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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Alcance efectivo [ Kennedy Ulliel ]
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Recuerdo del primer mensaje :
No sabe cuanto tiempo ha pasado hasta que abre los ojos, desnudo completamente de cintura para arriba, lo han curado y limpiado. Sabe que debe de haber sido Kennedy. Respira con calma, efectivamente, no parece que ninguno de sus órganos vitales hayan sido alcanzados, no obstante el dolor de cabeza la sed, el dolor y la sensación de cansancio son abrumadouras.
-Ehhh...Estoy en el cielo?...-La abraza con cierto dolor, que no se puede ni comparar a la felicidad de saber que sigue vivo, igual que ella.
La voz de John Denver, le parece completamente distorsionada, quizápor la jaqueca, aun así la besa, la abraza con fuerza a pesar del dolor, no parece abrirse ninguna herida, sabe controlarse. Es ya el día siguiente, por la mañana, putos lunes.
-Me muero de hambre...-Se queda recostado un momento, esperando que ella pueda ayudarle, conforme los segundos pasan a ser minutos empieza a buscar sus cosas con la mirada.
-Oye...el fusil y mi espada...-Se le nota algo nervioso, como empieza a acelerarse, también nota que no lleva ni la pistolera, empieza a ponerse cada vez más nervioso, solo recuerda estar cubierto de sangre, el sonido de la escopeta, el hacha balanceándose.
-Estamos a salvo?...Nos han seguido?...-Cualquiera pensaría que todos y cada uno de los soldados hace las cosas de forma organizada y perfecta, pero muchas veces el instinto de supervivencia lo es todo.
Los traumas de la guerra son crueles, Adam vive en un estado de persecución que no parece cesar, los zombies, antiguos enemigos, Umbrella, no es normal tanta tranquilidad y paz para él, al principio podría ser una noche apasionada de locura y desenfreno, un dia o tres, pero ya empieza a comprender que tiene algo que perder, algo que no tiene ni forma ni nombre, pero si se pudiera traducir de alguna forma sin imortar tiempo o lugar, sería hogar.
No sabe cuanto tiempo ha pasado hasta que abre los ojos, desnudo completamente de cintura para arriba, lo han curado y limpiado. Sabe que debe de haber sido Kennedy. Respira con calma, efectivamente, no parece que ninguno de sus órganos vitales hayan sido alcanzados, no obstante el dolor de cabeza la sed, el dolor y la sensación de cansancio son abrumadouras.
-Ehhh...Estoy en el cielo?...-La abraza con cierto dolor, que no se puede ni comparar a la felicidad de saber que sigue vivo, igual que ella.
La voz de John Denver, le parece completamente distorsionada, quizápor la jaqueca, aun así la besa, la abraza con fuerza a pesar del dolor, no parece abrirse ninguna herida, sabe controlarse. Es ya el día siguiente, por la mañana, putos lunes.
-Me muero de hambre...-Se queda recostado un momento, esperando que ella pueda ayudarle, conforme los segundos pasan a ser minutos empieza a buscar sus cosas con la mirada.
-Oye...el fusil y mi espada...-Se le nota algo nervioso, como empieza a acelerarse, también nota que no lleva ni la pistolera, empieza a ponerse cada vez más nervioso, solo recuerda estar cubierto de sangre, el sonido de la escopeta, el hacha balanceándose.
-Estamos a salvo?...Nos han seguido?...-Cualquiera pensaría que todos y cada uno de los soldados hace las cosas de forma organizada y perfecta, pero muchas veces el instinto de supervivencia lo es todo.
Los traumas de la guerra son crueles, Adam vive en un estado de persecución que no parece cesar, los zombies, antiguos enemigos, Umbrella, no es normal tanta tranquilidad y paz para él, al principio podría ser una noche apasionada de locura y desenfreno, un dia o tres, pero ya empieza a comprender que tiene algo que perder, algo que no tiene ni forma ni nombre, pero si se pudiera traducir de alguna forma sin imortar tiempo o lugar, sería hogar.
