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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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The Bad Moon Rising | Adam G.
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24 de noviembre de 2012
Por la mañana – Nueva York
New York City Police Department
Por la mañana – Nueva York
New York City Police Department
Bostezando entró en comisaría para así poder ir hacia los vestuarios y poder cambiarse, ser parte de ese departamento la estaba costando no dormir bien pero aún así intentaba dar todo de sí misma pues también estudiaba. Una vez cambiada pidió asignación para así poder caminar hacia su despacho y sentarse en la silla, tenía que revisar unos casos que habían estado pasando e incluso iba a tener que hablar con un contacto de Umbrella; había cosas que no entendía y su padre no se lo explicaba e incluso podía notar como este estaba muy alterado por todo lo que parecía que estaba pasando.
—Dumont —la voz de su padre le hizo alzar la mirada de los papeles que tenía en su mano.— El contacto de Umbrella ha llegado, te está esperando en la sala de interrogatorios.
La joven arqueó una ceja pero aún así guardó los papeles en una carpeta roja para poder tomarlos conforme se levantaba para ir hacia la puerta y dirigirse hacia el piso inferior de la comisaría, por el camino había tomado dos cafés para llevar por si este quería uno. Nada más llegar a la puerta de la sala cerró los ojos, antes de entrar y suspiró para abrirlos de nuevo y abrir la puerta; esa semana se estaba encontrando más agotada de lo normal pero aún así debía de trabajar.
—Buenos días —saludó la joven entrando por la puerta para alzar su mirada dejando ver una leve sonrisa.— ¿Ha esperado mucho? —cuestionó antes de que su voz quedara un poco en el aire, conocía a ese chico. Le había visto en más de una ocasión hablar con su padre y por ello era extraño que este estuviera ahí y más trabajando para esa empresa que a ella misma no la simpatizaba nada.


Aquella semana no podía empeorar para Adam Grier. Entre tener que encargarse de todos los trapos sucios de Umbrella, —que se volvían exponencialmente más sucios desde la masacre en Racoon City—, no poder dormir una mierda, tener que mirarse constantemente las espaldas y, para colmo de males, verse obligado a volver a la ciudad de Nueva York para entrevistarse con nada más y nada menos que policías... bueno, eso. Todo era una puta mierda. Al menos no estaba directamente en el basurero del Bronx.
Mientras esperaba a que alguien apareciera para interrogarle, —suponía que era lo que pasaría teniendo en cuenta la sala en la que estaba—, sus manos se movían instintivamente al bolsillo de su chaqueta donde se encontrarían sus cigarrillos. Demonios, cómo le gustaría fumar uno en ese momento.
Finalmente, tras lo que parecían años de espera, la puerta de la sala se abrió y entró una chica. Intuía que era varios años más joven que él. También le era levemente familiar aunque no sabría identificar de dónde exactamente. ¿Habría trabajado con ella antes, ya que era parte del departamento de policías? Umbrella tenía muchas personas en su nómina y una gran porción debajo de la mesa, por supuesto.
Sonrío de lado. — No lo suficiente como para empezar a apreciar la decoración. ¿Han pensado en borgoña para las paredes? Creo que realmente subiría el ánimo a los visitantes, como para conmemorar la ocasión. — nada cómo una tonalidad de rojo para dejar claro que la has jodido.
Mientras esperaba a que alguien apareciera para interrogarle, —suponía que era lo que pasaría teniendo en cuenta la sala en la que estaba—, sus manos se movían instintivamente al bolsillo de su chaqueta donde se encontrarían sus cigarrillos. Demonios, cómo le gustaría fumar uno en ese momento.
Finalmente, tras lo que parecían años de espera, la puerta de la sala se abrió y entró una chica. Intuía que era varios años más joven que él. También le era levemente familiar aunque no sabría identificar de dónde exactamente. ¿Habría trabajado con ella antes, ya que era parte del departamento de policías? Umbrella tenía muchas personas en su nómina y una gran porción debajo de la mesa, por supuesto.
Sonrío de lado. — No lo suficiente como para empezar a apreciar la decoración. ¿Han pensado en borgoña para las paredes? Creo que realmente subiría el ánimo a los visitantes, como para conmemorar la ocasión. — nada cómo una tonalidad de rojo para dejar claro que la has jodido.
No era de las personas que juzgaba a los demás pero sabía que, o al menos intuía, la compañía de Umbrella podría estar escondiendo algo que podría poner en peligro a la humanidad; aunque fuera para poder beneficiarse de todo. Al menos en la carpeta que tenía en sus manos había recopilado bastante información tanto de Tricell como de esa gran corporación, ¿estarían ambas corporaciones metidas en el ajo?
Dejó la carpeta en la mesa y ambos cafés, uno de ellos lo puso ante el chico para así poder abrir la carpeta conforme le escuchaba. Al escuchar la 'broma' sobre pintar las paredes de la habitación de ese tipo de tonalidad alzó la mirada arqueando una ceja.
—O les haría tener pesadillas —añadió con tono jocoso sonriendo para, cinco segundos después, dejar de sonreír.— Tengo una serie de preguntas que me gustaría que respondieses y espero que todas las respuestas que me des, sean ciertas.
No le simpatizaba mucho el tener que interrogar a alguien que había estado trabajado para Umbrella pero aún así debía de hacerlo o eso es lo que su padre quería que hiciera, aunque ahora que lo pensaba su padre no le decía mucho sobre la situación que había pasado en Racoon City; sabía que este había ido allí a hacer algunas cosas pero no le contaba nada.
—Espero que no te importe que grabe la conversación —comentó la joven sacando una grabadora para encender esta.— “24 de noviembre del 2012, Nueva York. Soy la agente Dumont del departamento de policía de Nueva York, tengo delante de mí a Adam Grier; procedo a hacerle unas preguntas...” —su mirada estaba fija en la grabadora para cerciorarse de que estaba encendida, una vez dicha la introducción sacó un bolígrafo y su cuaderno para sentarse mirando hacia el chico.
