₪ I Batalla de Supervivencia {Participantes}

Cómo no, el invierno aún no ha acabado y que la luz del sol se desvanezca tan rápido no me hace mucha gracia. Además de ser de noche y sin un lugar donde refugiarme, también comienza una tormenta que trae consigo la lluvia. Una lluvia que al principio resulta agradable, pero llega el momento en el que cae con más fuerza y siento una sensación como de que me quema la piel, lo que indica que me estoy congelando. Suspiro y noto como el bao congela mis labios. Sigo caminando sin rumbo fijo y yo aun no tengo donde resguardarme, tengo demasiado frío y el abrigo ya no sirve de nada si esta empapado. A lo lejos puedo captar lo que parece un gran agujero en el asfalto, me acerco con cuidado de no alarmar a ningún mordedor y cuando llego lo veo, aquel gran hueco en medio de la carretera interrumpe mi camino y aunque se que puedo seguir por otras calles, no lo hago. Saco la linterna y alumbro a lo que parece ser un parking. Busco con la mirada el edificio al que pertenece y me dirijo hacia el.

Miro el edificio de arriba abajo, observo que esta destruido y la lluvia pasa a través de el, por lo que no es la mejor opción para refugiarme. Entro al edificio y veo el cartel en el que indica las escaleras para llegar al parking. Alumbro hacia todos lados buscando amenazas que me puedan ocasionar problemas y no veo nada, tan solo algo que brilla débilmente en el suelo, la curiosidad me puede y cuando me acerco veo una pequeña pieza circular de color plateada, una moneda. La cojo aunque no tenga ningún valor y la guardo en el bolsillo de mi pantalón, quién sabe, incluso da hasta suerte. Sigue haciendo frío pero me resguardo en una esquina algo alejada de la gran abertura para evitar que cualquier gota de agua roce mi piel. Aquel lugar estaba desolado y lo único que he llegado a ver hasta ahora han sido un par de ratas y varios vehículos destruidos. Para que mentir, es un lugar repugnante, frío e inhóspito. Tan solo es cuestión de acostumbrarse, solo será por una noche, espero.

Voy caminando lo más silencioso que puedo para no llamar la atención de ningun zombie,aunque no suelte mi bate ni para dormir tengo muy claro que no soy ninguna superheroe así que prefiero evitar cruzarmelos en lugar de tener que enfrentarlos.Que ironía que sea ahora que note que la vida real es más dificil que los videojuegos,si tan solo hubiese sido más útil para mi grupo quizás ahora no estaría sola.Pero bueno ya son cosas que seguirán conmigo y es mejor que consiga un sitio donde acampar porque la lluvia que está cayendo es bastante fuerte y ya estoy más que empapada.
Para pasar las noches casi siempre elijo árboles pero como que hoy tendré que cambiar de plan por la tormenta,de hecho ya me hago la idea que me tocara no dormir ni un poco.
Veo una enorme abertura y lo que parece ser un parking aunque con la oscuridad no le pillo muchos detalles,bueno no me gusta andar como gata bajo la lluvia así que me voy a acampar en algun sitio cercano.

— Si sale cara sobreviviré una semana más, si sale cruz no... — la moneda salió disparada hacia arriba y yo la atrapé en mitad de la caída una vez que la fuerza de la gravedad se interpuso. Había encontrado aquel cuarto de dólar tirado en el suelo y aunque ya no sirviera de nada resultaba entretenido jugar con él, ahora que el tiempo podía acabar contigo con ayuda de la locura. Sostuve la moneda sobre la palma de mi mano y aparté la de encima para ver que había salido cruz, pese a suponer malas noticias sonreí guardando la moneda en mi bolsillo. — Bueno, tratemos de contradecir a la Diosa Fortuna... — aquella sonrisa irónica desapareció de mi rostro lentamente. No creía en esas chorradas.

