Segundo acto || Adam Grier

Por una fracción escasa de tiempo me sentí aliviada ante el silencio como respuesta. Pero no, Adam respondió, sí estaba vivo. Hice una mueca de fastidio, pues eso complicaba las cosas y ahora no podría simplemente marcharme, sin más. ¿Estaría muy molesto conmigo? Después de todo el daño que le había hecho... ahora encima Umbrella también. No pude evitarlo, una sonrisa curvó mis labios. Era muy irónico, pues cuando aparecieron los soldados, creí que se pondría todo en mi contra y resultó que se puso en contra de él. Sí, me resultaba hasta divertido.

- Me alegro Adam, de verdad - no mentía en realidad, aunque sabía que se me acababa de complicar mi marcha a Arcadia... no era del todo malo que el ahora desertor de Umbrella siguiera vivo. - Ahora no te importará tanto decirme la localización de la base de Umbrella, ¿no? - alcé la voz bastante, para que me escuchase. No iba a ser tan sencillo, pero que no quedase que yo no lo había intentado.

Avancé por el pasillo hasta alcanzar la cocina, esta tenía una isla en la cocina y rápida me coloqué tras ella, entre esta y el mueble del fregadero. En frente y sobre el fregadero había una ventana. Me asomé un poco; demasiados zombies, atraídos por el ruido y el fuego iban hacia la casa que había explotado. Volví a agacharme y comencé a abrir algunas puertas del mueble, las que estaban en el suelo. Vacío, con algunos productos de limpieza... y al fondo... una lata de cocacola.

La abrí y di un trago, aunque estaba caliente se agradeció...

- ¿Quieres un poco de refresco? - me quedé allí sentada, esta vez sin moverme de sitio, en la izquierda la lata, en la derecha la five seven. Si era necesario no dudaría en usarla.

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'¿Qué hay ahí?' :

Resultados :

Rodó los ojos a la respuesta de la chica. Estaba seguro de que preferiría que estuviera muerto. Desde su posición, intentó asomarse por la ventana, aunque era una situación complicada. Logró ver lo suficiente para confirmar que la explosión había llamado a una horda demonios. Demonios. Resistió la tentación de pegar la cabeza al escritorio en frustración. Lo último que necesitaba era una contusión.

Tener a la S.T.A.R.K. cerca podía ser tanto beneficioso como lo contrario. Ahora, podrían pelear entre ellos y el superviviente se enfrentaría a los zombies, bajas posibilidades de supervivencia. O podrían pelear juntos, era difícil; pero las posibilidades aumentaban radicalmente. Aun así, ¿qué pasaría después? La siguiente oración de la chica dejaba claro que aun quería información por parte de Adam.

¿Y que debería hacer él? ¿Revelar la información ahora que ya no contaba con la protección de Umbrella; si no su odio? No. No era un buen momento para tomar esas decisiones. Estaba completamente desarmado gracias a la castaña en la habitación contigua. Su valía se reduciría el momento en que aflojara la lengua.

Resopló. — ¿Esas son tus prioridades? El pueblo ha explotado, tenemos una horda debajo de nosotros y sigues pensando en Umbrella. — revisó la gaveta más cercana. No podía verla bien sin sacar la cabeza; por lo que tanteó dentro. El sonido de un material plástico le recibió. Tomó lo que había, haciendo una mueca de disgusto apenas leyó lo que era. ¿Quién demonios tenía comida para perros en su escritorio? ¿Acaso comía de esa mierda?

Sin más remedio, tomó el paquete y se movió un poco más en dirección a la puerta. A lo mejor la S.T.A.R.K. no estaba en modo agresivo si le iba ofreciendo comida. Aún tenía información relevante para evitar la muerte inmediata. Era, sin lugar a duda, una situación precaria. Por un lado, estaba seguro de que ella iba armada. Por el otro, tal vez podría quitársela en una pelea física... pero eso podría llamar la atención de los zombies. Maldición. ¿Sería la paz temporal la mejor opción?