-Jmmmm...-Su voz suena pícara, tornandose cada vez más aguda hacía el final-...Me apetece...Un solomillo de ternera en su punto, con seis quesos diferentes fundidos como salsa, un toque de pimienta por encima, de guarnición, un poco de verdura fresca, una ligera ensalada sobretodo con tomáte y algo de maiz...-Sonríe y la abraza con otro beso más tras ella morderle, no obstante, mientras el día va llegando, otro nuevo día en Talahasse, Adam cada vez se va relajando más y más, adquiriendo una tranquilidad muy extraña para él.
-Me voy a quedar...-Toma sus manos y entrelaza los dedos con los de ella-...Y no volveré a irme nunca más...-Antes de seguir con lo que está diciendo la abraza y besa con fuerza, como si fueran a quitársela, como si pudiera desaparecer en cualquier momento sin dejar rastro.
-Pero antes tengo que marcharme una última vez...Terra Save necesita ayuda, van a tomar control de un hospital, algo que podría darnos una enorme ventaja, bueno, a todos...-Ríe ligeramente-...Va a ser algo muy táctico y especializado, Nicholas Robles, me ha llamado específicamente...Voy a volver...-La mira a los ojos, con una gran determinación en estos.
-Tenemos una ciudad que fundar...-Comenta elocuente, al tiempo que acaricia su rostro entre risas, feliz a más no poder, al mismo tiempo que siente como las emociones le desbordan.
-Te parece bien?...-A pesar de todo, no va a cometer los erróres del pasado, si ella no está de acuerdo, no irá, se quedará con ella, Adam no sueña con destruir Umbrella al estilo que Nick le gustaría, el solo quiere restaurar el mundo y hacerle ver a Umbrella que se han quedado fuera de este.
— Joder... — suspiró a la vez que empezó a reírse. — Ahora soy yo la que tiene hambre — seguía riéndose hasta que Adam le explicó que le necesitaban en otra parte. Kennedy escuchó las palabras de él en silencio. Por un lado deseaba que no se fuera, más después de lo que había pasado en la fábrica, de verdad temía que no fuera a regresar. Sin embargo ella no podía prohibirle nada y comprendía que si le necesitaban en otro lugar, él tendría que ir. Lo entendía perfectamente.
— Vale... — empezó a decir. — Pero has prometido que vas a volver — dijo en un tono de voz bajo, sin dejar de mirarle, Kennedy sonrió y volvió a besarle, pero esta vez de forma más pícara, ya que le mordió en el labio y estiró suavemente.
— Te esperaré aquí, junto a la radio, así que si necesitas algo... — colocó sobre el hombro de él su mano, pegándose a él mucho. — Ya sabes — alzó ambas cejas mientras le rodeaba con ambos brazos. No podía evitar quedarse con un sentimiento algo amargo, sentía cierto miedo por él. Tenía su radio, podía ayudarle a través de ella, hablar si tenía algún problema, eso la tranquilizaba en cierta manera.
-No me voy hasta el medio día y faltan poco para el amanecer...-Comenta, sigue abrazado a ella, observando su mirada mientras se da cuenta, ahora que lo ha dicho, se que no quiere marcharse, de que quiere quedarse sintiendo su abrazo por la eternidad, quiere ver el color de sus ojos a cada segundo que pase, no, no quiere marcharse, pero saber que tiene que hacerlo y que ella está de acuerdo es todo lo que necesita, se ha movido por mucho menos.
-La verdad es...Que sigo teniendo hambre...-No puede evitar reírse, después es Adam quien muerde sus labios esta vez.
-Entiendo que no tenemos solomillo de ternera a los seis quesos con pimiento, pero algo habrá para poder comer no? O tenemos que salir a buscar a estas horas?...-Ahora es él quien alza ambas cejas repetidas veces, con una gran sonrisa, dando a entender que solo necesita el más mínimo gesto, palabra o mirada para empezar a preapararse y salir de misión.
