Hola, me llamo Mozart ~ Libre

Hola, me llamo Mozart

10/08/1999 Nueva York Brooklyn Media mañana [url=ENLACE]B.S.O.[/url]

- Hoy no vamos a clase - Mark apareció con ese saludo que sonaba a gloria, yo sonreí y ambos chocamos las manos. - ¿Qué vamos a hacer? ¿vamos por ahí a desayunar? - él empezó a reírse en mi cara, a la vez que en la lejanía comenzaba a escucharse el rugido de un motor. Como acto reflejo me giré en la procedencia de ese ronroneo tan perfecto y apreciar un audi rojo que aparecía al final de la calle.

Se me caía la baba y entonces, para mi sorpresa, el coche se detiene justo frente a nosotros.

- ¿Carlos? - en el coche iba un chaval amigo de Mark, con el que solíamos juntarnos, sonreía. Si Carlos no solo no tenía carné de conducir, sino que era un matado, ¿dónde iba con ese coche? Junto a él iba también John. Mark y yo nos acercamos riendo para apreciar el vehículo.

- ¡Qué pasada! ¿de dónde lo has sacado, tío? - Carlos se bajaba del coche y saludaba con una palmada a los dos. ¿De su tío? Dudaba mucho de sus palabras, pero yo seguía anonadado viendo el cochazo, no había tenido uno así tan cerca nunca.

Fuimos a dar una vuelta, total que yo me subí atrás junto a John, y Mark y Carlos como buenos alfitas que eran fueron delante. Me encantaba la sensación y eso que iba detrás.

- Ahora venimos - detuvieron el coche junto a una tienda y los tres se bajaron, yo iba a ir con ellos, pero Mark me pidió que me quedase en el coche. - Vale, yo vigilo, pero tráeme un paquete de algo, que estoy hambriento - y yo allí a mi rollito, probando la radio. Ya que estaban tardando me senté al volante y empecé a verme en el espejo. Aquello se sentía increible. Repentinamente alarmas, me sobresalté. Mark, John y Carlos salían de la tienda corriendo, cargados. Carlos empezó a gritar nervioso, Mark también y el otro salió corriendo. John y Mark se subieron al coche y al verme ahí soltó: corre. Sirenas de vehículos.

- ¿Y Carlos? - pregunté aterrado. "¡Es un cagado!" respondió él. Tardé un par de segundos en asimilarlo todo. No dudé, arranqué el vehículo y salí de allí a la velocidad del rayo. Podía escuchar las sirenas, nos seguían.

"¡Corre joder, que el coche es robado!" Gritaba Mark. No me lo podía creer, o bueno sí. Comencé a escabullirme por las calles de Brooklyn, dejando atrás a la policía, lo suficiente como para meter el coche en un callejón y salir por patitas.

"¡Nos separamos, luego te veo y te doy tu parte!" exclamó Mark, se giró. "Por cierto..." sonrió y me lanzó un paquete en el que venía un sandwich. ¡JODER! salí corriendo del coche, limpié el volante con los dedos, por donde había tocado. ¿Serviría de algo? Estaba paranoico. Mi padre mi iba a matar. Callejón abajo, dirección contraria a estos, cargando mi mochila, capucha echada... Me iban a detener, me iban a detener, me iban a meter en la cárcel... y dios mío, tendré que llevar jabón de bote a la ducha, piénsalo, apuntalo.

Las sirenas se escuchaban pasar por las calles. Yo iba como si nada. Tranquilo, tranquilo, disimula...