— ¿Refresco? — comentó, su voz haciéndose más clara en cuanto se acercaba a la puerta. Sus pisadas eran lo suficientemente sonoras para que Thea le escuchara; pero no llamaran la atención. — Seguro, ¿por qué no? Iría perfecto con esta carne para perro que he encontrado. Dime, Stark, ¿guardas comida para mascotas en el escritorio? ¿Es algo normal? — aun no pasaría a la cocina, esperando a escuchar el movimiento de la castaña y preparándose en caso de que pareciera hostil. La charla superficial bien podría ser una forma de bajarle la guardia.

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'¿Qué hay ahí?' :

Resultados :

- ¿El pueblo? - pregunté enarcando una ceja. - El mundo entero se ha ido a la mierda y no contentos con eso Umbrella sigue masacrando a las víctimas, claro que siguen siendo la prioridad - traté de no gritar, lo último que necesitábamos era atraerlos a esa pequeña zona segura con la que contaban ahora. Daba por hecho que me había escuchado, él estaba cerca y mi mano se tensó más aún en torno al arma.

- ¿Qué? - fruncí el ceño. - No me refugiaba aquí, solo estaba de paso - con la suerte de encontrarlo a él... suspiré. - Te diré una cosa, para los que no les lamemos el culo a Umbrella las cosas se han complicado... igual allí abres la boquita y te dan de comer, pero aquí no - respiré hondo. Estaba más cerca, así que me moví de tal forma que quedase de cara al pasillo. Me encontraba sentada en el suelo de la cocina, entre las encimeras, por lo que no tenía aún una buena vista de Adam, la isla central de la cocina tapaba mi visión.

- Te he ofrecido una tregua, no sé si te estás dando cuenta - solté tras una pausa. Salir de allí con vida se volvía cada vez más complicado. - Las calles de lo que queda de este pueblo no tardarán en llenarse de zombies y salir será imposible, dudo que con lo que queda de cocacola y comida para mascotas aguantemos hasta que se vayan - volví a dar un sorbo a la lata. - Tu decides, pero te aviso de una cosa: me la juegas y... no saldrá bien - o por lo menos me esforzaría en que no le saliera bien. Seguí quieta, en el mismo sitio, tratando de relajar mi mano, pero me resultaba muy difícil confiar en él. Si trataba algo no dudaría en abrir fuego.

Adam no pudo evitar rodar los ojos ante la diatriba de la S.T.A.R.S. No por primera vez, se preguntaba cómo las personas podían guardar tal nivel de supuesta nobleza. Le gustaría ver sus reacciones instantáneas en las peores situaciones, las experiencias de Grier indicaban que era más lo que predicaban que lo que estaban dispuestos a hacer.

Evitando que Grayson le escuchara, suspiró. La mujer sólo tenía razón en que eran dos contra miles en ese momento y Adam tenía las de perder con sus manos vacías. En un arranque de valentía, sacó la cabeza y la mitad de su cuerpo por el arco de la cocina.

Fingió despreocupación en la forma que se apoyaba de la pared, pero sus músculos demostraban que estaba listo para echarse atrás en el momento que viera algo que no le gustaba. — Divertido eso de la tregua. Después de todo, no soy yo el que se está escondiendo con un arma en las manos, preparada a disparar. A ver qué tan dispuesta a demostrar lo que dices. — él había sido el primero demostrando una confianza que no tenía por la castaña. En cierta forma, era una acción que presentaba claramente su elección de los dos caminos que Thea Grayson, oh tan noblemente, le dejaba.

— Para futuras referencias, creo que necesitas mejorar esto de "convencer al enemigo de ayudarte" y todo eso. — una vez más, rodó los ojos aunque Grayson no pudiera verle. — ¿Eres consciente de que yo tengo el problema y eres tú, no? Después de todo, fuiste tú quién me secuestró, desarmó y torturó por información y por tí soy considerado un desertor. De verdad, S.T.A.R.S, bajo estas circunstancias, ¿se supone que soy yo el problema?

- ¿Yo soy el problema? - no pude evitar echarme a reír, de forma cansada, puede que se tratase hasta de una sonrisa triste. - Claro, porque soy yo quien trabaja con la corporación que ha reducido el mundo a ceniza, quien pese a todo ahí sigue, machacando a los pocos que han sobrevivido... - hablaba en tono molesto y sarcástico. - Así que sí, no me quedaba de otra que aprovechar la oportunidad... - suspiré. Jamás me hubiera imaginado torturando a una persona, y no es que me sintiera bien por ello, pero los tiempos habían cambiado.

