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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Cada noche [Harley]
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Al despertarse observó su reloj de pulsera, marcaba las 23:12. Se desperezó poco a poco. En menos de una hora comenzaba su turno de vigilancia, por eso había decidido echarse un rato tras cenar algo. Aquel día había pasado bastante rápido, se acercó al calendario y tachó el día 26 de mayo. Estaba tratando de llevar una cuenta de los días, un control más minucioso y eso suponía seguir unas rutinas. Se había pasado los últimos meses simplemente subsistiendo, tras el accidente en la antigua base de Los Angeles. Dormía, comía y trabajaba. Poco más, su tiempo libre lo había pasado bebiendo, bebiendo y tomando pastillas. Cualquier cosa que le hiciera dormir, hasta que decidió dejarlas. Fue la parte más difícil de su "nuevo comienzo". Una vez que logró dejar de tomarlas, comenzó a entrenar de nuevo y esto empezó a ayudarle a dormir. Su tiempo libre lo empezó a dedicar a leer y otros quehaceres más sanos.
Había estado hablando con Max y eso también le había venido bien. Y aunque se sentía mucho mejor, sentía aún una espina clavada en su piel, o mejor dicho: alguien. Harley, se sentía bastante mal por lo ocurrido la última vez que se vieron, la había estado evitando desde entonces y ella tampoco había vuelto a hablar con él, era como si ambos hubieran decidido mantenerse alejados. Y eso le quemaba, no le dejaba tranquilo de hecho, se había pasado los últimos meses pensando en ella. ¿Qué podía hacer o decir? Nada, había llegado a la conclusión de que Harley estaba mejor sin él, por mucho que la echara de menos, porque así era. Salir a la superficie con ella había sido un gran error, la puso en peligro. Por ello decidió olvidarse de su deseo de regresar al SSU... Si no era ella sería otro y sabía que Harls no lo dejaría solo, que querría formar equipo con él. Acabaría muriendo por su culpa.
Math se preparó para su turno, se dio una ducha rápida y se vistió con el uniforme. A las doce en punto estaba ya en su puesto de vigilancia despidiendo a Nick, que se iba a dormir directamente. Tenía un turno hasta las ocho de la mañana. Le gustaban los turnos nocturnos porque luego tenía algunos días más de descanso seguidos y además, eran horas en las que apenas tenía que lidiar con nadie, prácticamente todo el mundo dormía. Era tranquilo. Pasear, asegurarse de que no había problemas, de que todo estaba en orden, de que nadie incumpliera las normas... Gracias a Terra no tenía que prestar mucha atención. Ella les chivaba todo. Sospechaba que en cualquier momento ni ellos serían necesarios.
Se paseó por los pasillos que le correspondían y tras una hora de vueltas por ahí y por allá se acercó a la cafetería para tomarse el que sería el primer café de la noche.
A esas horas ya no quedaba nadie que atendiese en la cafetería, por lo que tenía que recurrir a las máquinas expendedoras. Math se sentó en una de las mesas para tomárselo con calma.
Había estado hablando con Max y eso también le había venido bien. Y aunque se sentía mucho mejor, sentía aún una espina clavada en su piel, o mejor dicho: alguien. Harley, se sentía bastante mal por lo ocurrido la última vez que se vieron, la había estado evitando desde entonces y ella tampoco había vuelto a hablar con él, era como si ambos hubieran decidido mantenerse alejados. Y eso le quemaba, no le dejaba tranquilo de hecho, se había pasado los últimos meses pensando en ella. ¿Qué podía hacer o decir? Nada, había llegado a la conclusión de que Harley estaba mejor sin él, por mucho que la echara de menos, porque así era. Salir a la superficie con ella había sido un gran error, la puso en peligro. Por ello decidió olvidarse de su deseo de regresar al SSU... Si no era ella sería otro y sabía que Harls no lo dejaría solo, que querría formar equipo con él. Acabaría muriendo por su culpa.
Math se preparó para su turno, se dio una ducha rápida y se vistió con el uniforme. A las doce en punto estaba ya en su puesto de vigilancia despidiendo a Nick, que se iba a dormir directamente. Tenía un turno hasta las ocho de la mañana. Le gustaban los turnos nocturnos porque luego tenía algunos días más de descanso seguidos y además, eran horas en las que apenas tenía que lidiar con nadie, prácticamente todo el mundo dormía. Era tranquilo. Pasear, asegurarse de que no había problemas, de que todo estaba en orden, de que nadie incumpliera las normas... Gracias a Terra no tenía que prestar mucha atención. Ella les chivaba todo. Sospechaba que en cualquier momento ni ellos serían necesarios.
