya apenas se notaba, pero yo sabía que había estado allí y que costó horrores que curase. Eso me llevó a recordar que debía tener mucho cuidado, sobre todo con los demás. Chris había curado mi brazo sin problemas, sin tocar directamente la herida. No podía decírselo, ni si quiera a él. No sabía cómo reaccionaría. Pero sí que tenía una cosa clara, no podía quedarme a su lado, porque en un descuido, puede que bebiera agua de mi botella o que simplemente curando una herida mía mi sangre hiciera una jugarreta. No le podía hacer eso a Chris, así que debía huir de él. Por más que me pesara seguir sola.
Y yo no era la única esquiva, él no quiso seguir hablando del tema, yo le comprendía y por ello no insistí. Debíamos salir de aquel lugar antes de que la situación fuera a peor.
La habitación estaba limpia. Portaba mi machete en la derecha y estaba lista para desenfundar mi vieja arma si era necesario, pero no hizo falta. Mi cuerpo se relajó apenas un poco.
— Bien — susurré tan bajo, que igual Chris no me escuchó. Mediante gestos le indiqué la siguiente puerta para salir de aquella habitación. Era mucho más pequeña que la anterior, pero contaba con prácticamente los mismos utensilios. Seguramente se tratase del despacho de un enfermero. Ya solo quedaba salir por la puerta principal, me acerqué a esta y la abrí suavemente, aprovechando que tan solo quedaba entornada. Sin hacer ruido me asomé al pasillo.
— Parece despejado — expliqué en voz baja. Fui abriendo algo más la puerta para salir de allí. Al fondo del pasillo quedaba la entrada de urgencias. Podríamos salir por allí, pero de golpe se hizo tan largo... Comencé a caminar de forma ligera, esquivando un par de cuerpos, un carrito tirado... Y de nuevo otro ruido, pero este era diferente, ya que era un gruñido de una de esas criaturas, al girarme lo vi. Era uno de esos malditos perros, como aquella noche en Arklay.
— Oh Chris, no podía ser otra cosa, no, tenía que ser eso... — solté sarcástica. Les tenía pavor, fueron la primera aberración de Umbrella a la que me enfrentaba y por tanto había en ellos algo que me producían un miedo mayor, casi irracional.
— ¡Vámonos! — empecé a correr hacia la salida. Aquel sabueso estaba solo, pero solían ir en grupo y sería un auténtico problema. Si alcanzábamos la salida antes tal vez tuviéramos una oportunidad de encerrarlo allí.
Y yo no era la única esquiva, él no quiso seguir hablando del tema, yo le comprendía y por ello no insistí. Debíamos salir de aquel lugar antes de que la situación fuera a peor.
La habitación estaba limpia. Portaba mi machete en la derecha y estaba lista para desenfundar mi vieja arma si era necesario, pero no hizo falta. Mi cuerpo se relajó apenas un poco.
— Bien — susurré tan bajo, que igual Chris no me escuchó. Mediante gestos le indiqué la siguiente puerta para salir de aquella habitación. Era mucho más pequeña que la anterior, pero contaba con prácticamente los mismos utensilios. Seguramente se tratase del despacho de un enfermero. Ya solo quedaba salir por la puerta principal, me acerqué a esta y la abrí suavemente, aprovechando que tan solo quedaba entornada. Sin hacer ruido me asomé al pasillo.
— Parece despejado — expliqué en voz baja. Fui abriendo algo más la puerta para salir de allí. Al fondo del pasillo quedaba la entrada de urgencias. Podríamos salir por allí, pero de golpe se hizo tan largo... Comencé a caminar de forma ligera, esquivando un par de cuerpos, un carrito tirado... Y de nuevo otro ruido, pero este era diferente, ya que era un gruñido de una de esas criaturas, al girarme lo vi. Era uno de esos malditos perros, como aquella noche en Arklay.
— Oh Chris, no podía ser otra cosa, no, tenía que ser eso... — solté sarcástica. Les tenía pavor, fueron la primera aberración de Umbrella a la que me enfrentaba y por tanto había en ellos algo que me producían un miedo mayor, casi irracional.