- Y lo siento Adam, pero todo eso ahora me parece muy gracioso. Estuviste con los malos durante todo este tiempo, sin importarte un carajo el daño que causaban y ahora se ha vuelto contra ti. Amigo, a eso yo lo llamo Karma - volví a mirar de reojo a la ventana.

- Si quieres podemos seguir hablando, pero entonces no saldremos de aquí - añadí. - No sé hasta qué punto será seguro... y obvio que no puedo confiar en ti, ni antes ni mucho menos después de lo que te he hecho, pero habrá que hacer un esfuerzo... creo que a los dos nos compensará - no podía haber sido más sincera.

Me puse en pie finalmente, ni siquiera estaba pensando demasiado en ello, pero no había tiempo que perder, avancé hasta la entrada del pasillo y me quedé ahí, arma en mano, pero baja. - Debemos irnos ya, quieras o no... si es la segunda opción lo haré sin ti - fui tajante. Entendería perfectamente que no quisiera saber nada de mi, pero desde luego yo sentía que él podía confiar más en mi de lo que yo en él. Vale sí, le había atrapado, torturado y... sí había perdido su puesto en Umbrella, pero él me odiaba, había sido de la peor empresa que pudiera haber y... bueno, yo... ¿Hasta qué punto podía tratar de justificar mis actos? Él tenía su forma de pensar y yo la mía. Para mi él era el villano y para él yo era quien había terminado con su "buena vida" durante el fin del mundo. La mala.

- Te ayudaré a salir con vida de aquí, lo prometo, pero tienes que colaborar conmigo - solté finalmente. Y sí, ahí estaba siendo sincera, era lo único que podía decir.

Si Thea y Adam podían estar de acuerdo en algo, es que las palabras del otro sólo les daban ganas de reír y mofarse en desidia. Según sus propias palabras, ella se veía como una heroína; a diferencia de Adam, quién su trabajo con Umbrella le hacía una de las peores personas en existencia. Adam no lo negaba, no se consideraba una buena persona; pero, tampoco creía que nadie en ese mundo de pesadilla o fuera. Había experimentado de primera mano aquello de lo que Thea Grayson era capaz para cumplir con sus objetivos y, por nobles que fueran las intenciones, —Adam tenía experiencia con eso en el ejército—, nada cambiaría su verdadera naturaleza sádica.

Decidió quedarse callado, la morena tenía razón en que no valía la pena seguir conversando de ello, —ningún héroe aceptaría que tal vez el fin no justifica los medios—; pero eso no le detuvo de bufar y rodas los ojos ante sus palabras. — Sí, seguro. Lo que sea. Sigue diciéndote eso para poder dormir tranquila con todo lo que haces. — y más bajo para sí, prácticamente imposible de escuchar, especialmente con la distancia entre ellos, susurró. — De verdad, admirable que seas capaz de hacerlo... — inconscientemente llevó una mano a su bolsillo con la intención de sacar un cigarro. Claro, no encontró nada, los S.T.A.R.S le habían quitado todas sus pertenencias. — Mierda. — realmente, tal vez fuera lo mejor. Con una escapada en camino, ponerse a fumar era lo de menos. Aún así, cómo lo necesitaría si en su futuro estaba seguir lidiando con la S.T.A.R.S.

— Joder, sí. Cálmate. — ¿un punto bueno de todo esta situación? Claramente Grayson tenía una idea de lo que hacía, aunque fuera insufrible. Se separó de la pared para ir hacia la mesa del comedor, jaló ligeramente de cada pata de las sillas a su alrededor hasta encontrar una que estaba floja, —probablemente por los años que llevaba abandonada la casa—, y luego, con un jalón, despegó la pata. Girándola en su mano, se levantó para acercarse a la chica. — Como mínimo debería tener algo en las manos si vamos a hacer esta mierda. — con un gesto con la cabeza hacia la puerta, intentó converger el mensaje de que estaba esperando acción por parte de ella.

