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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Shatterpoint {#} Adam Jensen
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S O U N D T R A C K
Había un silencio sepulcral en Tallahassee después de que hubieran cenado. Kennedy les había dejado mantas y almohadas a Matthew y Aiden para que pudieran dormir lo más cómodamente posible y ella ahora se había quedado sentada en una de las sillas, fuera, bebiendo una de las latas que Adam trajo. Al final no se iba a poner muy tiquismiquis, un refresco seguía siendo un refresco.
— Creo que he sido una buena anfitriona, ¿qué dices? — preguntó en voz baja mientras se acomodaba en la silla y se tapaba con la manta que le había dejado a Adam antes. El fuego aún devoraba un par de troncos de madera y le quedaría todavía un par de horas hasta que se apagase por completo. — ¿Se han dormido ya? — se rió ante aquella pregunta, por un momento se sintió como si hablara de sus hijos.
— Bueno... sé que no hemos estado mucho tiempo juntos, pero ya veo en tu mirada que hay algo que te inquieta — Kennedy alzó sus ojos hacia los de él. — ¿Algo que quieras decime Adam? — le miró fijamente mientras bebía de la lata, sin apartar los ojos de él. Adam apenas llevaba unas horas allí y en todo ese tiempo ella había visto algo que no le había gustado y notaba que incluso estaba inquieto. Tal vez se equivocase, pero... algo le decía que no. — Por cierto... ¿Puede que sea mal momento...? — Kennedy se estiró de tal forma que sus manos alcanzaron sus botas, de un lateral de estas sacó unas tijeras. — Creo que teníamos una apuesta — sonrió ampliamente.
La observa, con las brasas y la poca llama viva que queda, se les ha hecho tarde, pero no le importa, ha cumplido su palabra y no ha disparado ni una sola bala. Mientras le hablas tiene una canción de oasis en la cabeza, su mente se llena de imágenes a gran velocidad y sin sonido, su corazón se acelera a toda velocidad, viendo como llegó.
Sonríe, la está escuchando pero no puede dejar de tener recuerdos igualmente. Cuando le dio las fotos, cuando la abrazo tras disparar a quien les observaba desde la lejanía, como se miraban, como ardieron en deseo y cuanto la echado de menos, día tras día, observandola en una foto demasiado desgastada para el tiempo que lleva fuera, siendo prácticamente las pocas personas, ella en especial lo que han logrado que luche con lo suficiente fuerza como para seguir vivos, termina dejante su mente en calma, logrando que sus pulsaciones bajen y respira hondo aliviado, observando que saca unas tijeras.
-Bueno, por lo menos no te has sacado un revólver del culo y has empezado a decirme algo así como "Skrooger te envía recuerdos..." no?...-Se encoge de hombros, se recuesta en la silla y con gracia y sobreactuación deja caer todo su pelo por detrás del respaldo de la silla.
-Lo quiero largo y liso por favor!...-Ha dejado las manos resposando en horizontal junto a los antebrazos en el pecho, solo levantando la mando para extender el índice con su petición, la cual, lo tiene aguantandose la risa.
-Quiero pedirte algo muy jodido y en cierta manera egoísta, pero me cuesta encontrar las palabras, eso es todo y en fin...-Hace una pequeña pausa-...Soy un poco raro y no estaba del todo tranquilo, aparezco aquí después de tanto tiempo, no había podido contactar contigo, encima acompañado...-Respira hondo de nuevo-...Siento mucho no haber podido avisar...-Con un suspiro de señor, vuelve a relajarse, dejando que le corte el pelo a su gusto.
Sonríe, la está escuchando pero no puede dejar de tener recuerdos igualmente. Cuando le dio las fotos, cuando la abrazo tras disparar a quien les observaba desde la lejanía, como se miraban, como ardieron en deseo y cuanto la echado de menos, día tras día, observandola en una foto demasiado desgastada para el tiempo que lleva fuera, siendo prácticamente las pocas personas, ella en especial lo que han logrado que luche con lo suficiente fuerza como para seguir vivos, termina dejante su mente en calma, logrando que sus pulsaciones bajen y respira hondo aliviado, observando que saca unas tijeras.
-Bueno, por lo menos no te has sacado un revólver del culo y has empezado a decirme algo así como "Skrooger te envía recuerdos..." no?...-Se encoge de hombros, se recuesta en la silla y con gracia y sobreactuación deja caer todo su pelo por detrás del respaldo de la silla.
-Lo quiero largo y liso por favor!...-Ha dejado las manos resposando en horizontal junto a los antebrazos en el pecho, solo levantando la mando para extender el índice con su petición, la cual, lo tiene aguantandose la risa.