En el fondo, está demasiado concentrado en no soltarla que en nada más, si ha de marcharse, pero hasta el último momento, hasta el último segundo, piensa disfrutarlo como si fuera el último, por si acaso...
— Me vas a hacer sentir mal... — Kennedy frunció los labios, tratando de no reírse. — Para la próxima trataré de tener solomillo en la nevera, ¿dónde podré conseguirlo? — se llevó el dedo índice a la barbilla, fingiendo que estaba pensativa. Se apartó de él con muy poca gana, avanzando hasta la cocina tras la barra. Kennedy no tardó en regresar con algo de comida para los dos, nada especial, pero es que en el fin del mundo no solían encontrar gran cosa.
Se sentó en la silla frente a él, flexionando las piernas y apoyando la barbilla sobre estas para mirarlo fijamente. — ... — quiso decir algo, pero no lo hizo. — No tardes... — terminó por decir al final, en un susurro. Aún no se había marchado y podía sentir ya esa incertidumbre. Había comido algo, lo justo y se acercó a Adam de nuevo para sentarse sobre su regazo y abrazarlo. Apoyó la barbilla sobre su hombro y cerró los ojos. Incluso la canción que comenzó a sonar en la radio acompañaba la situación o era cruelmente irónica, dado que él se marcharía en unas horas.
— Y bueno, siempre puedes llamar... y preguntar qué tal todo — se encogió de hombros al referirse a la radio. — Odio las despedidas, ¿sabes? Nunca sé qué decir y mucho menos qué hacer... — y a Kennedy no le gustaba sentirse así. Era esa incertidumbre lo que solía dañarla hasta el punto de quemarle la piel. Y era consciente de que hasta que no viera regresar a Adam sano y salvo no se le pasaría.
Así que había decidido, que esas horas que les quedaban a ambos podrían aprovecharlas. Gracias a su posición, sujetó la cabeza de él entre ambas manos, para llenar de caricias su rostro sin apartar la mirada de sus ojos y besar sus labios una y otra vez, si era necesario hasta que se tuviera que marchar. No se le ocurría mejor forma de pasar la noche.
-Lo sé cariño...-No le da ningún miedo llamarla así, por mucho que se le vaya la olla por temas matrimoniales.
-Intentaré ponerme en contacto todo lo que pueda, pero joder...-Se le escapa una risilla mientras se abraza con ella para disfrutar del tiempo que les queda juntos, entre sus besos le acerca el plato para que coma, con una mueca de bobo, hacíendole ver que tiene que comer también, no es un ser ajeno a los problemas de ser un ser vivo.
-Cooomeeee...-Le pone la cuchara en la boca si hace falta, antes de echarse a reír, no se puede disfrutar del sabor de la comida en el fin del mundo.
-Pero oye, me tienes que poner heavy metal eh y te voy a dejar música más variada y mierda que han creado otros refugiados durante el fin del mundo y cuando vuelva, los viernes serán mi noche, algún problema con eso?...-Le comenta con la cuchara en la boca con las manos libres por si tiene que pelear, aunque sea de broma.
Por eso mismo, lo mejor de las comidas o cenas y descansos no es el sabor o el aspécto de las cosas, sino los buenos momentos de tranquilidad y cariño que puedas alcanzar a tener con los tuyos, de nada sirve vivir una eterna guerra y llevar tanta sangre en la cuenta si nada bueno te espera, no puede dejar de mirarla como si fuera un tramposo, como si hubiera llegado al cielo antes de tiempo y gracias al apocalypsis nadie pudiera saberlo, está tan emocionado que continúa hablando.
-También quiero pedirte algo en mi ausencia...-Traga y hace una pausa de comer de nuevo productos envasados para supervivencia.