—Quiero que me diga exactamente lo que pasó en Racoon City —soltó la joven fijando su mirada en el contrario.
Dejó la carpeta en la mesa y ambos cafés, uno de ellos lo puso ante el chico para así poder abrir la carpeta conforme le escuchaba. Al escuchar la 'broma' sobre pintar las paredes de la habitación de ese tipo de tonalidad alzó la mirada arqueando una ceja.
—O les haría tener pesadillas —añadió con tono jocoso sonriendo para, cinco segundos después, dejar de sonreír.— Tengo una serie de preguntas que me gustaría que respondieses y espero que todas las respuestas que me des, sean ciertas.
No le simpatizaba mucho el tener que interrogar a alguien que había estado trabajado para Umbrella pero aún así debía de hacerlo o eso es lo que su padre quería que hiciera, aunque ahora que lo pensaba su padre no le decía mucho sobre la situación que había pasado en Racoon City; sabía que este había ido allí a hacer algunas cosas pero no le contaba nada.
—Espero que no te importe que grabe la conversación —comentó la joven sacando una grabadora para encender esta.— “24 de noviembre del 2012, Nueva York. Soy la agente Dumont del departamento de policía de Nueva York, tengo delante de mí a Adam Grier; procedo a hacerle unas preguntas...” —su mirada estaba fija en la grabadora para cerciorarse de que estaba encendida, una vez dicha la introducción sacó un bolígrafo y su cuaderno para sentarse mirando hacia el chico.
—Quiero que me diga exactamente lo que pasó en Racoon City —soltó la joven fijando su mirada en el contrario.


Se encogió de hombros a la respuesta de la chica, volviendo a sonreír de lado. No parecía que le interesara mucho las pesadillas que podrían invocar la tonalidad de las paredes.
Así mismo, alzó una mano a lo de grabar la conversación, como dándole su permiso. No tenía duda de que lo haría de cualquier forma. Alzó una ceja al escuchar su apellido. Ah, de ahí la conocía. No era la primera vez que Adam trabaja con un Dumont en esa línea de trabajo.
Adam esperaba a saber cuál de los grandes secretos de Umbrella sería el que la señorita Dumont buscara revelar. Tenían tantos. Era como jugar al bingo o la lotería. En el silencio entre ambos, Adam podía escuchar el golpeteo de la rueda decidiendo a través del azar la respuesta. Paró, una pequeña pelota golpeó contra sus barandas y luego fue abierta con un suave crack. Mentalmente colocó la pieza en el ganador.
Raccoon City. Claro que se trataba de Raccoon City. De una larga lista de secretos, ese era definitivamente el peor.
Pero claro, Adam no podía expresar sus pensamientos físicamente. Asintió, poniendo una expresión más sombría, adecuada para hablar de una catástrofe de ese nivel. Aunque debía admitir que no era del todo fingida… Raccoon City… Definitivamente había cambiado un par de cosas para él.
— Raccoon City… Pues no sé que contarle. — negó, poniendo sus pensamientos en orden e inclinándose sobre la mesa, juntando sus manos. — No sé que tanto le dijeron de mí, pero debería comenzar con que trabajo como músculo. Evitar robos, asegurar el éxito de encargos. Honestamente, el 29 de febrero comenzó como un día cualquiera. — se encogió de hombros. Un tinte de incredulidad en la voz. — Fue unas horas más tarde, lindando en la noche que nos pidieron hacer un viaje a Raccoon. — se encogió de hombros. — Habían rumores, claro, es imposible que no existieran. El laboratorio llevaba un rato en silencio total. Umbrella quería saber que sucedía así que nos envió a investigar.
Cambió su posición, recostándose esta vez en la silla mientras pasaba las manos por sus ojos. — Cielos, el desastre… Estábamos a… Como a una media hora, tal vez menos, de Raccoon cuándo sucedió la explosión. Suficiente para evitarla y aún poder observar la nube radioactiva en todo su esplendor… — Extrañamente, había muchas verdades en sus palabras. La diferencia principal es que se encontraban escapando de Raccoon City, no entrando. — Hicimos lo que pudimos pensar. Llamamos a Umbrella, nos dijeron que tomáramos refugio en la ciudad más cercana y esperáramos apoyo. Luego tuvimos que esperar un tiempo a que la radiación bajara antes de poder explorar la ciudad.
Así mismo, alzó una mano a lo de grabar la conversación, como dándole su permiso. No tenía duda de que lo haría de cualquier forma. Alzó una ceja al escuchar su apellido. Ah, de ahí la conocía. No era la primera vez que Adam trabaja con un Dumont en esa línea de trabajo.
Adam esperaba a saber cuál de los grandes secretos de Umbrella sería el que la señorita Dumont buscara revelar. Tenían tantos. Era como jugar al bingo o la lotería. En el silencio entre ambos, Adam podía escuchar el golpeteo de la rueda decidiendo a través del azar la respuesta. Paró, una pequeña pelota golpeó contra sus barandas y luego fue abierta con un suave crack. Mentalmente colocó la pieza en el ganador.
Raccoon City. Claro que se trataba de Raccoon City. De una larga lista de secretos, ese era definitivamente el peor.
Pero claro, Adam no podía expresar sus pensamientos físicamente. Asintió, poniendo una expresión más sombría, adecuada para hablar de una catástrofe de ese nivel. Aunque debía admitir que no era del todo fingida… Raccoon City… Definitivamente había cambiado un par de cosas para él.
— Raccoon City… Pues no sé que contarle. — negó, poniendo sus pensamientos en orden e inclinándose sobre la mesa, juntando sus manos. — No sé que tanto le dijeron de mí, pero debería comenzar con que trabajo como músculo. Evitar robos, asegurar el éxito de encargos. Honestamente, el 29 de febrero comenzó como un día cualquiera. — se encogió de hombros. Un tinte de incredulidad en la voz. — Fue unas horas más tarde, lindando en la noche que nos pidieron hacer un viaje a Raccoon. — se encogió de hombros. — Habían rumores, claro, es imposible que no existieran. El laboratorio llevaba un rato en silencio total. Umbrella quería saber que sucedía así que nos envió a investigar.