— ¡Vámonos! — empecé a correr hacia la salida. Aquel sabueso estaba solo, pero solían ir en grupo y sería un auténtico problema. Si alcanzábamos la salida antes tal vez tuviéramos una oportunidad de encerrarlo allí.
- Dados:
- DADO 1: ¿Hay algún peligro en la siguiente habitación?
DADO 2: En caso de ser positivo. ¿El qué? Si no está en la habitación siguiente, estará en otro lado del hospital, siendo lo que ha ocasionado el ruido.


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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
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Richard abrió la puerta para seguir avanzando junto a su compañera. Era una sala completamente limpia de la que no parecía que pudieran sacar absolutamente nada de utilidad. Ya solo quedaba salir de aquel edificio, ¿y después que? Richard había tratado de escapar del pasado, dejar a todos atrás porque creía que ya nadie podría seguir vivo pero ahora estaba Maddison. No era la primera persona que veía de su pasado pero sí con la primera que podría imaginarse sobreviviendo juntos. Ir de un lado a otro del mundo haciendo frente a los peligros como un equipo. ¿Debería decirle que había cambiado de nombre o volvería a llamarse Chris? No, ya no era aquel Chris, pero esa charla era mejor llevarla en cualquier otro momento.
Entonces una serie de gruñidos que le resultaban muy familiares hicieron que se sobresaltara y se pusiera en tensión de inmediato. Sin dejar de avanzar, agarró su bolsa de viaje y sacó su recién adquirida goverment. Sabía que una pistola o un hacha no sería suficiente para acabar con esas criaturas rápidamente. Necesitaba algo potente, pues además de ser mucho más resistentes que los zombies su velocidad les convertía en criaturas sumamente peligrosas. Mucho más de lo que podrían parecer en un primer momento.
¡Richard siguió a Maddison en un intento de correr hacia la salida de emergencia y encerrar al perrito ahí. Sin embargo cuando ya se encontraba muy cerca de la puerta, escuchar los gruñidos junto con las pisadas cada vez más cerca de ellos, le alertaron de que no lo lograría. Así que rápidamente se volteó al mismo tiempo que alzaba su revólver y disparó tratando de acertar al animal muerto. Pero este fue mucho más rápido y esquivó el disparo, lo único que logro hacer es Chris es apartarse rápidamente cuando el can estaba apunto de acertare con un salto.
El cerberus aterrizó detrás de Richard interponiéndose entre él y Maddison, quién podría tratar de escapar por la puerta sí así lo deseaba. Richard caminó varios pasos hacia atrás para ganar distancia con el cerberus, al mismo tiempo que preparaba su revólver para otro disparo.
Richard abrió la puerta para seguir avanzando junto a su compañera. Era una sala completamente limpia de la que no parecía que pudieran sacar absolutamente nada de utilidad. Ya solo quedaba salir de aquel edificio, ¿y después que? Richard había tratado de escapar del pasado, dejar a todos atrás porque creía que ya nadie podría seguir vivo pero ahora estaba Maddison. No era la primera persona que veía de su pasado pero sí con la primera que podría imaginarse sobreviviendo juntos. Ir de un lado a otro del mundo haciendo frente a los peligros como un equipo. ¿Debería decirle que había cambiado de nombre o volvería a llamarse Chris? No, ya no era aquel Chris, pero esa charla era mejor llevarla en cualquier otro momento.
Entonces una serie de gruñidos que le resultaban muy familiares hicieron que se sobresaltara y se pusiera en tensión de inmediato. Sin dejar de avanzar, agarró su bolsa de viaje y sacó su recién adquirida goverment. Sabía que una pistola o un hacha no sería suficiente para acabar con esas criaturas rápidamente. Necesitaba algo potente, pues además de ser mucho más resistentes que los zombies su velocidad les convertía en criaturas sumamente peligrosas. Mucho más de lo que podrían parecer en un primer momento.
¡Richard siguió a Maddison en un intento de correr hacia la salida de emergencia y encerrar al perrito ahí. Sin embargo cuando ya se encontraba muy cerca de la puerta, escuchar los gruñidos junto con las pisadas cada vez más cerca de ellos, le alertaron de que no lo lograría. Así que rápidamente se volteó al mismo tiempo que alzaba su revólver y disparó tratando de acertar al animal muerto. Pero este fue mucho más rápido y esquivó el disparo, lo único que logro hacer es Chris es apartarse rápidamente cuando el can estaba apunto de acertare con un salto.