-Quiero pedirte algo muy jodido y en cierta manera egoísta, pero me cuesta encontrar las palabras, eso es todo y en fin...-Hace una pequeña pausa-...Soy un poco raro y no estaba del todo tranquilo, aparezco aquí después de tanto tiempo, no había podido contactar contigo, encima acompañado...-Respira hondo de nuevo-...Siento mucho no haber podido avisar...-Con un suspiro de señor, vuelve a relajarse, dejando que le corte el pelo a su gusto.
S O U N D T R A C K
— La verdad es que han sido unos días difíciles Adam — Kennedy se puso en pie. Avanzó con calma hasta la silla quedando tras él. — Me has tenido en ascuas durante mucho tiempo, pero... — ella se encogió de hombros. — No te di por muerto en ningún momento, ni mucho menos — Kennedy sujetó la cabeza de él, por la barbilla y le hizo alzarla hacia atrás, de tal forma que ella le mirase fijamente.
— Después de lo que vi en la fábrica... — se agachó lo suficiente para besar sus labios y sonrió. — Eres un hueso duro de roer Adam Jensen — el susurro se le escapó de los labios sobre los de él. — Creo que... — se apartó buscando un peine para ayudarse a cortarle el cabello. Al regresar lo alzó como quien encontraba algo más valioso.
— Esperemos que con este corte no se te vaya la fuerza — puso los ojos en blanco mientras que comenzaba a peinar sus cabellos hacia atrás y los humedecía con algo de agua. — No estoy enfadada, sé cómo está todo, mejor que nadie... me paso el día escuchando las batallitas de un sin fin de supervivientes y estás aquí, cumpliste tu promesa — Kennedy hablaba mientras se esmeraba por cortar el cabello, primero para quitar los mechones, poco a poco y después lo igualaría todo. — Sabía que había algo más — sonrió al darse cuenta de que tenía razón. Pero más que nada era por la sensación que él le brindaba de conocerse de toda la vida.
— Puedes decirlo Adam — se apartó hacia un lado un momento para mirarle con atención.
Entre sus caricias la escucha, sintiéndose libre a través de su rostro de mostrarle como se siente ante cada cosa que ella dice. No importa mostrar dolor, pena, preocupación e incluso impotencia. Poco a poco viaja en el tiempo, a cualquier noche al raso, cortándose el pelo con sus compañeros, en cualquier peluquería, pero mejor, muchíssimo mejor, ahora está en casa, no querría estar en otro lugar.
La besa de vuelta con cariño, respirando hondo. No es que esté realmente conforme del todo con cortarse el pelo, pero tampoco le importa y sobretodo quiere hacerla feliz, si esto puede ayudarle a forjar mejores recuerdos que los que haya tenido que tener hasta ahora, pues que así sea, no hará que sea aburrido.
-Solía discutir con mi peluquero, siempre parecía que entre él y yo tratábamos de resolver el mundo, política, guerra, economía, sanidad, no importa, durante ese rato, éramos dos presidentes mundiales tratando de ganar el debate más importante de la historia...-Va poniendo enfásis a cada palabra que dice, llevado por la nostalgia.
-...Umbrella nos ha descubierto, al parecer había una trampa esperándome de camino a Talahasse, no es que me sorprenda en exceso, transmites por la radio, dices desde dónde, no creo que a ellos les cueste tanto desplazarse hasta aquí...-Respira hondo-...Había mensajes, lo saben todo sobre mí y no tengo ni idea de cuánto saben sobre tí, quiero ver que hay en esa memoria usb, podría ser importante...Joder lo importante...-Mira de reojo como otro mechón se va, con pena y nostalgia pero, también es tarde como para arrepentirse o decir nada.
-Quiero que hagamos las maletas y nos larguemos a Silver Lake, el refugio al que pertenezco, al menos un tiempo, hasta que se calmen las cosas, no puedo recorrer el país cada vez Kenny, al final me matarán o peor, no llegaré a tiempo, hay que empezar a pensar en que no estámos solos y podemos vivir seguros en una comunidad mayor...-Hace una pausa, entre tijeretazos-...Ves? Es estar en pleno corte de pelo y ya me pongo como antaño con mi peluquero...-Se le escapa una risilla, echa la cabeza atrás un momento para mirarla buscando darle un beso, antes de que siga con su peinado.
S O U N D T R A C K
La noche avanzaba, con una calma pasmosa, como si no le importara que amaneciera y el mundo se fuera más a tomar por culo. Allí se estaba bien, frente a los últimos destellos de la hoguera, con el aroma aún candente del alcohol, la comida, tabaco... Kennedy acariciaba con suma delicadeza el cabello de él y lo cortaba casi de forma ceremonial. Era consciente de que aquello era un hecho insólito y como tal lo estaba manejando.