Se paseó por los pasillos que le correspondían y tras una hora de vueltas por ahí y por allá se acercó a la cafetería para tomarse el que sería el primer café de la noche.
A esas horas ya no quedaba nadie que atendiese en la cafetería, por lo que tenía que recurrir a las máquinas expendedoras. Math se sentó en una de las mesas para tomárselo con calma.

![Cada noche [Harley] WN7XMlJ](https://imgur.com/wN7XMlJ.jpg)
Trabajo, trabajo y más trabajo. Mis últimos meses se habían enfocado en eso. Ava Aiken había pedido ayuda con respecto a un tema y eso me había tomado bastante tiempo. Buscaba a alguien, por lo que había realizado un sin fin de viajes a la superficie, a veces juntas y la mayoría sola. Así abarcábamos más terreno.
Se había hecho de noche cuando llegué a Los Angeles. Una vez allí tardé un par de horas en alcanzar la base. Una vez allí rellené el típico papeleo, dejé mis armas, protecciones y me subí al ascensor que me adentraría en el interior de la base. Estaba agotada, me había pasado los últimos días viajando de un lugar a otro, viajando, buscando pistas... sin mucho éxito.
Llevaba las botas cubiertas de barro, la ropa sucia y rota en algunos sitios, pero aún así, decidí que antes pasaría por la cafetería para cenar algo, me daría una buena ducha y dormiría hasta el año siguiente por lo menos. Cuando viajaba a la superficie, era incapaz de dormir tranquila. Sentía que estaba en peligro constante.
Tenía que ver a Ava, aunque desconocía si estaría por la base o no.
Avancé por el pasillo hasta llegar a la enorme sala de la cafetería. No había apenas nadie y era normal dadas las horas. Pero podía sacar algo de las máquinas expendedoras y teniendo en cuenta lo mal que había comido en los últimos días... aquello me serviría, de hecho hasta sería un gran banquete.
Me encontraba delante de la máquina, buscando entre mis bolsillos la dichosa tarjeta.
— Aquí estás cabrona... — susurré mientras la pasaba y sacaba un refresco y un bocadillo. Serviría para aquella noche, al día siguiente ya me encargaría de pedir un contundente desayuno. Me giré para buscar alguna silla en la que sentarme y mi mirada se cruzó con Mathias, que estaba sentado allí. — Oh... — llevaba bastante tiempo sin hablar con él, no desde... meses.
Lo había estado evitando, tal vez por eso había estado también tan centrada en ayudar a Ava a salir al exterior. No era lo mejor, pero al verle... sentí una pequeña punzada en el pecho. ¿Qué debía hacer? Igual estaba a tiempo de marcharme. Pero sentí que era absurdo seguir así. Evitando a alguien que vivía en el mismo edificio que yo, solo conseguiría que me acabasen matando lo antes posible en una de mis escapadas.
— Hey Math... — me acerqué a la mesa con la botella de agua en una mano y el sándwich en la otra. Y me quedé allí sin saber muy bien qué más decir. Me sentí bastante patética.
Se había hecho de noche cuando llegué a Los Angeles. Una vez allí tardé un par de horas en alcanzar la base. Una vez allí rellené el típico papeleo, dejé mis armas, protecciones y me subí al ascensor que me adentraría en el interior de la base. Estaba agotada, me había pasado los últimos días viajando de un lugar a otro, viajando, buscando pistas... sin mucho éxito.
Llevaba las botas cubiertas de barro, la ropa sucia y rota en algunos sitios, pero aún así, decidí que antes pasaría por la cafetería para cenar algo, me daría una buena ducha y dormiría hasta el año siguiente por lo menos. Cuando viajaba a la superficie, era incapaz de dormir tranquila. Sentía que estaba en peligro constante.
Tenía que ver a Ava, aunque desconocía si estaría por la base o no.
Avancé por el pasillo hasta llegar a la enorme sala de la cafetería. No había apenas nadie y era normal dadas las horas. Pero podía sacar algo de las máquinas expendedoras y teniendo en cuenta lo mal que había comido en los últimos días... aquello me serviría, de hecho hasta sería un gran banquete.