No llevaba mucho tiempo sentada allí, el justo para reponer fuerzas, comer algo y seguir con mi camino. El aparcamiento parecía estar en buen estado, a excepción del enorme agujero que se abría en el techo a unos cuantos metros de distancia de donde yo estaba. Di un trago de agua justo cuando escuché la llegada de la tormenta. Desde mi posición, distinguí como el lugar se iba oscureciendo más y más, pues apenas llegaba claridad por aquella especie de tragaluz. Sin embargo con el sonido del primer trueno pude ver como comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia, con una gran fuerza, mojando la zona del suelo que estaba descubierta y los escombros que había del asfalto allí debajo.

Apoyé la cabeza en la columna que tenía detrás y cerré los ojos un instante, seguidamente iluminé el lugar con la linterna que cargaba, el aparcamiento era enorme y aunque parecía estar limpio no me gustaba nada la idea de pasar la noche allí, debía prepararme para buscar un sitio mejor, aunque ya fuera tarde. Es ese preciso momento en el que distingo el murmullo de las ratas, corren veloces a esconderse, me levanto rápida apagando la linterna.

Me pegué a la columna y efectivamente distinguí que no estaba sola, una luz más brillaba no muy lejos, en aquella misma estancia, así que me asomé con cuidado para ver a lo que parecía ser una joven que se refugiaba no muy lejos de mi. Aquello era toda una sorpresa tras tanto tiempo sin dar con nadie vivo. Presté atención desde las sombras, aprovechando mi aventajada posición. Esperé, la muchacha parecía estar sola y no parecía suponer peligro alguno.

— ¿Ho-la? — encendí la luz de mi linterna y avancé en su dirección alzando ligeramente las manos. — No te haré daño, estaba de paso, ¿estás bien? — me apresuré a decir, aún sin saber si podía confiar en aquella joven, salí de mi escondite, rogando no haber metido la pata y que la dichosa moneda tuviera razón y yo fuera a morir antes de lo previsto.

Venir hasta esta ciudad podría haber sido una mala idea. Tenía la brillante idea de que en la ciudad hay coches, pero estarían todos destrozados y así era. Pero al menos podía buscar gasolina. Estaba harto de andar y me hacía ilusión volver a conducir, eso me llevó hasta el centro de la ciudad. Por el camino me crucé con bastantes muertos, pero cuando llegué al centro me cagué vivo. No había visto una ciudad en muchos años, tampoco a mucha gente. Pero ver una ciudad llena de muertos era otra cosa. Me quedé pensando que podría ser una pesadilla, con el cuchillo en la mano y la mirada perdida, pero sabía bien que no lo era. Como un castigo por las personas que había matado, en el fondo le hacía gracia. Estaba claro que era real y que nada de esto tenía que ver con él. En cierto modo, todo esto del apocalipsis, era una suerte. Pero no en este momento, porque ya me habían visto mientras yo estaba en mi mundo. Me giré para volver sobre mis pasos, pero ya habían algunos. Apreté los dientes, si sobrevivía se movería con mucho más cuidado. Miré hacia los lados buscando una salida, había un callejón casi al lado. Corrí y me metí en él. Un caminante avanzaba desde el otro extremo, pero era mejor que lo que venía detrás. Cuando estaba casi a su altura cogí algo de impulso y le atravesé el ojo con el cuchillo, hundiéndolo hasta el cerebro, tiré del cuchillo para recuperarlo y seguí corriendo. Corrí todo lo que pude, viendo por el rabillo del ojo a los muertos de las calles que atravesaba. Cuando dejé de verlos dejé de correr y comprobé lo que había detrás de mí, se veían a lo lejos siguiendo mis pasos. Cogí algo de aire con las manos puestas en las rodillas y el cuerpo inclinado y vi una moneda de plata. Se supone que dan suerte cuando las encuentras y yo acababa de estar a punto de morir ahí, era casi gracioso así que la cogí y comencé a callejear para despistar a los muertos.