El cerberus aterrizó detrás de Richard interponiéndose entre él y Maddison, quién podría tratar de escapar por la puerta sí así lo deseaba. Richard caminó varios pasos hacia atrás para ganar distancia con el cerberus, al mismo tiempo que preparaba su revólver para otro disparo.


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Todo ocurrió demasiado deprisa. Un terrible recuerdo se apoderó de mi mente, ya habíamos vivido algo similar a nuestra llegada a Arklay, mi respiración se intensificó conforme recordaba los gritos de dolor y terror. Odiaba a esas criaturas, eran lo peor.
Chris y yo corríamos con fuerza hacia la salida cuando el maldito can de Umbrella se interpuso entre ambos. Alcé mi arma tras que Chris disparase y sin pensarlo dos veces apreté el gatillo. Tratando de acertar en el monstruo, pero ya era tarde, saltaba hacia mi, sin poder esquivarlo ambos caímos al suelo. Interpuse mi brazo, el herido y la criatura trató de morderme, justo por encima del improvisado vendaje. Afortunadamente logré empujar al perro para que no realizarse un mordisco demasiado grande, igualmente me llevé diferentes arañazos por el brazo. Grité a la vez que le apartaba de un empujón y trataba de correr, casi gateando en la dirección de Chris.
La sangre caía por mi brazo, a saber si de mi herida inicial o de los rasguños que me había hecho él. Sujeté mi brazo y miré a mi antiguo compañero. Apenas podía sujetar mi arma ahora. El perro se interponía entre nosotros y la salida. Nos miraba desafiante, no tardaría en atacar de nuevo.
— Mata a esa cosa — pedí con la voz partida por culpa del dolor y del cansancio. Con cierto tono de rabia, pues no olvidaba, era imposible olvidar lo sucedido en la mansión Spencer.
Chris y yo corríamos con fuerza hacia la salida cuando el maldito can de Umbrella se interpuso entre ambos. Alcé mi arma tras que Chris disparase y sin pensarlo dos veces apreté el gatillo. Tratando de acertar en el monstruo, pero ya era tarde, saltaba hacia mi, sin poder esquivarlo ambos caímos al suelo. Interpuse mi brazo, el herido y la criatura trató de morderme, justo por encima del improvisado vendaje. Afortunadamente logré empujar al perro para que no realizarse un mordisco demasiado grande, igualmente me llevé diferentes arañazos por el brazo. Grité a la vez que le apartaba de un empujón y trataba de correr, casi gateando en la dirección de Chris.
La sangre caía por mi brazo, a saber si de mi herida inicial o de los rasguños que me había hecho él. Sujeté mi brazo y miré a mi antiguo compañero. Apenas podía sujetar mi arma ahora. El perro se interponía entre nosotros y la salida. Nos miraba desafiante, no tardaría en atacar de nuevo.
— Mata a esa cosa — pedí con la voz partida por culpa del dolor y del cansancio. Con cierto tono de rabia, pues no olvidaba, era imposible olvidar lo sucedido en la mansión Spencer.
- Dados:
- Dado 1 - Mi disparo. 4 + 4 = 8.
Dado 2 - Mi defensa. 3 + 4 = 7.
Dado 3 - Ataque perro. 8 + 3 = 11.
Dado 4 - Defensa perro. 7 + 2 = 9.
PV 30 - 10 = 20.


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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
La situación empeoraba por momentos. El can esquivó el disparo de Richard y dio un salto que lo situó entre el mercenario y la chica. Richard tuvo suerte de apartarse a tiempo antes de recibir la poderosa mordedura del cerberus.
Richard dio varios pasos hacia atrás antes de que el cerberus pudiera clavarle su poderosa dentadura. Sus ojos lo observaban famélico, deseando probar carne humana. El mercenario preparó su revólver para realizar otro disparo contra el can; pero antes de que pudiera presionar el gatillo, Maddison se le adelantó.