-Quiero que vuelvas a la fábrica, no tardes demasiado, encuentra una forma de cerrarla, la necesitamos bajo control, si hace falta monta un nido de tirador en la torre que encontraste, además allí habían varios fardas de valla metálica, corta parte de uno de los fardos y úsalo para rodear el bar con ella, si no te aclaras para ponerla, al menos trae el material, yo lo colocaré, por último, quiero que tengas presente que pueden atacarte en cualquier momento y no hablo de zombies, así que por favor, practica y no bebas alcohol...-La toma del rostro seriamente y después le da un fuerte y apasionado beso.
-Prométemelo...-Tras esas últimas palabras habiendo terminado de comer, sigue abrazándola sobre su regazo, sorprendentemente esta es la primera vez que se le ve dormir tan tranquilo, ella puede verle, tan desprotegido de nuevo, con esa sonrisa tan estúpida.
Forcejeó, o al menos lo intentó, entre risas y algún que otro mordisco a modo de venganza con Adam. No pudo evitar pensar en que iba a atesorar esos momentos. Que habría más, porque estaba convencida de que ambos iban a esforzarse por ella, porque él parecía estar hecho de esa clase de pasta que te hacía sobrevivir y ella no iba a ser menos. Merecía la pena, siempre lo había merecido, pero ahora más que nunca.
— Viernes noche consultorio y Dj Jensen a los mandos, no problema — bromeó, pero aceptando su petición. No se podía negar, a nada de lo que le había pedido y asentía a cada una de las palabras que él decía, mientras que ella se pegaba a él y le acariciaba y llenaba de besos en cada espacio de palabra, pausa... Pero siendo muy consciente de lo importante que era. — Yo me encargo, te puedes ir tranquilo — añadió mientras apoyaba la cabeza sobre él. — Te lo prometo — susurró entrecerrando los ojos, con mucha calma, después de tanto tiempo.
Las cosas en Tallahassee iban a cambiar, tenían que cambiar para que pudiera seguir sobreviviendo, ella, el lugar, la radio... Su forma de vida en definitiva. Después de lo que había pasado tenía que tener cuidado y no confiarse de absolutamente nada.
— Pero tú prométeme que volverás, entero y bien — Kennedy alzó la mirada, no supo si le había escuchado, o ya estaba dormido del todo, se estiró y se limitó a acariciar su rostro y entonces volvio a apoyarse en su pecho y cerrar los ojos.
-Te lo prometo...-Son las palabras que elige para empezar-...Te prometo que volveré, entero...-Añade antes de terminar, justo antes de quedarse dormido la besa, en el momento que ella sujeta su rostro por un instante.
Es la primera vez en quizá 3 años que Adam Jensen duerme a pierna suelta, sin ninguna preocupación ni remordimiento. Entre sus brazos la atesora, más valiosa que ningún antivirus, arma o tipo de comida o refugio. Inconsciente del tiempo que pasa despierta por la mañana, el sol se está colando por las ventanas, la tormenta parece haber amainado, no puede evitar fijarse en su alrededor, recordando lo que ha pasado los últimos días vividos, con una gran sonrisa en su rostro.
Respira hondo, la abraza con fuerza y le da un beso-...Haré café...-Se marcha con mucho pesar de su lado, no sin antes volver a abrazarlo con fuerza, para sentir sus curvas, besar su piel t¡y grabarse su fragancia como un animal, inspirando con fuerza justo en la zona del cuello, antes de darle un beso y dejarla descansar un poco más.
Enciende el fuego con calma, la cocina sigue desordenada, como no, pero poco importa, pues se apaña con un par de tazas.
Mientras el café sube aprovecha para darse una ducha, una rápida, menos de 2 minutos. Cuando vuelve viendo que al café le queda tiempo, busca algunas cosas, bolsas de viaje y demás, tiene que empaquetar para marcharse, sabe que debió haberlo hecho la noche anterior, pero poco importa ya, cierta pena y nostalgia lo acompañan mientras recoge, el pitido del café lo llama, deja lo que está haciendo y desnudo sirve el café, le lleva una taza hasta donde esté ella.