Las calles ahora estaban desérticas. Solo estaba yo, estaba muy tranquilo, pero aun así caminé pegado a la pared. Estuve dando vueltas durante varios minutos, sin ver a ningún muerto y sin ningún propósito. Tan solo caminaba sin rumbo, con el cuchillo en la mano deseando que fuera un machete y sobretodo, usarlo. Daba igual si era alguien muerto o alguien vivo. Agité la cabeza. Me centré en mi alrededor para no pensar en eso, mientras miraba los edificios pude ver un parking no muy lejos. El olor a gasolina me llegó recordándome lo que estaba buscando, tal vez si que tuviese algo de suerte en esta ciudad. Seguí caminando con prudencia hasta que casi entré en el aparcamiento, guardé el cuchillo en la parte de atrás del pantalón, aunque normalmente solía hacerlo en la bota donde quedaba más a la vista. Avancé despacio, era un aparcamiento grande y habían algunos coches, tal vez hasta habían más en las plantas superiores. Me movía siguiendo las columnas mirando los coches, buscando alguno que tuviese la tapa del depósito de gasolina cerrada cuando escuché una voz de mujer. No entendí lo que decía, no estaba muy cerca así que seguí buscando despacio y en silencio hasta que di con ella. Había salido de donde se escondía y avanzaba hacia delante con cautela apuntando con la linterna. Entonces había alguien más, me quedé donde podía oír lo que sucedía, pero aunque no veía muy bien eso lo mantenía seguro de que no le vieran. No solo por la mujer y la persona a la que había hablado, parece que no se conocían y tal vez venían con compañía. Cada poco tiempo revisaba mi alrededor por si alguien o algo se acercaba. Parece que esto de conseguir un vehículo o al menos algo de gasolina iba a ser imposible.

— El mundo se ha vuelto jodidamente loco... —me llevo el chupa chups a la boca mientras ponga toda mi atención en la carretera—. A ver que hacéis vosotros dos ahí atrás, ¿eh? —miro en la dirección del espejo retrovisor y veo las caras de Thea y Hal. Mi mirada se desvió seguidamente a la de Kamekona, un tipo que estaba en nuestro grupo y a quien apenas conocía. Sonreí mirándole de reojo, pues andaba con la vista concentrada en la carretera—. No les pierdas de vista, ¿eh? —le guiño un ojo y vuelvo toda mi atención a la carretera. El día se tornaba cada vez más oscuro aún siendo pronto parecía que iba a anochecer en cualquier momento.

En aquel grupo nos dirigíamos a por provisiones, ropa de abrigo y por qué no, armas. Conocía a Thea y a Hal bastante bien, sin embargo desconocía prácticamente todo sobre el tipo que iba sentado en mi lado. Kamekona estaba con nosotros desde hacía poco, al igual que yo también había llegado no hacía mucho. Me ofrecí a formar parte de aquella partida y al parecer ese día no era el más indicado para nuestra "compra"—. Maldita sea, se acerca una buena... —alcé la mirada hacia el cielo, por debajo de la luna de cristal—. Vayamos lo más rápido posible —según los mapas de Thea no quedaba muy lejos el supermercado al que nos acercaríamos, un par de minutos más calle abajo. Cuando comenzó a llover con fuerza resoplé molesta, reduje la velocidad y presté aún más atención. Tardaríamos más tiempo.

El coche se movió repentinamente de forma brusca y dejó de avanzar, nos habíamos quedado atascados—. Venga ya... —apagué el motor a la vez que dejaba la cabeza contra el volante.

Aunque seguramente sacar el coche de allí sería sencillo entre los cuatro, con la lluvia era prácticamente imposible—. ¡Vayamos a resguardarnos a algún sitio y lo intentamos mejor cuando haya parado de llover! —estoy tiritando, el agua ha calado la ropa y hace demasiado frío. Estamos cansados con todo aquello, para colmo no estamos solos. Zombies.