Un ensordecedor disparo retumbó en el pasillo llamando la atención del peligroso cerberus. El aliento de Richard se le congeló en la garganta, su corazón latió de manera descontrolada, con terror. No le preocupaba morir, tenía asumido que en cualquier momento moriría. Se había hecho a la idea y ya no le importaba. Pero no había algo que le causase más terror que ver a gente que le importaba morir. Sabía que probablemente la mayoría de los que conocía ya estarían bajo tierra, pero una cosa es saberlo y otra encontrar a su apreciada compañera solo para verla morir a manos de esa bestia. El mismo tipo de monstruo que habían sido su comite de bienvenida al llegar a la mansión Spencer. ¡No, no podía permitir que eso sucediera! No pensaba permitirlo!
Apuntó al can pero ya era demasiado tarde. Pudo ver como el can se lanzaba contra su compañera, ambos cayeron al suelo y de pura suerte Addi esquivó un mordisco, pero vio cómo el animal muerto la rasguñaba en su afán por devorarla.
-¡Maddison! -Gritó Richard en una mezcla de horror, terror y furia homicida contra ese asqueroso perro.
Trato de apuntar al perro, pero el riesgo de darle por error a su compañera era demasiado. Así que tomó el hacha y se apresuró hacia el perro con pasos veloces. Llegó a ellos justo cuando Maddison consiguió quitarse al perro de encima. Chris aprovechó ese momento para lanzarle un poderoso ataque con el hacha.
Para su mala suerte, el perro fue más rápido y lo esquivo. Richard estaba tan furioso que no se dio cuenta de que era demasiado tarde hasta que el filo de su hacha terminó clavada contra el suelo. Chris dio un fuerte tirón pero no consiguió liberar su arma.
Sintió un fuerte golpe en el pecho provocado por la embestida del can y un golpe en la cabeza al estrellarse contra el suelo. Richard se dio cuenta de que tenía al can justo encima.. tratando de morderle la cara. El mercenario dobló el brazo y colocó el antebrazo en la garganta del animal haciendo presión para alejarlo de él. Giró su cabeza y se percató de que su magnum había quedado tirada en el suelo, a poca distancia de él.
Richard estiró el brazo tratando de aferrar el arma que supondría su salvación. El perro luchaba contra la resistencia que Chris ofrecía. Una lucha encarnizada en la que una décima de segundo podría suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Si el perro ganaba tendría cena hincando sus dientes en la cara de Richard, si Richard ganaba el perro pasaría a mejor vida.
Finalmente los dedos de Richard pudieron rodear la vieja arma y su brazo se movió lo suficientemente rápido para apuntar al cerberus con la magnum.
-¡HIjo de puta! -gritó el mercenario con furia antes de que su dedo apretara el gatillo. La cabeza del cerberus explotó en una oleada de sangre que salpicó por todas partes, incluida la cara de Richard.
Richard hizo fuerza y se quitó el cadáver del perro de encima mientras jadeaba, agotado y tratando de recuperar la noción de lo que le rodeaba. Lo primero en lo que pensó fue en que no se encontraba solo.
-¿Te encuentras bien? -preguntó sintiéndose agotado y como la energía se le escapa de entre los dedos tras todo lo vívido. Le costaba recordar lo que había sucedido momentos antes de que el can se le echara encima. Luego comenzó a levantarse con lentitud y pesadez. La miro directamente con urgencia al ser consciente de que no había sido el único al que ese perro se le había echado encima -¿Te ha herido?
Richard dio varios pasos hacia atrás antes de que el cerberus pudiera clavarle su poderosa dentadura. Sus ojos lo observaban famélico, deseando probar carne humana. El mercenario preparó su revólver para realizar otro disparo contra el can; pero antes de que pudiera presionar el gatillo, Maddison se le adelantó.
Un ensordecedor disparo retumbó en el pasillo llamando la atención del peligroso cerberus. El aliento de Richard se le congeló en la garganta, su corazón latió de manera descontrolada, con terror. No le preocupaba morir, tenía asumido que en cualquier momento moriría. Se había hecho a la idea y ya no le importaba. Pero no había algo que le causase más terror que ver a gente que le importaba morir. Sabía que probablemente la mayoría de los que conocía ya estarían bajo tierra, pero una cosa es saberlo y otra encontrar a su apreciada compañera solo para verla morir a manos de esa bestia. El mismo tipo de monstruo que habían sido su comite de bienvenida al llegar a la mansión Spencer. ¡No, no podía permitir que eso sucediera! No pensaba permitirlo!