Sonreía al escuchar las palabras de Adam, sí, un rato simple, de esos que se quedaban grabados a fuego en el recuerdo.
— Si quieres podemos discutir de política zombie — bromeó, pero en el tono de su voz solo había cariño, nada de sarcasmo o mucho menos malicia. — ¡Esos malditos descerebrados... se comen mi ganado y Umbrella no hace nada para impedirlo! — no alzó mucho la voz, para no despertar a los demás, pero el tono de su voz fue mucho más grave y fingido.
Y aquel bonito momento se esfumó de golpe al escuchar como él mencionaba de nuevo a Umbrella, pero esta vez no había humor, ni bromas... Kennedy dejó de cortar y agachó su rostro hasta pegar su frente con la de él. Adam parecía muy preocupado y no era para menos.
— Era evidente que esto iba a ocurrir tarde o temprano, yo lo sabía cuando empecé con la radio... — cerró los ojos, estaba agotada de pensar en ello en realidad, siempre había vivido pensando en cuánto tardarían en entrar por esa puerta. Seguramente, a esas alturas hasta sabrían que Kennedy Ulliel, desertora del USS era la puta Tallahassee.
La propuesta de él no le pilló por sorpresa, era obvio que debían marcharse. Dejar aquellas cuatros paredes que la habían servido de hogar durante tanto, pero también de prisión. Sentía un amor/odio por aquel lugar que era imposible de explicar. Alzó la mirada para ver la fachada del bar un momento, como quien quería tomar una instantánea para el recuerdo.
— Iré a Silver Lake contigo — sentenció a la par que se daba cuenta de que él la miraba fijamente. Kennedy, que ya casi había terminado con el corte de cabello giró dejándose caer sobre su regazo para besarlo una vez más. Aunque sentía cierta penar por abandonar su refugio, sentía que nada de eso importaba, que lo que importaba de verdad iba a Silver Lake con ella.
Recogerían sus cosas y se marcharían, lo antes posible. En realidad no es que tuviera mucho que preparar. La rubia sabía que llegaría ese momento, tarde o temprano y era como si lo hubiera estado esperando desde siempre.
— Estará bien Adam — susurró con una sonrisa sobre sus labios. Se acercó de nuevo para robarle un segundo beso y se apartó pesadamente de él. — Deja que acabe, al menos para que no parezcas un loco, o al menos más loco de lo normal... — se rió en silencio mientras que se ayudaba del peine para igualar el resto de su cabello.
— Perfecto — le miró fijamente, observando su obra. — Deberíamos irnos a dormir, mañana será un día muy largo — Kennedy volvió a acercarse para sentarse sobre su regazo, rodeando sus hombros con ambas manos y apoyando la barbilla en su hombro. En realidad quería alargar aquella noche lo máximo posible.
-¿Estás segura?...-La mira con los ojos entrecerrados, aun siente el sabor de sus labios sobre los suyos, con la doble emoción de la endorfina, que intenta acelerarlo como su corazón, mientras que su cabeza se esfuerza en mantener la calma.
-Nose ni siquiera si allí estaremos a salvo, ya no estoy seguro de nada excepto de una cosa...-Sonríe, viendo como termina de arreglarle el pelo, como si el momento valiera su peso en oro se queda en silencio, atesorándolo. Tiene la sensación de que la pudo ver alguna vez en algún concierto por como se miran, como si aun sin haberlo visto actuar o quizá si, siente esa pasión que siente el poeta y la poesía con ella. Podrían ser pocos los momentos en los que Adam sin vergüenza ni consecuencia se hubiera mostrado tal y como es, con las caras y las drogas, la música, los focos y el chispeante crujir de los amplificadores, igual se merecía más una vida de músico que de soldado, pero él mismo cometió sus propios errores.
-...-Al principio iba a replicar ante sus últimas palabras, si bien razón no le falta tampoco tiene ganas de discutir ni de estropear el momento.
-Es de que te sigo queriendo, y me sigues fascinando, por mucho tiempo que haya podido pasar fuera...Quiero que vayamos a Silver Lake hasta que terminen las obras y las reformas, pero después...-La abraza con calma, acariciando la piel de su cuerpo con la punta de los dedos como un tapiz, disfruta de la más humana sensación de abrazarse con ella y estar lo más cerca posible, por compartir otro momento que le salva la vida.