— ¡Mierda, vamos, coger cuanto podáis y larguémonos de aquí! —no podíamos seguir y ahí. El coche no se movía y si no acaba el frío con nosotros lo harían los zombies. Un zombie se lanzó a por mi y rápida hundí el destornillador que portaba en una de sus cuencas oculares. El cadáver cayó al suelo, cogí mis cosas y cuando estuvimos listos echamos a correr bajo la lluvia buscando un refugio—. ¿Qué es eso? —pregunté en el último momento, con la lluvia apenas era capaz de distinguirlo, pero parecía un enorme socavón en mitad de la calle.

-Prefiero no mirar por si acaso...-susurré respondiendo a la chica a la que todos llamaban Dallas. Parecía agradable, pero aún no las tenía todas conmigo. Blake, mi Alicia, se había quedado en el refugio de este amable grupo que nos habían acogido como parte de ellos sin pedir mucho a cambio y por ello era que yo trataba de echar una mano con todo lo que fuera posible.-Deberíamos haber venido otro día, el cielo parece furioso-al igual que la tal Dallas eché una rápida mirada hacia esas negras nubes y arrugué la nariz.-Parece que en cualquier momento un rayo vaya a darnos...-negué lentamente, cuando había tormenta la gente debía permanecer a salvo, pero aquí los haoles eran incluso más cabezones que en mi tierra.

Cuando comenzó a llover miré a Dallas con curiosidad, aquella mujer parecía saber lo que se hacía, pero yo aún no me sentía seguro con ellos.

-Como nos quede...-iba a decir atrapados en el barro justo cuando el coche se quedó, como no, atascado. Miré a Dallas.-podremos sacarlo, vayamos todos-aún poniendo tanto esfuerzo y empeño por la labor, no fuimos capaces apenas de mover el vehículo. La decisión final fue la de ir a refugiarnos, ya que hacía frío y los zombies comenzaba a acercarse peligrosamente. Los cuatro corríamos por las calles, yo el último para variar.

De repente Dallas se paró y al alcanzarla vi que miraba algo.-No es momento para dete...-miré en la dirección arrugando la nariz.-Sigamos, no nos paremos-al acercarnos al agujero pude distinguir que parecía un aparcamiento. Gracias al desprendimiento de tierra podíamos tratar de acceder a aquel sitio por ahí.-¡Vamos por aquí!-comencé a bajar con cuidado por la montaña de escombros hasta que llegué al suelo.-¡Brrr... Que frío!-exclamé mientras me sacudía la lluvia una vez que estuvimos a resguardo, entonces me percaté de que no estábamos solos.

— Estoy muerta de frío... —susurré mientras me abrazaba a mi misma. La chaqueta estaba chorreando, al igual que el resto de mi ropa y pelo. Dick no iba muy distinto a mi, la ropa, pelo... La lluvia había calado bien hondo y seguramente acabaría pillando una buena pulmonía. Incluso repentinamente comencé a estornudar. — Madre mía... —me quejé mientras avanzaba junto a Dick por un pasillo oscuro y húmedo. La lluvia sonaba de fondo golpeando con fuerza la fachada del edificio, mientras que un par de rayos resonaban con fiereza en la lejanía.

— ¿Hacia dónde ahora? —pregunté cuando llegamos a una intersección en aquel pasillo. La moto se había quedado bien oculta y ahora buscábamos un lugar donde ocultarnos nosotros y pasar la noche además de conseguir entrar en calor. Me ayudaba de la linterna para que tanto Dick como yo viéramos por donde íbamos. El día se había vuelto más oscuro de lo normal y eso que por lo normal aún quedarían al menos unas cuantas horas más de luz.