Cambió su posición, recostándose esta vez en la silla mientras pasaba las manos por sus ojos. — Cielos, el desastre… Estábamos a… Como a una media hora, tal vez menos, de Raccoon cuándo sucedió la explosión. Suficiente para evitarla y aún poder observar la nube radioactiva en todo su esplendor… — Extrañamente, había muchas verdades en sus palabras. La diferencia principal es que se encontraban escapando de Raccoon City, no entrando. — Hicimos lo que pudimos pensar. Llamamos a Umbrella, nos dijeron que tomáramos refugio en la ciudad más cercana y esperáramos apoyo. Luego tuvimos que esperar un tiempo a que la radiación bajara antes de poder explorar la ciudad.
Conforme Grier le iba explicando lo que había sucedido en Raccoon City, la joven Dumont iba escribiendo en su bloc. No es que no le creyera pero algo le decía que le estaba diciendo medias verdades, nunca había hablado con nadie de Umbrella ni conocía a nadie que trabajara para ellos aunque ahora dudaba mucho de su padre; ¿por qué? Este había estado muy raro los últimos meses, todo indicaba a que o le estaba mintiendo o escondía algo.
—¿Umbrella siendo tan considerados? —cuestionó ante las últimas palabras del contrario, sabía que la grabadora seguía encendida pero poco le importaba pues eso su padre no lo iba a escuchar y se había asegurado de ser la única en la sala; tampoco había nadie detrás del cristal polarizado.— ¿El apoyo que les dijo Umbrella que les iba a mandar, llegó?
Era una pregunta un tanto crucial pues aunque no había conocido a nadie que trabajara para ellos, sabía que los padres de uno de sus amigos formaban parte de Tricell y que esa compañía trabajaba para la gran corporación.
—Puedes ser totalmente sincero conmigo —comentó con total seguridad alzando su mirada del bloc que tenía ante ella.— En estos casos habría alguien detrás del cristal polarizado pero no, ni mi padre sabe que estoy grabando esta conversación; todo lo que digas no será escuchado por nadie más, así que... No tienes que preocuparte por nada.
Sus palabras eran francas y podía notarse por su semblante, no estaba mintiendo. Toda esa conversación era para ella misma pues a escondidas de su padre estaba investigando a Umbrella y sabía que eso iba a ser un peligro pero quería saber de qué palo iban y quiénes estaban al mando.
—¿Umbrella siendo tan considerados? —cuestionó ante las últimas palabras del contrario, sabía que la grabadora seguía encendida pero poco le importaba pues eso su padre no lo iba a escuchar y se había asegurado de ser la única en la sala; tampoco había nadie detrás del cristal polarizado.— ¿El apoyo que les dijo Umbrella que les iba a mandar, llegó?
Era una pregunta un tanto crucial pues aunque no había conocido a nadie que trabajara para ellos, sabía que los padres de uno de sus amigos formaban parte de Tricell y que esa compañía trabajaba para la gran corporación.
—Puedes ser totalmente sincero conmigo —comentó con total seguridad alzando su mirada del bloc que tenía ante ella.— En estos casos habría alguien detrás del cristal polarizado pero no, ni mi padre sabe que estoy grabando esta conversación; todo lo que digas no será escuchado por nadie más, así que... No tienes que preocuparte por nada.
Sus palabras eran francas y podía notarse por su semblante, no estaba mintiendo. Toda esa conversación era para ella misma pues a escondidas de su padre estaba investigando a Umbrella y sabía que eso iba a ser un peligro pero quería saber de qué palo iban y quiénes estaban al mando.


Adam resistió la sonrisa lobuna que quería salir de sus labios ante la incredulidad de la mujer. Por supuesto, tenía toda la razón del mundo para poseer tan mala imagen de Umbrella y, sin embargo, se preguntaba qué más esperaba. Las palabras consiguientes de ella lo dejaban claro. Pero, ¿cuál era su objetivo final? ¿Conseguir trapos sucios de Umbrella? Siendo que formaban parte de la subsistencia de Adam, esperaba demasiado.
— Señorita Dumond, no sé qué espera de mí en estos momentos. Vine a Nueva York en pos de Umbrella para resolver sus dudas respecto a lo acontecido en Racoon City. Es por su voluntad que estamos frente a frente, con usted interrogándome. ¿Qué ganaría mintiendo en esta situación? — mucho, porque Keira Dumont no tenía idea de la gran red de mentiras que se escondía tras la organización Umbrella. Suspiró. — ¿Quiere la verdad? La verdad es que era demasiado tarde. Con el tiempo que estuvimos esperando a que bajara la radiación, no importaba cuánta gente enviarán a ayudarnos, Racoon City había sido completamente destruida. La verdad es que aún me despierto en la noche, pensando en los cadáveres, de todos los tamaños, calcinados y destruidos por la fuerza de la explosión.
Aunque no todo era verdad, Keira Dumont probablemente captaría cierta honestidad en él, el horror que se proyectaba en sus ojos porque, aunque no estaban calcinados por ninguna explosión, Adam Grier podía recordar a la perfección cada uno de los cuerpos, del océano de cuerpos que su equipo neutralizó en Racoon City. Podía recordarlo a la perfección, el aroma a pólvora, a sangre y a cuerpos en descomposición; los gritos de aquellos que se daban cuenta que su supuesta salvación era en realidad su perdición y… Adam parpadeó, frunciendo el ceño. De repente, los gritos se volvieron más tangibles, parecía que dejó de ser la única persona en escucharlos. — ¿Qué es eso? ¿Qué sucede? — se paró de inmediato, por inercia, buscando respuestas que Dumont probablemente no tuviera.