Apuntó al can pero ya era demasiado tarde. Pudo ver como el can se lanzaba contra su compañera, ambos cayeron al suelo y de pura suerte Addi esquivó un mordisco, pero vio cómo el animal muerto la rasguñaba en su afán por devorarla.
-¡Maddison! -Gritó Richard en una mezcla de horror, terror y furia homicida contra ese asqueroso perro.
Trato de apuntar al perro, pero el riesgo de darle por error a su compañera era demasiado. Así que tomó el hacha y se apresuró hacia el perro con pasos veloces. Llegó a ellos justo cuando Maddison consiguió quitarse al perro de encima. Chris aprovechó ese momento para lanzarle un poderoso ataque con el hacha.
Para su mala suerte, el perro fue más rápido y lo esquivo. Richard estaba tan furioso que no se dio cuenta de que era demasiado tarde hasta que el filo de su hacha terminó clavada contra el suelo. Chris dio un fuerte tirón pero no consiguió liberar su arma.
Sintió un fuerte golpe en el pecho provocado por la embestida del can y un golpe en la cabeza al estrellarse contra el suelo. Richard se dio cuenta de que tenía al can justo encima.. tratando de morderle la cara. El mercenario dobló el brazo y colocó el antebrazo en la garganta del animal haciendo presión para alejarlo de él. Giró su cabeza y se percató de que su magnum había quedado tirada en el suelo, a poca distancia de él.
Richard estiró el brazo tratando de aferrar el arma que supondría su salvación. El perro luchaba contra la resistencia que Chris ofrecía. Una lucha encarnizada en la que una décima de segundo podría suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Si el perro ganaba tendría cena hincando sus dientes en la cara de Richard, si Richard ganaba el perro pasaría a mejor vida.
Finalmente los dedos de Richard pudieron rodear la vieja arma y su brazo se movió lo suficientemente rápido para apuntar al cerberus con la magnum.
-¡HIjo de puta! -gritó el mercenario con furia antes de que su dedo apretara el gatillo. La cabeza del cerberus explotó en una oleada de sangre que salpicó por todas partes, incluida la cara de Richard.
Richard hizo fuerza y se quitó el cadáver del perro de encima mientras jadeaba, agotado y tratando de recuperar la noción de lo que le rodeaba. Lo primero en lo que pensó fue en que no se encontraba solo.
-¿Te encuentras bien? -preguntó sintiéndose agotado y como la energía se le escapa de entre los dedos tras todo lo vívido. Le costaba recordar lo que había sucedido momentos antes de que el can se le echara encima. Luego comenzó a levantarse con lentitud y pesadez. La miro directamente con urgencia al ser consciente de que no había sido el único al que ese perro se le había echado encima -¿Te ha herido?


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El miembro 'Chris Ford' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
El disparo de la magnum de Chris fue como un jarro de agua fría, cayendo sobre mi. Me hizo reaccionar por completo. Me había quedado en mi mundo interior, en aquellos recuerdos, en un pasado terrorífico en el que no había pensado en mucho tiempo. Arklay había sido un inicio, Arklay había sido el punto de inflexión, el inicio de la auténtica pesadilla.
— ¡Estoy bien! — exclamé. — ¡Estoy bien! — repetí con la voz ahogada. — No ha llegado a tocarme — mentí, era mucho más fácil así. — Se ha abierto la herida anterior... — sollocé, eso no era mentira, la sangre caía por mi brazo y tapaba los arañazos que el can me había hecho. Sentía que no podía contarle aquello, tal vez precisamente por lo que habíamos vivido, porque se preocupara de más, porque no creyera que es verdad... porque tenía miedo de lo que pudiera decir ahora, de cómo fuera a reaccionar.