— ¿Hacia la derecha? —ni siquiera esperé a que Dick respondiera, hice caso a mi intuición y avancé hacia la derecha. Si aquel camino nos llevaba al mismísimo infierno sería culpa mía. Sin embargo decidí que uno no podía ganar nada sin arriesgar. El pasillo daba a unas escaleras que se sumergían en la más terrorífica oscuridad, ni siquiera la linterna podía dejar ver el final de estas. Miré a Dick de reojo y me encogí de hombros.— Tal vez den a un almacén, creo que sería un buen lugar para pasar la noche —algo me decía que los zombies no bajaban muchas escaleras...

Al llegar al tramo final nos encontramos con una puerta, el cartel de esta señalaba el párking. — Oh vaya —la decepción quedó reflejada en mi rostro. Sin embargo abrí la puerta, al menos un poco, casi sin saber por qué, no me gustaba la idea de pasar la noche en un lugar así, que me parecía tan aterrador. Pero lo que vieron mis ojos me dejó perpleja, una luz, una persona que sujetaba una linterna, esta persona estaba de espaldas a mi y parecía haber alguien más, pero los pocos coches que habían allí me impedían ver más.— Dick... —susurré llamando la atención de mi compañero y le hice un gesto para que se asomara.

- Tranquila Dallas, no me importa que miren, pero si te pones así no haremos nada... ahora - Miré a Thea de reojo, que estaba sentada a mi lado y primero coloqué mi mano en su hombro hasta bajarla a su pierna sonriendo sólo para ella. - ¿Qué tal vais? -  Dejar a Kamekona con Sienna no era lo más inteligente, no era porque no pudieran llevarse bien, pero apenas habían coincidido a lo largo de estos días.

No me gustaba dejar al resto del grupo solo, pero confiaba en Kyle, Jay, Kate y el resto para cuidarse solos mientras nosotros buscábamos provisiones. Miraba por la ventanilla con un brazo en la puerta, vigilando aquellas nubes que parecían ir al mismo punto que nosotros. Sin apenas tiempo de reacción comenzó a caer la peor lluvia del año por lo menos, las calles se encharcaron y aunque Dallas se esforzara por mantener el coche en el sitio estaba claro que no dominaba la situación ni por asomo, me incorporé, agarrándome al asiento del conductor para mirarla. - Sabes, creo que nos hemos quedado atascados -  Dije con mucho rintintín, como sabía que ella aborrecía. Bajamos a intentar sacar el coche del apuro, pero con la lluvia resultaba muy incómodo y nos estábamos calando. - Joder... - Gruñí mientras abría mi puerta, sacando la mochila que llevaba siempre encima junto a las cosas que ojalá no tuviera que usar en nuestra pequeña expedición.

- Sí, ¡vamos! -  Cerré la puerta de un golpe, sujetando con la mano derecha el pesado martillo y levantándolo con violencia para reventar la mandíbula a uno de esos asquerosos cuando se puso a tiro. Me adelanté, poniéndome prácticamente en la cabecera del grupo y visionando el socavón. - No pienso quedarme aquí para descubrirlo - Pero antes de nada Kamekona empezó a bajar, yo lo hice con un poco más de agilidad y alumbré el interior con una linterna, en un primer vistazo no se veía nada extraño mas que una cobertura para la lluvia.
- ¡Creo que podéis bajar! - ¿Era seguro? No, no había nada seguro ahora mismo, pero quedarse fuera no era una opción, y menos con caminantes de por medio.

- Haremos un fuego con lo que encontremos, y cambiarnos de ropa estaría bien... - Sujetaba la linterna con una mano mientras con el otro brazo me abrazaba para mantener algo de calor corporal, la lluvia nos había pillado totalmente por sorpresa mientras íbamos en la moto y decidimos parar para resguardarnos, no llevabamos ropa de abrigo como para hacer frente a una lluvia de esta magnitud ahí fuera. - ¿Estás bien? - Acaricié las mejillas de Barbara que estaban realmente frías, a este paso acabaríamos necesitando más medicinas de las pocas que teníamos para tratarnos un gran resfriado. Me preocupaba su salud como si fuera la mía o peor, así que encontrar algo era prioritario.