— Señorita Dumond, no sé qué espera de mí en estos momentos. Vine a Nueva York en pos de Umbrella para resolver sus dudas respecto a lo acontecido en Racoon City. Es por su voluntad que estamos frente a frente, con usted interrogándome. ¿Qué ganaría mintiendo en esta situación? — mucho, porque Keira Dumont no tenía idea de la gran red de mentiras que se escondía tras la organización Umbrella. Suspiró. — ¿Quiere la verdad? La verdad es que era demasiado tarde. Con el tiempo que estuvimos esperando a que bajara la radiación, no importaba cuánta gente enviarán a ayudarnos, Racoon City había sido completamente destruida. La verdad es que aún me despierto en la noche, pensando en los cadáveres, de todos los tamaños, calcinados y destruidos por la fuerza de la explosión.
Aunque no todo era verdad, Keira Dumont probablemente captaría cierta honestidad en él, el horror que se proyectaba en sus ojos porque, aunque no estaban calcinados por ninguna explosión, Adam Grier podía recordar a la perfección cada uno de los cuerpos, del océano de cuerpos que su equipo neutralizó en Racoon City. Podía recordarlo a la perfección, el aroma a pólvora, a sangre y a cuerpos en descomposición; los gritos de aquellos que se daban cuenta que su supuesta salvación era en realidad su perdición y… Adam parpadeó, frunciendo el ceño. De repente, los gritos se volvieron más tangibles, parecía que dejó de ser la única persona en escucharlos. — ¿Qué es eso? ¿Qué sucede? — se paró de inmediato, por inercia, buscando respuestas que Dumont probablemente no tuviera.
—La verdad, es lo que espero —sentenció dejando ver una sonrisa ladina para poder volver a poner una cara seria.— Créeme, me ha costado mucho el que mi padre me dejara a mí estar aquí; él mismo quería estar frente a ti para poder hablar contigo y sé que Umbrella tiene muchos trapos sucios para ser sacados a la luz.
Ladeó su cabeza con incredulidad, estaba claro que ese cuento ya le sabía. Sabía que Umbrella era capaz de muchas cosas pero lo de Racoon City le había dejado sin palabras, recordó cuando su padre sin querer mencionó algo de lo pasado allí y que cuando le preguntó este rehuía de responder e incluso tuvo alguna que otra discusión con él. Creía a Adam, pues podía notar en su mirada que recordar lo que estaba describiendo no era nada agradable por lo que antes de pasar a la siguiente parte de la entrevista escuchó algo de barullo en la primera planta pero para era ella algo normal pues sabía que habrían cazado a algún indigente o drogadicto haciendo de las suyas.
—No es nada, es algo que siempre pasa —dijo alzando sus manos al aire haciendo un gesto para que este volviera a sentarse, lo que le faltaba ahora era que su entrevistado se alertara pero obviamente lo siguiente que sucedió le hizo levantarse de un salto pues se escuchó una explosión detrás de la comisaría, ya que donde se encontraban era justo en la planta baja.— Vale, eso no es normal.
Tomó la grabadora para poder apagarla y recogió sus cosas, las metió en su bolsa y se la colocó para tomar su arma. Sabía que los ciudadanos estaban un poco alertados con lo que había pasado en ciertas ciudades por lo que ella siempre iba armada, simplemente por protocolo y por su propia seguridad.
—Será mejor que me sigas, estoy segura de que alguien ha intentado atentar contra este lugar —comentó ella caminando hacia la puerta de la sala para abrirla y mirar hacia los costados, le hizo una seña para que le siguiera. Le iba a llevar a la segunda planta que es donde ella tenía su despacho, pues de allí le llevaría a una zona más segura.
Ladeó su cabeza con incredulidad, estaba claro que ese cuento ya le sabía. Sabía que Umbrella era capaz de muchas cosas pero lo de Racoon City le había dejado sin palabras, recordó cuando su padre sin querer mencionó algo de lo pasado allí y que cuando le preguntó este rehuía de responder e incluso tuvo alguna que otra discusión con él. Creía a Adam, pues podía notar en su mirada que recordar lo que estaba describiendo no era nada agradable por lo que antes de pasar a la siguiente parte de la entrevista escuchó algo de barullo en la primera planta pero para era ella algo normal pues sabía que habrían cazado a algún indigente o drogadicto haciendo de las suyas.
—No es nada, es algo que siempre pasa —dijo alzando sus manos al aire haciendo un gesto para que este volviera a sentarse, lo que le faltaba ahora era que su entrevistado se alertara pero obviamente lo siguiente que sucedió le hizo levantarse de un salto pues se escuchó una explosión detrás de la comisaría, ya que donde se encontraban era justo en la planta baja.— Vale, eso no es normal.
Tomó la grabadora para poder apagarla y recogió sus cosas, las metió en su bolsa y se la colocó para tomar su arma. Sabía que los ciudadanos estaban un poco alertados con lo que había pasado en ciertas ciudades por lo que ella siempre iba armada, simplemente por protocolo y por su propia seguridad.
—Será mejor que me sigas, estoy segura de que alguien ha intentado atentar contra este lugar —comentó ella caminando hacia la puerta de la sala para abrirla y mirar hacia los costados, le hizo una seña para que le siguiera. Le iba a llevar a la segunda planta que es donde ella tenía su despacho, pues de allí le llevaría a una zona más segura.


Keira Dumont no mostraba la preocupación que Adam esperaba de gritos repentinos en una comisaría. Aunque, por otro lado, Adam no era un extraño a lugares como eso y en más de una ocasión había visto a personas iniciando peleas con gritos incluidos; pero también conocía suficientes gritos para saber que estos eran peculiares, de miedo. Exactamente la clase que su división de Umbrella solía ocasionar. Y aun así, Dumont estaba tranquila... al menos hasta la explosión.
Grier se mordió la lengua, tragándose ese "No me digas" que tantas ganas tenía de dejar salir. Honestamente, la chica no podía saber que Adam conocía demasiado bien los gritos para saber que algo estaba mal. Su ocupación también le daba sextos sentidos para reconocer una mala situación, sus alarmas estaban a flor de piel, especialmente por el pequeño problema de que sus armas se encontrarían en un bolsillo falso en la maleta del hotel dónde se estaba quedando. Cómo detestaba ir desarmado; y claro era su suerte que algo sucediera mientras Adam estaba en una comisaría. Era su puta suerte. Tenía que ser Nueva York, siempre era esa maldita ciudad.