Para alguien que se enorgullecía de ser un lobo solitario, siempre había sido mejor como un soldado. Se lo repetían en el ejército, como si fuera un halago, y era la razón principal de que acabara en un lugar como Umbrella.

¿Me iba a arrepentir de aquello? Todas mis alarmas saltaban, de hecho, cuando me vi delante de Adam sentí como una sensación de auténtico pánico que me envolvía. Todo mi cuerpo me estaba diciendo que aquello no estaba bien. Le había jodido, lo normal es que no estuviera contento conmigo, aquella "cooperación" estaba destinada a fracaso. Pero de momento era su única opción.

- Contundente... - abrí mucho los ojos al ver la pata de la silla. - Bien... - fui directa hacia la mesa del salón. Acerqué la mirada a la tabla de madera, esta estaba cubierta por una gruesa capa de polvo. Así que aproveché, con mi dedo índice dibujé un esquema rápido de la calle en la que nos encontrábamos y así visualizar mejor el lugar. Llevaba allí unos días por lo que me conocía bastante los alrededores.

- Estamos en esta casa - comenté mientras iba mirando el esquema y en mi cabeza recordaba las calles. Dallas siempre decía que era la loca de los mapas y eso era por algo. Me gustaba visualizar mejor las cosas. - Este lado de la casa es el más despejado, pero hay algunos zombies, si salimos por el este debemos seguir en esa dirección, avanzar un par de calles y girar aquí - alcé la mirada hacia él. - Tengo un coche escondido en un garaje - pero no dije en que sitio exactamente.

Los zombies en el exterior se estaban agrupando en la casa de al lado, que era la que había explotado, eso les daba cierta ventaja, porque estaban yendo hacia donde habían escuchado más ruido, claro que el inconveniente era que se encontrarían a otros tantos en su huida que se dirigían hacia allí.

- En principio se están agrupando aquí al lado... - me acerqué a una de las ventanas y me asomé entre las cortinas con cuidado. - Conforme más nos alejemos de aquí mejor... pero salir no será fácil, algunos en vez de seguir se están quedando a mitad de camino - me giré hacia Adam, le observé y tras dudar unos segundos, me acerqué y le entregué uno de mis kukris, que portaba en el cinturón de armas.

- Creo que eso será mejor que un palo... solo espero que no me lo hundas en la cabeza cuando me despiste - igual hubiera sido mejor que ni ideas le diese.

- Vamos, saldremos por el patio - la parte de atrás de la casa se componía de un pequeño patio, rodeado por una valla de madera de unos dos metros de alto. En la propia valla había una puertecita de madera a la que me acerqué y abrí con mucho sigilo.

- Hay tres, nada más salir - habría que acabar con ellos directamente si queríamos avanzar. - A la de una, dos y tres... - empujé la puerta hacia afuera tratando de hacer el menor ruido posible para tratar pillarlos por sorpresa. El zombie más cercano se percató de que me acercaba y justo cuando le iba a hundir el kukri en su cabeza se giró haciendo que la hoja cortase el aire. Afortunadamente los otros dos zombies estaban algo más lejos, pues me dio tiempo a esquivarle cuando trató de morderme y yo a proveché para hundir la hoja de mi kukri en su cabeza, esta se quedó alojada en el cuello, y por más que tratase de sacarla, me resultaba imposible. El zombie logró zafarse de mi, con la mala suerte de que me empujó y ambos caímos al suelo, sentí cómo me agarraba del brazo y los dientes no tardaron en hacerse notar en mi hombro, que fue el primer sitio que encontró para morder. Ahogué el grito de dolor, apretando los dientes para evitar hacer ruido. La sangre no tardó en brotar y yo lo único que pude pensar en aquel momento, a parte de la terrible metedura de pata que acababa de cometer, que al menos, había tenido la suerte de que no hubiera mordido en el cuello.

Dados:

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#1 'Números' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

#2 Resultados :

Si algo podía decir Adam de Thea tras unos minutos de ser su aliado, es que al menos tenía una buena memoria espacial. En sus años como soldado o mercenario, había más de uno que era incapaz de ubicarse ni con un mapa 3D; pero ese no parecía ser un problema para la mujer.