- No sé, pero no te pares, es lo mejor... - Yo la seguía por detrás, cubriéndola las espaldas por si de la nada salía algún caminante para atacarnos. Confiaba en los instintos de la pelirroja, el camino que ella decidiera estaba bien, y mientras no nos pararamos y nuestro calor no disminuyera, bien por mi. - Joder... - Murmuré tiritando, la chaqueta se estaba quedando helada, pero si me la quitaba... Quién me decía que no la fuera a necesitar en un futuro.

- Un almacén con ropa, por favor, montañas de ropa seca - Dije riéndome entre dientes a causa del titiriteo constante. Iluminé las escaleras y su hueco, descendía algo, y estaba oscuro, pero no había más que hacer así que bajamos por estas. ¿De verdad? ¿Un parking? Ya tenía un método de transporte y me gustaba, no necesitaba otro, pero aun así quizás pudieramos abrir un coche viejo y resguardarnos ahí, entrar en calor... Pasar el mal trago de la lluvia helada. Me asomé por la puerta cuando Babs me susurró, se veía la luz de una linterna y hasta una voz, femeninas quizás, pero no me apetecía demasiado hacer amistades, digamos que era bastante asocial en ese tema. - Son vivos - Dije, como si eso fuese lo más sorprendente del mundo y la miré con esa misma expresión en la cara.

Comenzaba a quedarme dormida. El viaje en coche y el propio sonido de la lluvia provocó que me acaba acomodando poco a poco hasta el punto de apoyar la cabeza en el hombro de Hal y quedarme medio adormilada. De esta forma el viaje transcurrió de lo más rápido posible. Bueno, aunque no llegásemos a nuestro destino, si no hasta que el vehículo quedó atascado. Poco antes había conseguido despejarme algo y me había erguido para escuchar a Hal. Le dediqué una sonrisa divertida mientras que me estiraba y tampoco dije nada. Dallas estaba al volante y parecía algo frustrada con ello, Kamekona se sentaba a su lado. Aunque llevase poco tiempo con nosotros se había apuntado a aquella expedición y no me parecía nada mal, él era un buen tipo.

- Tranquila Dallas, seguro que no es nada - Apoyé las manos en su asiento y me asomé para dedicarle una mirada de ánimo. - ¡Echemos un vistazo! - Estaba demasiado animada, si, tal vez demasiado, porque fuera del coche hacía un frío que conseguía helar hasta la sangre. Agarré con fuerza a Hal por los hombros con cariño, saliendo tras él. Me puse la chaqueta y la abroché mientras que me abrazaba a mi misma. - ¡Que frío! - Sufrí un escalofrío y me puse a ayudar al resto con el coche, sin embargo, no logramos hacer nada.

El grupo entero avanzaba por las calles, luchando contra la lluvia y los zombies que se lanzaban a por nosotros. Empujé al zombie que se lanzó a por mi y le hundí el cuchillo en la sien. No dejé de correr llegando a alcanzar a Dallas. Kamekona y Hal habían bajado por los escombros del socavón y al parecer podíamos seguir. - Vamos Dallas, parece que es seguro - Agarré su mano y tiré de ella con suavidad. Bajé cuando ella, las dos con sumo cuidado ayudándonos para evitar caídas innecesarias.

Una vez abajo sacudí la chaqueta y la ropa, que estaba chorreando. Me fijé entonces en la expresión de sorpresa de Kamekona y en lo que miraba, o más bien a quienes miraba, no estábamos solos. - Hola... - Dije casi sin pensarlo, pues nadie decía nada y aquella era la mayor de las sorpresa, ya que seguramente ninguno esperábamos encontrar a alguien allí y mucho menos con vida.