Asintió a la chica, colocándose detrás de ella para salir de la muerta; aun así, antes de salir del todo, su autocontrol se fue por la ventana. — Y supongo que eso tampoco es común, ¿no? — el sarcasmo era palpable y tal vez, tal vez, era una forma de liberar su tensión. O no. Tal vez sólo era un imbécil. Quién sabe.
La chica hizo una seña que Adam intuía significaba que quería que le siguiera. — ¿Cuál es el plan? Tengo la sensación que no es tu intención llevarnos de vuelta a la entrada. — su voz era baja, por supuesto, no serviría llamar la atención a ellos dos, aun cuando el pasillo entre las salas de interrogación estaba vacío.
Grier se mordió la lengua, tragándose ese "No me digas" que tantas ganas tenía de dejar salir. Honestamente, la chica no podía saber que Adam conocía demasiado bien los gritos para saber que algo estaba mal. Su ocupación también le daba sextos sentidos para reconocer una mala situación, sus alarmas estaban a flor de piel, especialmente por el pequeño problema de que sus armas se encontrarían en un bolsillo falso en la maleta del hotel dónde se estaba quedando. Cómo detestaba ir desarmado; y claro era su suerte que algo sucediera mientras Adam estaba en una comisaría. Era su puta suerte. Tenía que ser Nueva York, siempre era esa maldita ciudad.
Asintió a la chica, colocándose detrás de ella para salir de la muerta; aun así, antes de salir del todo, su autocontrol se fue por la ventana. — Y supongo que eso tampoco es común, ¿no? — el sarcasmo era palpable y tal vez, tal vez, era una forma de liberar su tensión. O no. Tal vez sólo era un imbécil. Quién sabe.
La chica hizo una seña que Adam intuía significaba que quería que le siguiera. — ¿Cuál es el plan? Tengo la sensación que no es tu intención llevarnos de vuelta a la entrada. — su voz era baja, por supuesto, no serviría llamar la atención a ellos dos, aun cuando el pasillo entre las salas de interrogación estaba vacío.
Sabía que desde lo de Racoon City las personas de a pie se habían vuelto un tanto paranoicas pues las noticias de que algo allí había pasado, habían viajado hasta Nueva York. Aunque aparentemente los medios se las habían ingeniado para que todo ello no saliera a la luz, a pesar de sus esfuerzos las personas, o más bien los conspiranoicos, se las habían ingeniado para hacer que las fuerzas del orden, en general, tuvieran mucho trabajo.
Una vez abrió la puerta y escuchó a Adam soltar esa frase con sarcasmo le miró enarcando una ceja para así poder proceder a guiarle hacia las escaleras que daban a la primera planta, en esta no se escuchaba tanto jaleo. “Es raro que todos sigan a lo suyo” pensó pero no lo dijo, por lo que procedió a subir las escaleras siendo seguida por el hombre.
—El plan es ver si mis compañeros saben que ha pasado e ir a por mis cosas a mi despacho —respondió parándose por un segundo en el descansillo que daba a las escaleras que guiaban a la puerta del primer piso.— Supongo que se estén encargando de los alborotadores, desde hace unos meses algunos conspiranoicos nos culpan de cosas que no tenemos ni idea.
Sin decir más abrió la puerta del primer piso para poder cerciorarse de que no pasaba nada y en efecto, sus compañeros o al menos los de la administración seguían a lo suyo aunque algunos parecían asomarse por las ventanas para ver que estaba pasando y otros parecían estar recogiendo sus cosas.
—Todo parece en orden —dijo dejando la puerta abierta para poder encaminarse hacia las escaleras que daban al segundo piso.— ¿En dónde te estás quedando? Puedo escoltarte hasta allí antes de dirigirme a mi apartamento.
Siendo ella la que guiaba el paso cuando llegó a la segunda puerta, abrió viendo así como cinco compañeros recogían sus cosas y otros tantos se encaminaban hacia las escaleras principales para proceder a dejar el lugar de trabajo. Estaba claro que su padre había dado la orden de desalojar el edificio a pesar de que sabía que al día siguiente iban a tener que volver y todo por un loco que había intentado atentar contra el edificio, pudo ver como uno de sus mejores amigos iba hacia donde se encontraban las armas para poder cerrarlo bien.
Pero ella optó en guiar a Adam hacia su despacho para así poder comenzar a recoger los papeles y carpetas, de forma rápida, donde debían estar. Iba a llevarse algún que otro documento importante, sobre todo las cosas relacionadas con su investigación.
—Keira, tu padre ha dado la orden de desalojar el edificio; ya sabes... Por precaución —uno de sus compañeros entró para entregarle unas carpetas y al ver a Adam arqueó una ceja, ella sabía que alguno del personal tenía cierta reticencia a todo lo que tuviera que ver con Umbrella y con ello saber que una de esas personas estaba allí no auguraba nada bueno pero la joven sonrió hacia Adam al ver como su compañero se largaba de allí.
—No le des importancia —dijo la joven terminando de poner unas hojas en una carpeta para meterla en su bolso.— Bien, ya tengo todo. Vamos —agarró sus cosas para salir de su despacho y guiar al hombre hacia las escaleras para ir hacia el aparcamiento.
Una vez abrió la puerta y escuchó a Adam soltar esa frase con sarcasmo le miró enarcando una ceja para así poder proceder a guiarle hacia las escaleras que daban a la primera planta, en esta no se escuchaba tanto jaleo. “Es raro que todos sigan a lo suyo” pensó pero no lo dijo, por lo que procedió a subir las escaleras siendo seguida por el hombre.