Me encontraba delante de la máquina, buscando entre mis bolsillos la dichosa tarjeta.
— Aquí estás cabrona... — susurré mientras la pasaba y sacaba un refresco y un bocadillo. Serviría para aquella noche, al día siguiente ya me encargaría de pedir un contundente desayuno. Me giré para buscar alguna silla en la que sentarme y mi mirada se cruzó con Mathias, que estaba sentado allí. — Oh... — llevaba bastante tiempo sin hablar con él, no desde... meses.
Lo había estado evitando, tal vez por eso había estado también tan centrada en ayudar a Ava a salir al exterior. No era lo mejor, pero al verle... sentí una pequeña punzada en el pecho. ¿Qué debía hacer? Igual estaba a tiempo de marcharme. Pero sentí que era absurdo seguir así. Evitando a alguien que vivía en el mismo edificio que yo, solo conseguiría que me acabasen matando lo antes posible en una de mis escapadas.
— Hey Math... — me acerqué a la mesa con la botella de agua en una mano y el sándwich en la otra. Y me quedé allí sin saber muy bien qué más decir. Me sentí bastante patética.

Echaba de menos el buen café. El de la cafetería no estaba del todo mal, pero el de la máquina... A él no le gustaba demasiado. Claro que ahora lo tomaba, a parte de las horas por hacer una pausa. Se encontraba allí, absorto en el silencio, la tranquilidad, el café... Que no se percató de que alguien entraba. Ni siquiera escuchó el sonido de la máquina. Estaba planteándose el día siguiente: horarios, cómo los cuadraría con el trabajo y lo que más le importaba ahora: ¿hasta qué hora iba a dormir? Nada más que sus pensamientos hasta que escuchó su nombre.
Sintió ese cosquilleo característico que solo lo provocaba el sonido de su voz. No hacía falta ni mirar para saber que se trataba de Harley. La última persona a la que esperaba ver aquella noche.
- ¡Harley! - exclamó alzando la mirada en su dirección. No pudo evitar mirarla con sorpresa al ver el estado en el que llegaba. - ¿Estás bien, qué ha pasado? - se puso en pie y se acercó a ella. - ¿Acabas... De llegar? - aunque sonó a pregunta, era también una afirmación. Claro que venía del exterior, y de nuevo sintió esa punzada en el pecho al imaginarla sola, al recordar que ya no podía acompañarla y que la última vez casi hacía que la mataran.
- Espera... ¿has estado sola? - enmarcó una ceja perplejo. Esperaba que no, pero algo le decía que así era. - Harley... Es muy peligroso, ¿te acuerda de la última vez? y eso que íbamos... - calló de golpe. La última vez pasaron muchas cosas y de la mayoría se arrepentía. De hecho la había estado evitando todo este tiempo por ello. Y eso le martirizaba tanto... No podía mentir, la echaba tanto de menos.
- Lo siento - dijo tras un breve silencio. Y no sólo hablaba de lo ocurrido la última vez, había pasado demasiado entre ellos tras el accidente, de hecho... Era todo por su culpa y no supo qué más decir. Pero ahora al tenerla ahí, después de todo. Igual por fin empezaba a pensar con claridad. Se había sentido durante todo aquel tiempo en un mal sueño, sin ser consciente prácticamente de nada. Habría cambiafo muchas cosas, quería decirle que había sido testarudo, que había sido un imprudente, pero no era capaz de decir más. Estaba allí de pie, observandola tan frustrado... No le salía decir más.
Sintió ese cosquilleo característico que solo lo provocaba el sonido de su voz. No hacía falta ni mirar para saber que se trataba de Harley. La última persona a la que esperaba ver aquella noche.
- ¡Harley! - exclamó alzando la mirada en su dirección. No pudo evitar mirarla con sorpresa al ver el estado en el que llegaba. - ¿Estás bien, qué ha pasado? - se puso en pie y se acercó a ella. - ¿Acabas... De llegar? - aunque sonó a pregunta, era también una afirmación. Claro que venía del exterior, y de nuevo sintió esa punzada en el pecho al imaginarla sola, al recordar que ya no podía acompañarla y que la última vez casi hacía que la mataran.