Aún seguía sin comprender que hacía en aquel lugar, es decir, la situación me causaba hasta gracia, estoy segura de que hay lugares mejores donde dormir que un enorme parking. En realidad mi intención no era dormir y menos con los cadáveres que deambulan por las calles, además, con esa abertura en el techo debía estar atenta en cualquier momento. Los relámpagos me deslumbran y su sonido resulta bastante desagradable. Me miro las manos con una mueca de dolor, están congeladas y me siento como me arden, no puedo ni mover los dedos así que trato de estirarlos de forma continua para que vuelvan a adaptarse. Escurro el abrigo y toda la lluvia acumulada en el sale en forma de chorro, se crea un diminuto charco y se extiende poco a poco dejando un rastro de agua.

- Mierda - murmuro, cuando me doy cuenta de que la botella que llevaba siempre en la mochila, no contenía esta vez ningún líquido. Preocuparme ahora por beber me resulta patético pero es la más adecuada. Par ano tener que salir del parking decido ir hacia la abertura del techo y rellenar la botella con agua de lluvia, se rellenaría rápido ya que la lluvia parece caer incluso con más fuerza que antes. Cuando me voy a levantar escucho unos pasos, maldita sea, ha sido un error dejar la linterna encendida tanto tiempo. Realmente no sabía a lo que me enfrentaba, lo más probable es que fuera un simple mordedor pero no descarto la idea de que sea una persona. Entonces vuelvo a escuchar los pasos y llevo rápidamente mi mano al mango del revólver, miro hacia todos los lados y una luz cegadora me deslumbra, definitivamente era una persona. La luz de su linterna me ciega así que por lo único que puedo distinguir que es una mujer es por su voz. Cuando por fin puedo ver algo me fijo en que es una mujer no más joven que yo pero que no llega ni a los cuarenta. No hablo, tan solo dejo apoyada mi mano sobre el mango del revólver y me dedico a escuchar lo que dice.

Me levanto, la miro aún sin decir nada y decido que lo mejor es contestar. - ¿Quien eres? - digo con voz temerosa y temblando por el frío. ¿Quien eres? ¿Enserio? ¿Eso es lo único que se me ocurre? ya es demasiado tarde para volver atrás, en realidad no sabía que otra cosa decirla. ¿Sacar la pistola y apuntarla? No, eso puede llevar a muchos problemas, además de que la chica parecía inofensiva. Otra voz, escucho la voz de otra mujer y un escalofrío recorre mi cuerpo. " Oh, venga ... " pienso, joder, no me agrada nada la idea de tener que compartir el parking con alguien y ya si son más de una persona mucho menos. Mis ojos aún estaban fijos en la chica de la linterna, pero no me puedo contener más y giro la cabeza hacia la abertura del techo. Me quedo atónita por lo que ven mis ojos, no era una chica sino un grupo de unas cuatro personas y entonces entro en pánico. ¿Podía fiarme de ellos? Es una pregunta que recorre varias veces mi cabeza y yo aún sigo sin creérmelo, no quería sacar el revólver, sabía que estaba en desventaja ante el grupo de las cuatro personas y, ¿quién me dice a mi que la chica de la linterna no pertenezca a ellos? Doy unos pasos hacia atrás hasta que choco contra la pared, dirigía mi mirada hacia el grupo de cuatro luego a la chica y así todo el rato, lo único que se me ocurrió fue quedarme allí sin hacer nada, esperando respuestas.

El rumor del viento se colaba hasta por el más diminuto orificio. La lluvia comenzaba a intensificarse cada vez más y más y el sonido de los truenos rompían el tranquilo silencio. Dentro el párking todos y cada uno de esos ruidos parecían ser ligeramente ahogados, sin embargo, repentinamente un rugido cobró vida en el lugar seguido de un golpe seco. El zombie cayó a través del agujero contra el suelo, el mismo de forma estúpida acabó con su vida al chocar su cabeza contra el frío cemento del sitio. El cadáver no quedó muy lejos de uno de los recién llegados, de haber estado un poco más a la derecha el zombie habría caído sobre él.