-Joder, que bonito es amanecer contigo...-Se queda junto a ella un rato, tratando de charlar un poco antes de seguir, algo dentro de él no lo deja marcharse.
Pero debe hacerlo, así que prosigue, siempre hacía delante, tras hablar un poco más con ella, nada importante, pero es la imagen que recordará de ella hasta que vuelva a verla, porque piensa y ansía con todo su ser volver a verla.
Carga las armas en el mustang, por supuesto, carga también ropa limpia y algunas medicinas, comida para un par de semanas y suficiente agua para llegar a su siguiente parada. Le deja toda la música a ella, su colección de discos, es casi lo más preciado que tiene y aun así o ha dejado sobre la mesa sin ceremonia alguna.
Cuando llega el momento, cercano al medio día, se para junto al Mustang, dándole la mano, acariciándola entre sus dedos junto a la suya.
-Volveré, lo sabes...-Le guiña un ojo haciéndose el duro del salvaje oeste-...Será un trabajo limpio...-Por un momento pone acento sureño, tras ello se echa a reír. No tarda en volver a abrazarla y dar vueltas con ella sobre sí mismo hasta besarla con fuerza.
-Nos volveremos a ver, no habrá un solo día que no seas la dueña de mis pensamientos...-La abraza con fuerza contra su pecho, simplemente se queda ahí un rato, no se sabe cuánto, pero en algún momento, se subirá al Mustang y se marchará a toda velocidad, huyendo del único lugar del que no quiere huir, claro que tiene prisa como siempre, pues ya está marcado el siguiente destino.
Aquella mañana todo era diferente, el olor a tierra mojada, la calidez del aliento de él sobre su piel... Kennedy se hizo la remolona y se aferró a él todo lo que pudo, incluso rodeándole con las piernas, pero Adam salió de la cama finalmente. Ella rodó por entre las sábanas, aferrándose a la almohada, olía a él y se quedó allí un rato hasta que decidió que estaba siendo demasiado perezosa. Se puso ropa interior y una camisa que le quedaba tan enorme como bien.
— Gracias — intercambió la taza que Adam le traía por un largo y apasionado beso. Ya lo echaba de menos y aún no se había marchado. Era consciente de que se acercaba el momento, y no podía evitar sentir un nudo en el estómago.
Él estaba ya preparado, ella no, pero poco más podía decir al respecto. Si tenía que hacerlo, le entendía, lo había prometido. Le acompañó hasta el coche y se quedó junto a él acariciando su rostro, en silencio, tan cerca de él que no quedaban espacios entre ellos. Los besos, los abrazos se iban sucediendo uno tras otro.
— Tengo algo para ti — empezó a decir. Se apartó de él para estirar sus brazos y quitarse el colgante que llevaba, en él descansaban varias chapas militares, las de su padre, las de ella y el anillo de su madre. Abrió la cadena para sacar las chapas de su padre y el anillo de su madre, que guardó en el bolsillo de su camisa. Tras ello cerró la cadena y colgó el colgante con sus chapas en el cuello de él. — No sé cómo explicarlo, pero ahora son tuyas... — aquel gesto suponía mucho más y esperaba que él lo entendiera. Después de todo por lo que habían pasado... — Así te acordarás de a dónde tienes que regresar — volvió a acariciar su rostro y después le besó de nuevo. Un beso más largo, pero calmado, sin prisa. Ella quería disfrutar de él ese último momento que les quedaba juntos.
— Me lo has prometido — recordó en un susurro sobre sus labios. La rubia se fue apartando lentamente de él, había llegado el momento. Alzó la mano a modo de despedida, sí, odiaba las despedidas con todas sus fuerzas, más ahora, en aquel nuevo mundo, donde podía ocurrir cualquier cosa.
Se sentía tan nerviosa como triste, al no poder hacer nada más. Él debía marchar, ella le esperaría, era lo único que sabía.
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