—El plan es ver si mis compañeros saben que ha pasado e ir a por mis cosas a mi despacho —respondió parándose por un segundo en el descansillo que daba a las escaleras que guiaban a la puerta del primer piso.— Supongo que se estén encargando de los alborotadores, desde hace unos meses algunos conspiranoicos nos culpan de cosas que no tenemos ni idea.
Sin decir más abrió la puerta del primer piso para poder cerciorarse de que no pasaba nada y en efecto, sus compañeros o al menos los de la administración seguían a lo suyo aunque algunos parecían asomarse por las ventanas para ver que estaba pasando y otros parecían estar recogiendo sus cosas.
—Todo parece en orden —dijo dejando la puerta abierta para poder encaminarse hacia las escaleras que daban al segundo piso.— ¿En dónde te estás quedando? Puedo escoltarte hasta allí antes de dirigirme a mi apartamento.
Siendo ella la que guiaba el paso cuando llegó a la segunda puerta, abrió viendo así como cinco compañeros recogían sus cosas y otros tantos se encaminaban hacia las escaleras principales para proceder a dejar el lugar de trabajo. Estaba claro que su padre había dado la orden de desalojar el edificio a pesar de que sabía que al día siguiente iban a tener que volver y todo por un loco que había intentado atentar contra el edificio, pudo ver como uno de sus mejores amigos iba hacia donde se encontraban las armas para poder cerrarlo bien.
Pero ella optó en guiar a Adam hacia su despacho para así poder comenzar a recoger los papeles y carpetas, de forma rápida, donde debían estar. Iba a llevarse algún que otro documento importante, sobre todo las cosas relacionadas con su investigación.
—Keira, tu padre ha dado la orden de desalojar el edificio; ya sabes... Por precaución —uno de sus compañeros entró para entregarle unas carpetas y al ver a Adam arqueó una ceja, ella sabía que alguno del personal tenía cierta reticencia a todo lo que tuviera que ver con Umbrella y con ello saber que una de esas personas estaba allí no auguraba nada bueno pero la joven sonrió hacia Adam al ver como su compañero se largaba de allí.
—No le des importancia —dijo la joven terminando de poner unas hojas en una carpeta para meterla en su bolso.— Bien, ya tengo todo. Vamos —agarró sus cosas para salir de su despacho y guiar al hombre hacia las escaleras para ir hacia el aparcamiento.


Todo estaba tranquilo en ese lado de la comisaría, lo que bien podía ser buenas o malas noticias. Al menos uno de los dos cargaba un arma en manos, sólo esperaba que Keira Dumont supiera utilizarlo adecuadamente. Y si no... que no decidiera esposar a Adam cuando tomara posesión de la misma para salvarlos a ambos.
La chica explicó la situación en un descansillo, al parecer la comisaría de policías de Nueva York se había visto plagada de amenazas y demandas por personas que le creían lo peor del universo. Adam tenía la sensación de que Keira no sabía nada de los trapos sucios de su padre y, sin poder evitarlo, bufó. — ¿De verdad? Es una lástima, puedo empatizar. — él, obviamente, conocía el largo cementerio a los pies de Umbrella; por lo que, su reclamo no era muy justo para la oficial... pero ella no lo sabía. De no ser por su intervención, Adam no estaría en Nueva York. Sentía que, como mínimo, podía tomar consuelo en tomarla del pelo.
Entró detrás de ella, encontrándose con varios empleados de la comisaría, unos seguían trabajando, otro se preparaba para abandonar el lugar. Todos lanzaban miradas de aprensión a la ventana. Alzó una ceja ante la declaración de Dumont, cuánto cuidado ponía en aquél que había mandado a llamar. — No estoy tan lejos de aquí. Puedes dejarme entre Frankfort y Pearl. — literalmente sólo tendría que caminar un minuto o dos para llegar hasta el hotel. Aún así, no estaba seguro de si se sentía cómodo con que Keira supiera el área en que se estaba quedando. Al menos no tardaría mucho más en Nueva York, hasta dónde sabía.
Pasaron por una segunda puerta, con más personas, y una tercera que llevaba a un despacho, el de Keira, probablemente. Observó cómo la chica sacaba varias carpetas y documentos, vagamente conectó los mismos con la razón de estar en la estación de policías. En otro tipo de operación tal vez intentaría ver lo que tenía, saber cuánta mierda tenían sobre Umbrella; pero desechó la idea. Tenían gente encargada de monitorear a la policía y sus avances; además, si su padre era quién creería que era... pues seguramente Umbrella supiera exactamente lo que estaban investigando.
Alguien más entró, haciendo alusión al padre de Dumont quien, sin lugar a duda, trabajaba en la comisaría. Tal vez sí que lo tenía claro. El chico que había entrado miró a Adam y este se la devolvió, esperando a que se fuera del lugar. Con las palabras de la chica, Adam hizo un gesto de indiferencia. — Nada a lo que no esté acostumbrado. — sea en las calles del Bronx, en el ejército o trabajando para Umbrella, estaba acostumbrado a que las personas desconfiaran de él por toda una miríada de razones. — Te sigo.
—Parece que te acostumbraste a que desconfiaran de ti, ¿no? —preguntó luego de guardar los documentos en sus respectivas carpetas y meter alguna que otra cosa en unas cajas para poder llevárselas consigo.
Guió al hombre hacia las escaleras del parking, para así bajarlas mientras sus compañeros hacían lo mismo; alguno que otro miraba con recelo a Adam pero ella simplemente quiso hacer caso omiso, estaba claro que tener a ese hombre ahí no parecía haber sido buena idea pero ella lo había querido así pues necesitaba poder indagar más en Umbrella y la información que él podía tener de ellos, era crucial. Al menos su padre no había puesto pegas y eso era lo suficientemente raro.
—Entonces, ¿te dejo entre Frankfort y Pearl? —preguntó ante la indicación que este le había dicho nada más llegar a su coche, colocó sus cosas, luego de abrir el maletero, ahí para poder cerrarlo e ir hacia la parte del conductor.
Había notado que cuando le preguntó en donde le dejaría, la reacción de este por lo que cuando abrió la puerta del conductor miró a Adam para poder comentar algo.
