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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Tocado y hundido • Mathias Andersen
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Recuerdo del primer mensaje :
Tocado y hundido
Math me había hecho prometerle que le avisaría al día siguiente de nuestra partida si tenía algo que hacer y no lo hice, fui incapaz de ello. Ni siquiera fui a hablar con él. Estaba molesta, porque no le entendía, después de todo lo ocurrido no entendía qué narices estaba haciendo con su vida.
Aquel día debía salir a la superficie, en esa ocasión era una salida diferente. Acababa de solicitar volver a formar parte de la unidad SSU, y no tardaron en asignarme una misión interesante. Nada extraño, debía acercarme a un edificio de Los Angeles, unas antiguas oficinas y comprobar que estaba todo en orden, si había supervivientes o de lo contrario limpiar las amenazas. Al parecer habían llegado un par de alertas de socorro y querían asegurarse de que alguien ayudaba.
Aún no era oficial mi ascenso, primero me estaban poniendo a prueba, ya que después de lo ocurrido con Andersen en las placas solares... suspiré a la vez que cerraba los ojos con fuerza al recordar a Marcus.
— ¿Preparada? — alcé la mirada hacia Rodríguez, sería mi acompañante en aquella salida. — Claro — respondí poniéndome en pie, terminando de equipar mi chaleco. — Toma — sonrió al entregarme los parches y cuando los vi fue terriblemente satisfactorio. — Guau... no debería pero esto me encanta — sonreí también mientras colocaba el parche del apellido Køhler en mi pecho, después uno de Pandemonium en mi hombro izquierdo y el último de la unidad SSU en el derecho. — Cuando estaba en la unidad no nos daban estas cositas... había que pasar desapercibidos — Rodríguez reía. — Las cosas cambian Køhler... — no hicieron falta explicaciones, ambos sabíamos a qué se refería. — Que le den a Umbrella — el hombre me guiñó un ojo.
Avanzaba hacia el jeep cuando me fijé en que portaba más parches en su mano, enarqué una ceja y cuando leí el apellido se me paró el corazón. A causa del enfado y ni yo comprendí por qué fue.
— ¿Andersen viene también? — Rodríguez era el líder de la salida, pero yo pensaba que solo estaríamos nosotros dos. — Sí... pensé que lo sabías... está a prueba también — tragué saliva. No, no me parecía bien, tal vez en otro momento habría adorado aquello, pero no después de todo lo ocurrido. Comenzaba a pensar que de verdad Math estaba tocado, y por más que me doliera, hundido.
Aquel día debía salir a la superficie, en esa ocasión era una salida diferente. Acababa de solicitar volver a formar parte de la unidad SSU, y no tardaron en asignarme una misión interesante. Nada extraño, debía acercarme a un edificio de Los Angeles, unas antiguas oficinas y comprobar que estaba todo en orden, si había supervivientes o de lo contrario limpiar las amenazas. Al parecer habían llegado un par de alertas de socorro y querían asegurarse de que alguien ayudaba.
Aún no era oficial mi ascenso, primero me estaban poniendo a prueba, ya que después de lo ocurrido con Andersen en las placas solares... suspiré a la vez que cerraba los ojos con fuerza al recordar a Marcus.
— ¿Preparada? — alcé la mirada hacia Rodríguez, sería mi acompañante en aquella salida. — Claro — respondí poniéndome en pie, terminando de equipar mi chaleco. — Toma — sonrió al entregarme los parches y cuando los vi fue terriblemente satisfactorio. — Guau... no debería pero esto me encanta — sonreí también mientras colocaba el parche del apellido Køhler en mi pecho, después uno de Pandemonium en mi hombro izquierdo y el último de la unidad SSU en el derecho. — Cuando estaba en la unidad no nos daban estas cositas... había que pasar desapercibidos — Rodríguez reía. — Las cosas cambian Køhler... — no hicieron falta explicaciones, ambos sabíamos a qué se refería. — Que le den a Umbrella — el hombre me guiñó un ojo.
Avanzaba hacia el jeep cuando me fijé en que portaba más parches en su mano, enarqué una ceja y cuando leí el apellido se me paró el corazón. A causa del enfado y ni yo comprendí por qué fue.
— ¿Andersen viene también? — Rodríguez era el líder de la salida, pero yo pensaba que solo estaríamos nosotros dos. — Sí... pensé que lo sabías... está a prueba también — tragué saliva. No, no me parecía bien, tal vez en otro momento habría adorado aquello, pero no después de todo lo ocurrido. Comenzaba a pensar que de verdad Math estaba tocado, y por más que me doliera, hundido.