Siguió sus instrucciones, notando cómo dejaba información oculta. No le sorprendía y, por más que le doliera, debía admitir que no era estúpida. Aunque debía volver a preguntárselo cuándo le ofreció uno de sus kukris. En las circunstancias actuales, no había mayor prueba de confianza y Adam era consciente de que debería agradecerle, decir algo para demostrar a Thea que no estaba cometiendo un error...

— No me tientes. — contestó, en su lugar, guiñándole un ojo, a la vez que probaba el manejo de la misma. Las armas blancas jamás habían sido sus preferidas, pero definitivamente era mejor que la pata de silla.

Salieron de la casa por la parte trasera. Thea iba primero, otra gran muestra de confianza que Adam no iba a señalar. Esperó el conteo para después seguirla, aunque no fue mucho lo que avanzó antes de que un zombie se tirara sobre ella. Vio el inicio de la pelea con vacilación y luego volteó a ver a los dos zombies en la lejanía, como ambos se dirigieran hacia ellos...

Ahora Thea estaba en el suelo con el zombie mordiéndole el hombre y lo único que podía pensar era: Mierda. Lo que le faltaba, un cuarto zombie.

Se acercó con cautela, intentando no hacerse notar por el zombie para así poder penetrarle el cráneo con la kukri. Pese a lograrlo, el zombie intentó devolver el golpe, rasgando la tela de su chaqueta. Sonidos de alerta penetraron la cabeza de Adam, como la herida fuera más alla...  Ese momento de indecisión fue lo suficiente para que terminará en el suelo, con la cabeza palpitando tras el impacto con la grava debajo de él. Aún así, persistió en hundirle la totalidad de la hoja y pronto el zombie dejó de moverse.

Rápidamente oservó la zona de impacto, por suerte no había penetrado la piel. Luego, observó la herida de Thea con ojos pasados, pero antes de decidir si valía la pena ver si tenía síntomas o no, notó que uno de los otros dos zombies ya se había acercado, probablemente atraído por la pelea anterior. El otro no debía estar lejos.

Como antes, intentó penetrarle el cráneo; pero el zombie giró para intentar morderle el brazo, causando así que la hoja cortara más que aire. Con su otra mano, Adam empujó al zombie en un reflejo, evitando por esta vez terminar de la misma forma que Thea.

Let's Go:

¿Moriría? Fue lo primero que pensé, tenía que ser más cuidadosa con aquellas cosas o acabaría bajo tierra. Y eso con suerte. Lo que ocurrió a continuación me sorprendió aún más, pues me encontraba tirada en el suelo con la mirada fija en el zombie. Un segundo, dos... se disponía a atacar y de repente, este desapareció. Adam lo había quitado de en medio. Le miré fijamente, seria, con la respiración aún agitada. No pude evitar recordar las cosas que le había hecho apenas hacía unas horas antes. Cargo de conciencia aumentando...

- ¿Estás...? - no llegué a terminar la frase, me había parecido ver sangre, y antes de confirmar nada, un segundo zombie le atacó. Me quejé en un susurro, el tercer zombie se acercaba y si no nos largábamos lo antes posible de ahí... no lo haríamos nunca, al menos no con vida. Me levanté rápidamente. Alcé el kukri, Adam no pudo hacer nada contra ese zombie, por lo que traté de ayudarlo. El hombre me dolía y me resultó muy difícil tratar de golpear al zombie. Este estaba obcecado con Adam de tal manera, que prácticamente ni me hizo caso, apenas me golpeó para ir por él. Cansada y dolida, se podría decir que ahora era muy difícil sacar fuerzas o incluso hacer gran cosa.