- Espera... ¿has estado sola? - enmarcó una ceja perplejo. Esperaba que no, pero algo le decía que así era. - Harley... Es muy peligroso, ¿te acuerda de la última vez? y eso que íbamos... - calló de golpe. La última vez pasaron muchas cosas y de la mayoría se arrepentía. De hecho la había estado evitando todo este tiempo por ello. Y eso le martirizaba tanto... No podía mentir, la echaba tanto de menos.
- Lo siento - dijo tras un breve silencio. Y no sólo hablaba de lo ocurrido la última vez, había pasado demasiado entre ellos tras el accidente, de hecho... Era todo por su culpa y no supo qué más decir. Pero ahora al tenerla ahí, después de todo. Igual por fin empezaba a pensar con claridad. Se había sentido durante todo aquel tiempo en un mal sueño, sin ser consciente prácticamente de nada. Habría cambiafo muchas cosas, quería decirle que había sido testarudo, que había sido un imprudente, pero no era capaz de decir más. Estaba allí de pie, observandola tan frustrado... No le salía decir más.

![Cada noche [Harley] WN7XMlJ](https://imgur.com/wN7XMlJ.jpg)
— Eh... sí, yo... — agradecí enormemente que Math sacara algo de conversación. No pude evitar mirarlo fijamente, lo veía distinto. Bueno, llevaba viéndolo diferente desde el accidente, pero otra vez veía cambios en él y no sabía decir cuáles eran. — No tienes que preocuparte por nada, vaya, son salidas de búsqueda, Ava Aiken está tratando de localizar a una chica que dejó Pandmeonium, la estoy ayudando, sin más — habían pasado meses, ¿y ahora se iba a preocupar? Claro que yo también lo había ignorado algo, pero... no, me cansaba aquel tira y afloja.
— Me acuerdo — comenté. — Bueno, me voy a... — al estar allí de pie con el sándwich y el refresco en las manos, sintiéndome un poco tonta. Decidí que la excusa de irme a duchar, descansar, cenar y dormir, sería válida, pero no pude decir más cuando se disculpó. Me quedé allí un momento, en silencio, no dijo nada más tampoco. Solo se escuchaba la estática de las máquinas, el sonido típico de un fluorescente...
— ¿Lo sientes? — repetí a modo de pregunta. — ¿Qué es lo que sientes Math? — y ahora, sí que me permití dejar las cosas encima de la mesa. Tomé asiento frente a él y le miré fijamente. Estaba algo molesta a la vez que interesada en esa respuesta.
— ¿Tu mal humor de últimamente, que me hayas dejado de hablar, el accidente de la última vez...? — empecé a tirar de la lista de cosas que me molestaban. — ¿Qué es lo que sientes? — volví a preguntar. — Puedo entender todo lo que te ha pasado, aunque digas que no, lo entiendo, lo que no entiendo es cómo me has apartado de ti, yo sé que obviamente las cosas no pueden ser como antes, después de tu accidente ahora eres otro... pero hay formas de hacer que sean lo más parecidas a antes, o al menos que estemos bien, echo... echo de menos a mi amigo — terminé por decirlo todo, sin dejar de mirarlo a los ojos.
— Me acuerdo — comenté. — Bueno, me voy a... — al estar allí de pie con el sándwich y el refresco en las manos, sintiéndome un poco tonta. Decidí que la excusa de irme a duchar, descansar, cenar y dormir, sería válida, pero no pude decir más cuando se disculpó. Me quedé allí un momento, en silencio, no dijo nada más tampoco. Solo se escuchaba la estática de las máquinas, el sonido típico de un fluorescente...
— ¿Lo sientes? — repetí a modo de pregunta. — ¿Qué es lo que sientes Math? — y ahora, sí que me permití dejar las cosas encima de la mesa. Tomé asiento frente a él y le miré fijamente. Estaba algo molesta a la vez que interesada en esa respuesta.
— ¿Tu mal humor de últimamente, que me hayas dejado de hablar, el accidente de la última vez...? — empecé a tirar de la lista de cosas que me molestaban. — ¿Qué es lo que sientes? — volví a preguntar. — Puedo entender todo lo que te ha pasado, aunque digas que no, lo entiendo, lo que no entiendo es cómo me has apartado de ti, yo sé que obviamente las cosas no pueden ser como antes, después de tu accidente ahora eres otro... pero hay formas de hacer que sean lo más parecidas a antes, o al menos que estemos bien, echo... echo de menos a mi amigo — terminé por decirlo todo, sin dejar de mirarlo a los ojos.

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