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PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Todo sucedió muy rápido para Mathias Andersen, quién apenas era capaz de ponerse en pie. la cabeza le daba vueltas y solo pensaba en Harley, en que estuviera bien. Con sus heridas no podía hacer gran cosa, pero si hacía falta daría su vida para que ellos escapasen. Lo tenía bien mentalizado y lo haría hecho de no ser porque todo acabó tan rápido como aquel pensamiento o tal vez era su cabeza la que iba muy despacio.
- ¿Estás bien? - hizo una mueca de dolor y se acercó a ella, pero antes de poder hacer mucho más se tambaleó y Rodríguez tuvo que sujetarlo con firmeza. Su ojo la miraba fijamente, solo podía verla a ella, la cabeza le daba vueltas y sintió como se desvanecía.
- ¡Joder, lo que faltaba! - exclamó Rodríguez que ni corto ni perezoso le propinó una bofetada. Él se espabiló apenas un poco y se ayudó del compañero para caminar. Estaban hechos polvo. Rodríguez los fue guiando por donde habían venido, ya que al fin y al cabo era una misión de inspección y la habían terminado. Su superior dijo algo a su radio y los tres comenzaron a descender por el edificio. Al salir s aseguraron de que no había zombies por la zona y de que todo quedaba bien cerrado y asegurado para regresar a Pandemonium en el vehículo en el cual llegaron. Mathias hizo un gran esfuerzo por seguir.
- Gracias... empiezo a darme cuenta de que soy un estorbo, tal vez no deba salir más - susurró solo para Harls cuando iban avanzando por las calles.
- ¿Estás bien? - hizo una mueca de dolor y se acercó a ella, pero antes de poder hacer mucho más se tambaleó y Rodríguez tuvo que sujetarlo con firmeza. Su ojo la miraba fijamente, solo podía verla a ella, la cabeza le daba vueltas y sintió como se desvanecía.
- ¡Joder, lo que faltaba! - exclamó Rodríguez que ni corto ni perezoso le propinó una bofetada. Él se espabiló apenas un poco y se ayudó del compañero para caminar. Estaban hechos polvo. Rodríguez los fue guiando por donde habían venido, ya que al fin y al cabo era una misión de inspección y la habían terminado. Su superior dijo algo a su radio y los tres comenzaron a descender por el edificio. Al salir s aseguraron de que no había zombies por la zona y de que todo quedaba bien cerrado y asegurado para regresar a Pandemonium en el vehículo en el cual llegaron. Mathias hizo un gran esfuerzo por seguir.
- Gracias... empiezo a darme cuenta de que soy un estorbo, tal vez no deba salir más - susurró solo para Harls cuando iban avanzando por las calles.


— Igual ese es tu problema — solté, tras una breve pausa observé su rostro de nuevo. — Crees que estás igual que siempre, pero no es así, debes adaptarte a tus nuevos límites, aprender de nuevo, entrenar... — suspiré. — Ser temerario no es una habilidad, mira como estamos acabando hoy — no podía evitar creer que había sido suerte, pero la suerte no siempre estaba del lado de uno. Rodríguez nos miró de reojo, sabía perfectamente lo que estaba pensando sin necesidad de que lo dijera.
— Una buena habilidad es tener miedo, no ser un temerario... — Rodríguez asintió y aunque estuviese hablando de forma correcta no me sentía para nada bien, todo lo contrario. Yo no había actuado con cabeza.
El regreso a Pandemonium no fue muy distinto de la ida. Rodríguez conducía y todos guardábamos silencio. A nuestra llegada ya nos esperaban los sanitarios en el hangar listos para llevarnos a enfermería. Rodríguez se quedó con nuestras armas y protecciones para guardarlas.
— ¿Qué hora es? — pregunté cuando volví a despertarme. Una enfermera me ayudó a ubicarme un poco, llevaba media tarde durmiendo, habían curado mis heridas y ahora me quedaban un par de días de reposo absoluto.
— ¿Andersen? — pregunté.
— Una buena habilidad es tener miedo, no ser un temerario... — Rodríguez asintió y aunque estuviese hablando de forma correcta no me sentía para nada bien, todo lo contrario. Yo no había actuado con cabeza.
El regreso a Pandemonium no fue muy distinto de la ida. Rodríguez conducía y todos guardábamos silencio. A nuestra llegada ya nos esperaban los sanitarios en el hangar listos para llevarnos a enfermería. Rodríguez se quedó con nuestras armas y protecciones para guardarlas.
[...]
— ¿Qué hora es? — pregunté cuando volví a despertarme. Una enfermera me ayudó a ubicarme un poco, llevaba media tarde durmiendo, habían curado mis heridas y ahora me quedaban un par de días de reposo absoluto.
— ¿Andersen? — pregunté.

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