—Cuando dije lo de escoltarte, no era para tenerte vigilado —comentó con un tono de humor.— Era más bien protocolo.
Dicho eso se metió en el coche esperando que el contrario lo hiciera para así poder encender el motor, luego de poner la llave en el contacto, y poder salir de allí hacia donde Adam le había dicho.
Guió al hombre hacia las escaleras del parking, para así bajarlas mientras sus compañeros hacían lo mismo; alguno que otro miraba con recelo a Adam pero ella simplemente quiso hacer caso omiso, estaba claro que tener a ese hombre ahí no parecía haber sido buena idea pero ella lo había querido así pues necesitaba poder indagar más en Umbrella y la información que él podía tener de ellos, era crucial. Al menos su padre no había puesto pegas y eso era lo suficientemente raro.
—Entonces, ¿te dejo entre Frankfort y Pearl? —preguntó ante la indicación que este le había dicho nada más llegar a su coche, colocó sus cosas, luego de abrir el maletero, ahí para poder cerrarlo e ir hacia la parte del conductor.
Había notado que cuando le preguntó en donde le dejaría, la reacción de este por lo que cuando abrió la puerta del conductor miró a Adam para poder comentar algo.
—Cuando dije lo de escoltarte, no era para tenerte vigilado —comentó con un tono de humor.— Era más bien protocolo.
Dicho eso se metió en el coche esperando que el contrario lo hiciera para así poder encender el motor, luego de poner la llave en el contacto, y poder salir de allí hacia donde Adam le había dicho.


Una sonrisa ladeada adornó su rostro a la vez que su mente se llenaba de posibles respuestas a esa pregunta. Intenta estar en el ejército viéndote como del Medio Oriente tras el 9/11. No obstante se lo guardó, inclinándose a encogerse de hombros de forma indiferente como única respuesta. A pesar de no hablar, tal vez la chica leyera la pregunta en su mirada, en la forma en que sus ceas se alzaban ligeramente: ¿No es lo que estás haciendo tú también, en este momento? Era una pregunta que se respondía sola, la verdad.
Mientras seguía a la chica por las escaleras del parking, podía sentir la mirada de varios oficiales sobre él. Todos atentos a cualquier momento que hiciera. De verdad, ¿qué pensaban que era Umbrella? ¿Un grupo de mafiosos que querían montar lío en la comisaría, como quien quiera que les estuviera atacando en ese momento? No... las cosas en Umbrella eran un poco más complejas que eso. Ninguno de los que le miraban con tanta atención se esperarían las tumbas que yacían a los pies de Adam Grier y la corporación. Podía prácticamente saborear la sorpresa y el horror en sus rostros si alguna vez leyeran los detalles de las misiones de Adam. Todo lo que se escondía tras el perfecto disfraz de la corporación; pero, no, ni el hombre más creativo podría siquiera llegar a los talones de todo lo que hacía Umbrella a puertas cerradas. Ni Adam, en toda su utilidad, lo sabía todo.
Asintió a la pregunta de la chica, abriendo la puerta del coconductor para meterse al auto. Otra sonrisa ladeada apareció a las palabras de la chica, mirando tras la ventana a todos los compañeros de ella que aún se encontraban cerca, todos con la vista en el carro. — Oh, sí. Puedo notarlo. Claramente a tus compañeros no les llegó ese memo.
Mientras seguía a la chica por las escaleras del parking, podía sentir la mirada de varios oficiales sobre él. Todos atentos a cualquier momento que hiciera. De verdad, ¿qué pensaban que era Umbrella? ¿Un grupo de mafiosos que querían montar lío en la comisaría, como quien quiera que les estuviera atacando en ese momento? No... las cosas en Umbrella eran un poco más complejas que eso. Ninguno de los que le miraban con tanta atención se esperarían las tumbas que yacían a los pies de Adam Grier y la corporación. Podía prácticamente saborear la sorpresa y el horror en sus rostros si alguna vez leyeran los detalles de las misiones de Adam. Todo lo que se escondía tras el perfecto disfraz de la corporación; pero, no, ni el hombre más creativo podría siquiera llegar a los talones de todo lo que hacía Umbrella a puertas cerradas. Ni Adam, en toda su utilidad, lo sabía todo.
Asintió a la pregunta de la chica, abriendo la puerta del coconductor para meterse al auto. Otra sonrisa ladeada apareció a las palabras de la chica, mirando tras la ventana a todos los compañeros de ella que aún se encontraban cerca, todos con la vista en el carro. — Oh, sí. Puedo notarlo. Claramente a tus compañeros no les llegó ese memo.
No desconfiaba de él, bueno... Sí. Pero no por quién era o para quién había trabajado. Desconfiaba siempre en los desconocidos y aunque su padre hubiera querido ser él mismo el que le interrogara, consiguió ser ella quien ahora estuviera allí. Estaba claro que para dejar de desconfiar tenía que comenzar a conocer a las personas con las que se cruzaba pero tampoco es como si le quisiera como un aliado e incluso no sabía si podría interferir en su intento de saber que tramaban los de Umbrella.
No respondió, no dijo nada a pesar de que pudo ver las reacciones de sus compañeros al verla acompañada de Grier. Y también sabía que los ataques que habían estado recibiendo no eran por parte de la farmacéutica pues muchos de sus compañeros habían sido reclutados por ellos, por ser mejores y tener agallas.
—Muchos de ellos están recelosos por cosas que han ido pasando estos meses atrás —dijo simplemente mientras arrancaba el coche, luego de ponerse el cinturón.— No estamos toda la plantilla que había al principio, y tampoco he querido preguntar a mi padre donde han ido. Aunque me lo figuro.
Eso último no iba para nadie en general, ni para Adam. Sabía que su padre estaba metido en mierdas pero lo que no sabía era que esas mierdas tenían que ver con la farmacéutica y que muchos de esos compañeros se habían largado para poder estar del bando equivocado. Sin decir nada más salió del parking subterráneo encontrándose con bomberos y policías acordonando la zona pero ella giró a la derecha para poder conducir hacia la dirección que Adam le había dado.
