Made for this | Ethan & Alexia

Estaba en una de las tantas casas de esa zona, no había entrado en la ciudad estaba más bien por los alrededores de una zona residencial. Había podido reforzar todas las entradas del lugar para evitar indeseables y por ello había salido en busca de provisiones pero lo que menos se iba a esperar encontrar era un coche, un todoterreno más bien, en perfecto estado. Sacó su arma de la funda apretando la culata mientras su mirada oteaba la zona, ¿había alguien más allí? De ser así era probable que no fueran amigables, nunca había visto un todoterreno en tan perfecto estado más no se acercó.

A lo lejos pudo ver a un chico mucho mayor que él vestido completamente de negro caminar hacia el todoterreno, él simplemente se quedó estático en el sitio sin poder moverse. Frunció el ceño al ver que este parecía estar mirando un dispositivo en su mano, “¿quién a estas alturas tiene tecnología en tan buen estado?” se preguntó hasta que, de la nada, supo de quiénes se podría tratar. Ya había visto a un hombre con otro grupo más grande que el habían dejado atrás por una emboscada, ese chico era también parecía de Umbrella aunque no tuviera distintivos algo le decía que era de ellos... ¿Y sí...?

Sus pasos, y algo curioso, le llevaron a la altura del todoterreno y del chico en cuestión el cual parecía no cerciorarse de que estaba allí; había guardado su pistola y con recelo se detuvo a mitad de camino sintiendo unos pasos detrás de él, no quería girarse pues justo en ese mismo momento el chico que tenía delante había alzado la mirada y ahora le miraba con una sonrisa ladina.

Missouri, tierra de las Montañas Rocosas, el río del mismo nombre, la ganadería y el mejor transporte público en toda la región... no que eso última fuera muy importante, teniendo en cuenta el desastre que había azotado al mundo. Ahora, la única importancia del estado se basaba en su cercanía al estado de Kansas y el refugio de Zenobia en sus inmediaciones.

Aquella era la razón de la presencia actual de Alexia Hale y su compañero, Ethan Wright, en la Puerta del Oeste. Desde Nevada hasta Missouri, un largo viaje de veinte seis horas junto a otras unidades para ofrecer apoyo a Zenobia con un experimento que había perdido el control y logró escaparse durante su transporte. Precisamente el tipo de situación que llamaba a poner "todas las manos a la obra".

Divididos en distintos grupos por lo ancho y largo de Missouri, las fuerzas especiales de Umbrella buscaban al experimento. Alexia e Ethan recién regresaban a su todoterreno, coordinando con otros equipos por radio para señalar la zona como "limpia" cuando Alexia dio con él.

Era un chico, no mucho menor que ella misma, quizá iniciando sus veinte. Rubio, desprolijo y parcialmente desnutrido, propio de quién llevaba varios días haciendo su camino por las duras calles de los Estados Unidos tras la infección. Casos como ella e Ethan eran únicos, probablemente nadie fuera de Umbrella mostrara una condición tan saludable como la de ellos.

Una sonrisa felina adornó su rostro, cuál gato que atrapa a su presa. Se acercó, tan silenciosa como pudiera. El chico había visto a Ethan, estaba armado. Antes de que pudiera actuar, colocó su Glock 18, propia de los UBCs, sobre la nuca del chico. — Hey, Wright. Mira lo que encontré, parece que alguien quiere quitarte el título de niño bonito por estos alrededores. — pese a la buena naturalidad de su comentario, la pistola no se movió de lugar y mucho menos la posición de esos ojos castaños sobre el chico rubio.

La sonrisa ladina de Ethan aumentó al ver como Alexia se situaba tras el chico, ahora este estaba acorralado por lo que sabía que no tenía escapatoria. Caminó hacia ambos mientras guardaba sus manos en los bolsillos de sus pantalones, la diferencia de altura era de un centímetro y eso le hacía más gracia aunque comparando la altura con Alexia...

—Vaya, tengo que decir que me sorprende aún ver a supervivientes por las calles —comentó con gracia mientras se situaba justo delante del chico.— Obviamente se ve que eres nómada pero... —su mirada se posó en lo que llevaba encima,— sí. No hay duda, eres nómada e incluso me atrevería a decir que formabas parte de algún grupo.

Su cara le sonaba, no sabía de qué hasta que lo recordó y su sonrisa se ensanchó más para ahora dirigirse hacia Hale.

—Hale, ¿recuerdas al hombre que rescatamos de un ataque de un bow hace unos meses atrás? —preguntó porque sí, ese hombre era muy parecido.— Trabaja para ya sabes quién, creo que tenemos delante a su hijo; es muy raro que no le hayas reconocido, es su viva imagen.