Íbamos a morir y yo solo podía pensar en que quería regresar a Arcadia, ya, ese pequeño lugar del mundo que había comenzado a considerar mi hogar. Me erguí rápidamente, sacando fuerzas de vete a saber dónde. Empuñé el kukri y lo hundí con toda la rabia del mundo en el rostro del zombie, justo antes de que pudiera volver a ir a por Adam. Agarré al hombre del brazo y prácticamente le empujé. Todo para girarnos hacia el tercer zombie, que estaba a prácticamente dos escasos pasos de ambos. Estábamos evitando el ruido, porque había demasiados zombies por la zona. Yo estaba agotada ya, tanto mental como físicamente. Pasé el kukri a mi izquierda, desenfundé la five seven velozmente y alcé el arma en su dirección, al tiempo que el no muerto colocaba su propia frente rozando el cañón del arma. Apreté el gatillo y el sonido de la bala se hizo eco inmediatamente. El cadáver caía hacia atrás y yo respiraba hondo. Me arrepentiría de eso.

- Debemos irnos ya - susurré. Señalé la dirección por la que avanzar. La vieja furgoneta nos esperaba en un garaje no muy lejano, tardaríamos unos tres minutos en alcanzarla. Tres minutos que se iban a hacer difíciles y muy largos. Guardé el kukri en el cinturón y me preparé con la five seven, el ruido era ya lo de menos, premiaba sobrevivir. Comencé a correr, indicando las calles por las que continuar. Esquivar zombies, ocultarnos... como pudiera para evitar todos los enfrentamientos posibles.

DADOS:

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#1 'Números' :

#1 Resultados :


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#2 'Números' :

#2 Resultados :


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#3 'Números' :

#3 Resultados :

Apenas escuchó la pregunta de Grayson, pues los gruñidos del zombie sobre sí eran todo en lo que podía concentrarse al momento. Ni siquiera en el hecho de que tal vez, para la chica, él ya estaría infectado. ¿Se daría la vuelta y le dejaría solo lidiando con los zombies o le encontraría a mitad de camino, intentando salvarle como él anterior lo había hecho? Estando tan cerca de su muerto, era un terrible momento para poner a prueba la fidelidad de su enemigo. Afortunadamente, los S.T.A.R no tenían reputación como cobardes.

Desde hace años, historias de Grayson y Arcadia rondaban la base en Nevada. Sabía, incluso de primera mano, lo peligrosa que era la mujer; no obstante, era diferente verle luchar para matar. De un sólo golpe, penetró el rostro del zombie. Adam se desestabilizó, gracias a que la chica le jaló y terminó encontrándose de lleno con el tercer zombie del escuadrón. Adam alzó el kukri para defenderse, pero antes de cruzar el espacio entre sí y el zombie, Thea le llenó los sesos de plomo.

1 a 0 a favor de los humanos. ¿El problema? El sonido del arma seguramente había alertado a todas las criaturas que se encontraran en Ogallah. Demonios, tal vez hasta el resto de Kansas lo habría escuchado, con lo decadente que era el mundo desde hace varios años.

Suspiró, efecto de lo agotado que se sentía por dentro. — No tienes que repetirlo. — siguió la dirección que le indicaba la morena, corriendo detrás de ella mientras se mantenía alerta a cualquier sonido proveniente de zombies u otros sobrevivientes. En un mundo de caos y destrucción, era más probable encontrarse enemigos que aliados.

Pasaron tres minutos antes de que llegaran a un garaje, tan destartalado como todos los edificios en el pequeño pueblo de Ogallah, Kansas. Decidió adelantarse para abrir la puerta del garaje. Aunque el dolor de cabeza no se le hiciera ningún bien, probablemente lo tendría más fácil que Thea y su hombro herido.

En el lugar no había mucho que resaltara, aparte de la furgoneta que descansaba justo en la mitad. Silbó apreciativo. Tener un vehículo decente ayudaría mucho en escapar del pueblo infestado. — Espero no hayas perdido las llaves en la diversión. — en lo que caminaba a la furgoneta, fue rebuscando entre los pocos muebles que se encontraban en el lugar. No había mucho de utilidad, excepto por un paquete de galleras Marinera. No se comparaban a cualquier otro postre o comida sustanciosa, pero definitivamente eran mejor que la comida de perro de hace un rato.

Abrió el paquete, tomando dos galletas a la vez y metiéndoselas en la boca. Lo necesitaba, no es como si los S.T.A.R se hayan molestado en alimentarlos durante su captura. — Aunque más me preocupa si puedes conducir con ese hombre. No parece haber nada aquí que se de ayuda para eso.

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'¿Qué hay ahí?' :

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