— Es solo... que... — no pude hablar, las palabras se ahogaron en mi garganta. — Esto me ha hecho revivir Arklay — respiré hondo mientras me ponía en pie llevando mi mano al brazo, para tratar de tapar la herida. Esto me hacía recordar que las cosas no eran tan sencillas, ni blanco, ni negro... que aunque nos hubiéramos encontrado no se fueran a solucionar todos nuestros problemas. Nada volvería a ser igual, por mucho que Chris Ford hubiera vuelto a mi vida, Elizabeth no regresaría a la vida, Raccoon no volvería, mi hogar, mi trabajo... nada. ¿Y qué pretendía hacer? Después de lo que había pasado. Llevaba meses esperando algo así, encontrar algo o alguien, una buena noticia... ¿Y qué coño esperaba con eso? Así que lloraba, no por la herida, no por recordar Arklay, si no porque debía asumir que el pasado se había quedado atrás, y que no podía recuperar eso, debía centrarme en todo lo que encontraba ahora.
Habían sido tres largos años, que habían pasado, poco a poco sí, agónicos, pero habían pasado y en este punto no sabía ni cómo había llegado hasta ese momento.
— Debo coser la herida, será lo mejor — expliqué. No me daba miedo como respondería un extraño a mis arañazos, pero sí Chris, así que no quería que los viera. Me aparté lo suficiente para investigar en uno de los armarios del fondo. No debíamos seguir tentando a la suerte, lo mejor era desaparecer ya de allí, pero necesitaba encontrar algo con lo que cerrar y tapar esa maldita herida.
— Que bueno... — susurré con sarcasmo. — Alguien debió dejarse aquí sus cosas — había una mochila escondida tras uno de los estantes del pasillo. Tenía comida. Saqué una de las chocolatinas y tras abrirla me la llevé a la boca sin pensarlo dos veces, necesitaba azúcar. Saqué el resto de cosas para guardarlas en mi mochila y le pasé a Chris otra de las chocolatinas.
— ¡Estoy bien! — exclamé. — ¡Estoy bien! — repetí con la voz ahogada. — No ha llegado a tocarme — mentí, era mucho más fácil así. — Se ha abierto la herida anterior... — sollocé, eso no era mentira, la sangre caía por mi brazo y tapaba los arañazos que el can me había hecho. Sentía que no podía contarle aquello, tal vez precisamente por lo que habíamos vivido, porque se preocupara de más, porque no creyera que es verdad... porque tenía miedo de lo que pudiera decir ahora, de cómo fuera a reaccionar.
— Es solo... que... — no pude hablar, las palabras se ahogaron en mi garganta. — Esto me ha hecho revivir Arklay — respiré hondo mientras me ponía en pie llevando mi mano al brazo, para tratar de tapar la herida. Esto me hacía recordar que las cosas no eran tan sencillas, ni blanco, ni negro... que aunque nos hubiéramos encontrado no se fueran a solucionar todos nuestros problemas. Nada volvería a ser igual, por mucho que Chris Ford hubiera vuelto a mi vida, Elizabeth no regresaría a la vida, Raccoon no volvería, mi hogar, mi trabajo... nada. ¿Y qué pretendía hacer? Después de lo que había pasado. Llevaba meses esperando algo así, encontrar algo o alguien, una buena noticia... ¿Y qué coño esperaba con eso? Así que lloraba, no por la herida, no por recordar Arklay, si no porque debía asumir que el pasado se había quedado atrás, y que no podía recuperar eso, debía centrarme en todo lo que encontraba ahora.
Habían sido tres largos años, que habían pasado, poco a poco sí, agónicos, pero habían pasado y en este punto no sabía ni cómo había llegado hasta ese momento.
— Debo coser la herida, será lo mejor — expliqué. No me daba miedo como respondería un extraño a mis arañazos, pero sí Chris, así que no quería que los viera. Me aparté lo suficiente para investigar en uno de los armarios del fondo. No debíamos seguir tentando a la suerte, lo mejor era desaparecer ya de allí, pero necesitaba encontrar algo con lo que cerrar y tapar esa maldita herida.
— Que bueno... — susurré con sarcasmo. — Alguien debió dejarse aquí sus cosas — había una mochila escondida tras uno de los estantes del pasillo. Tenía comida. Saqué una de las chocolatinas y tras abrirla me la llevé a la boca sin pensarlo dos veces, necesitaba azúcar. Saqué el resto de cosas para guardarlas en mi mochila y le pasé a Chris otra de las chocolatinas.


El miembro 'Maddison Nivans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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'¿Qué hay ahí?' :

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