No respondió, no dijo nada a pesar de que pudo ver las reacciones de sus compañeros al verla acompañada de Grier. Y también sabía que los ataques que habían estado recibiendo no eran por parte de la farmacéutica pues muchos de sus compañeros habían sido reclutados por ellos, por ser mejores y tener agallas.
—Muchos de ellos están recelosos por cosas que han ido pasando estos meses atrás —dijo simplemente mientras arrancaba el coche, luego de ponerse el cinturón.— No estamos toda la plantilla que había al principio, y tampoco he querido preguntar a mi padre donde han ido. Aunque me lo figuro.
Eso último no iba para nadie en general, ni para Adam. Sabía que su padre estaba metido en mierdas pero lo que no sabía era que esas mierdas tenían que ver con la farmacéutica y que muchos de esos compañeros se habían largado para poder estar del bando equivocado. Sin decir nada más salió del parking subterráneo encontrándose con bomberos y policías acordonando la zona pero ella giró a la derecha para poder conducir hacia la dirección que Adam le había dado.


Arcó una ceja ante la nueva información compartida por la agente Dumont. Aun así, pronto se dio cuenta de que debería imaginarlo. Los disturbios fuera de la estación que habían cortado precipitadamente su interrogación con Keira eran clara prueba de que las cosas en la comisaría de Nueva York no estaban tan tranquilas como uno podría suponer en cualquier otro momento. Definitivamente Adam no esperaba que las cosas acabaran de esa forma.
De cualquier forma, todo lo que inicia bien, acaba bien. Adam había acabado con sus quehaceres en Nueva York y si tenía suerte, si tenía suerte, tal vez conseguiría que le proporcionaran una salida de vuelta a cualquier otra base de operaciones de Umbrella. O incluso lo más fuera de la ciudad de lo que fuera posible. Adam no era quisquilloso, sólo quería largarse de aquella ciudad y los espectros de miseria que le perseguían a dónde quiera que fuese.
Pero más importante eran aquellas dos últimas frases que había usado la mujer. Aunque me lo figuro. Vaya. Todo ese tiempo Adam había supuesto que la inocente e ingenua señorita Dumont era ignorante a los trapos sucios de su padre; pero según parecía, tal no era el caso. Durante la interrogación había intuido que a lo mejor la pequeña Keira era más de lo que aparentaba, ahora hasta tenía una confirmación.
Para evitar mostrar su sorpresa, desvió la mirada a la ventana como si estuviera estudiando las calles. No era del todo una mentira. Puede que sus sospechas de Keira Dumont estuvieran al 1%. Eso no significaba que iba a dejar su guardia caer lo suficiente para acabar siendo inesperadamente abducido. — Bueno, nunca nadie esperó que los policías estuvieran fueran una unidad, ¿no? — si dejaba escapar algo de su condescendencia por los oficiales, era todo en favor de ocultar que sabía exactamente a lo que se refería con respecto a su padre.
Fue tanto el tiempo que pasó callado, que pronto se encontraron entre Frankfort y Pearl. Sin esperar, Adam quitó el cinturón y bajó del vehículo. — Gracias por el viaje, señorita Dumond. Espero las cosas se solucionen en su comisaría. — o no. Problemas para la policía significa que Dumond estaría demasiado preocupada con otras cosas como para seguir hurgando en la tumba de Raccon City... o todas las demás que decoraban el país, a lo largo y ancho y todas con el mismo sello de identificación: Umbrella.
Desapareció en la primera esquina que encontró como si supiera exactamente hacia donde iba. No obstante, unos minutos más tarde, resurgió tras asegurarse que el auto de Keira Dumont había desaparecido. Entonces hizo por fin el camino a su hotel.
De cualquier forma, todo lo que inicia bien, acaba bien. Adam había acabado con sus quehaceres en Nueva York y si tenía suerte, si tenía suerte, tal vez conseguiría que le proporcionaran una salida de vuelta a cualquier otra base de operaciones de Umbrella. O incluso lo más fuera de la ciudad de lo que fuera posible. Adam no era quisquilloso, sólo quería largarse de aquella ciudad y los espectros de miseria que le perseguían a dónde quiera que fuese.
Pero más importante eran aquellas dos últimas frases que había usado la mujer. Aunque me lo figuro. Vaya. Todo ese tiempo Adam había supuesto que la inocente e ingenua señorita Dumont era ignorante a los trapos sucios de su padre; pero según parecía, tal no era el caso. Durante la interrogación había intuido que a lo mejor la pequeña Keira era más de lo que aparentaba, ahora hasta tenía una confirmación.
Para evitar mostrar su sorpresa, desvió la mirada a la ventana como si estuviera estudiando las calles. No era del todo una mentira. Puede que sus sospechas de Keira Dumont estuvieran al 1%. Eso no significaba que iba a dejar su guardia caer lo suficiente para acabar siendo inesperadamente abducido. — Bueno, nunca nadie esperó que los policías estuvieran fueran una unidad, ¿no? — si dejaba escapar algo de su condescendencia por los oficiales, era todo en favor de ocultar que sabía exactamente a lo que se refería con respecto a su padre.
Fue tanto el tiempo que pasó callado, que pronto se encontraron entre Frankfort y Pearl. Sin esperar, Adam quitó el cinturón y bajó del vehículo. — Gracias por el viaje, señorita Dumond. Espero las cosas se solucionen en su comisaría. — o no. Problemas para la policía significa que Dumond estaría demasiado preocupada con otras cosas como para seguir hurgando en la tumba de Raccon City... o todas las demás que decoraban el país, a lo largo y ancho y todas con el mismo sello de identificación: Umbrella.
Desapareció en la primera esquina que encontró como si supiera exactamente hacia donde iba. No obstante, unos minutos más tarde, resurgió tras asegurarse que el auto de Keira Dumont había desaparecido. Entonces hizo por fin el camino a su hotel.
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