Algo extraño ocurre, la tierra ruge. Una enorme grieta comienza a recorrer el techo de aquel aparcamiento. Los escombros que hay donde el socavón comienzan a ceder y el agujero se hace más grande arrastrando al interior del párking todo cuanto hay en la superficie.

Las escaleras por las que habéis bajado comienzan a ceder. No os queda de otra que adentraros en el aparcamiento.

El aparcamiento cede, el techo comienza a derrumbarse, debéis moveros rápidos, acercarse al socavón no es una buena idea. Una viga cede y cubre la salida de los vehículos. Debéis buscar una salida oculta en una de las paredes, es un conducto en forma de tubo, solo podéis pasar de uno en uno y da al alcantarillado. Quien postee a continuación puede encontrarlo y avisar o no al resto. Si no avisa a nadie; con esa persona consiguen escapar los cuatro siguientes en responder porque le habrán visto irse y le seguirán. De ocurrir esto, cuando hayan respondido los que se salvan esperáis a mi respuesta para deciros que pasa con los demás. Si esa persona os avisa todos conseguís escapar al alcantarillado.

Vais a escribir vuestro rol todos con normalidad. Y realizar una lanzada de dados: El de números. Quien saque el número: 5 ó 10, supondrá que su personaje ha sido golpeado por alguna piedra y se ha hecho algún esguince de muñeca o tobillo, vosotros elegís. Podéis editar señalando esto.

Habrá un personaje que no será ya capaz de seguir en la batalla. Entra al siguiente tema: Haz clic Responde eligiendo un número del 1 al 15. No puedes elegir el número que otros hayan elegido antes. ¡Por favor, haced esto lo más rápido posible y tratar de no responder aún hasta saber el resultado de ese tema!

El usuario no tiene tiempo para seguir en la BS. En la trama el personaje de Kevin se separa del grupo, con todo el caos es uno de los pocos que puede salir a la superficie sin muchos problemas.

Debéis seguir las indicaciones propuestas. A partir de ahora tenéis 48 horas todos para responder.

El miembro 'James Howlett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Números' :

Resultados :

El hombre con el que tropecé me responde de una manera tan poco agradable que me deja claro que lo he molestado,bueno no es para menos a veces me paso de idiota con las cosas que digo.Iba a disculparme de nuevo con el hombre cuando empiezo a escuchar ruidos no tan lejanos.

Y todo ha comenzado a temblar,miro como el lugar por donde había entrado hace solo unos instantes se derrumbaba.En eso siento como el hombre me hala hacia el otro lado pero después de una corta distancia nos separamos "bien por él porque no soy una buena compañia,pero me hubiera gustado agradecerle".

Me recordaba un poco de lo que había aprendido en los simulacros de terremotos de la univeridad así que empiezo a correr con mis manos cubriendo mi cabeza para protegerme de los pedazos que están cayendo del techo,sé que eso no me salvará pero es un intento.Veo a otros moviéndose también y me toca apartarme para que no me vayan a tumbar "¿y ahora como saldré de aquí?".

Sigo buscando alguna salida y entonces veo al mismo hombre entrando en algo de la pared,como no se me ocurre más nada decido seguirlo porque no creo que haya algo peor que estar atrapada en un lugar que se está desmoronando sobre tu cabeza;en realidad si hay algo peor pero no quiero pensar en eso ahora.Llego al lugar y es un tubo,me alegro de ser delgada porque entro con relativa facilidad por ahí.El tubo da salida hacia alcantarillas y me toca usar mi pañoleta para tapar un poco el olor tan horrible que hay,además de que aquí la lluvia se escucha como un concierto de baterias.Bueno ahora será mejor que vigile bien en donde piso.