-...Me gustaría que nos fueramos lejos de todo, a las montañas, donde el frío haga que los zombies se acerquen menos por la congelación en invierno pero que además podamos disfrutar de un buen verano y primavera, la vieja casa de mis padres, una vez regresé antes de marcharme, está limpia, igual ahora no, puede que mi esfuerzo haya sido en vano...-Se muerde el labio y se le escapa una risilla cargada de aliento-...Disculpa, estoy hablando demasiado, para resumir, me gustaría cambiar el verte completamente desnuda, por verte completamente desnuda, frente a la chimenea, cubierta con una manta de pelo gris y marrón...-Entre una risilla muerde su labio para darle otro beso-...No tengo sueño, he dormido casi todo el viaje de vuelta antes de llegar...-Sus manos se deslizan, hasta acaricias su cuello y nuca, pega su frente a la de ella y la sigue besando después, sin decir nada, solo siendo, solo sintiendo.
Kennedy Ulliel fue consciente, al menos durante un segundo, de que aquel momento lo iba a atesorar para siempre, luego se limitó a vivirlo, disfrutarlo y sentirlo. La gente cambiaba y ella lo hacía. Cuando llegó a aquel lugar pensó que ya nada ni nadie la sacaría de allí y si lo hacían sería con los pies por delante. Ahora dejaría Tallahasse atrás y aunque había una justificación lógica y de supervivencia... lo hacía por él. No se avergonzaba de decirlo, porque ahora estaba bien, se sentía fuerte y lo más importante ella misma.
— Desde que llegué aquí... — empezó a decir en voz baja, mientras que sefundía con el cuerpo de él en un abrazo y sin fin de caricias. — ...sentía que nada iba a volver a ser igual conmigo, no sé explicarlo bien, pero todo se resume a que por primera vez en mucho tiempo me siento bien y a gusto con quien soy. Me sentía estancada en un mismo punto y ahora no tengo miedo de salir ahí afuera. Sé que eso te lo debo a ti — se había lamentado durante mucho tiempo, soledad, alcohol, lástima... y ehaba de menos quien era antes, pero siendo realistas esa persona no iba a regresar después de todo lo vivido. Ahora por fin que aceptaba eso, todo estaba bien.
— Igual es una tontería — se rió en silencio. Realmente no lo era, a su manera acababa de decirle algo muy importante. Se iría al maldito fin del mundo con él si hacía falta. Se rió también cuando habló sobre verla desnuda frente a una chimenea. — Entonces no seré la única, verdad? — comentó con cierto deje pícaro.
— Aún así deberíamos escansar... o... — puso los ojos en blanco. — No sé, hacer como que descansamos — bromeó haciendo un gesto de comillas con los dedos. Kennedy se puso en pie lentamente y sujetó una de las manos de Adam. — Vamos — susurró. Acarició su brazo con los dedos hasta llegar a la palma de la mano y agarró esta tirando de él con suavidad. Tal vez mañana fuera un día terrible, largo... esa noche por lo menos iba a ser de otra manera. Iba a estar bien, se despedían de Tallahasse, de su hogar, su prisión, su catarsis. Sentía amor odio por aquel rincón del mundo. Pero todo estaba bien, se cerraba un capítulo de su vida e iniciaba otro diferente con él. ¿Qué podía salir mal? 20.000 cosas diferentes, pero junto a Adam sabía que todo, al final del día estaría bien. Como en aquel momento.
— Desde que llegué aquí... — empezó a decir en voz baja, mientras que sefundía con el cuerpo de él en un abrazo y sin fin de caricias. — ...sentía que nada iba a volver a ser igual conmigo, no sé explicarlo bien, pero todo se resume a que por primera vez en mucho tiempo me siento bien y a gusto con quien soy. Me sentía estancada en un mismo punto y ahora no tengo miedo de salir ahí afuera. Sé que eso te lo debo a ti — se había lamentado durante mucho tiempo, soledad, alcohol, lástima... y ehaba de menos quien era antes, pero siendo realistas esa persona no iba a regresar después de todo lo vivido. Ahora por fin que aceptaba eso, todo estaba bien.
— Igual es una tontería — se rió en silencio. Realmente no lo era, a su manera acababa de decirle algo muy importante. Se iría al maldito fin del mundo con él si hacía falta. Se rió también cuando habló sobre verla desnuda frente a una chimenea. — Entonces no seré la única, verdad? — comentó con cierto deje pícaro.
— Aún así deberíamos escansar... o... — puso los ojos en blanco. — No sé, hacer como que descansamos — bromeó haciendo un gesto de comillas con los dedos. Kennedy se puso en pie lentamente y sujetó una de las manos de Adam. — Vamos — susurró. Acarició su brazo con los dedos hasta llegar a la palma de la mano y agarró esta tirando de él con suavidad. Tal vez mañana fuera un día terrible, largo... esa noche por lo menos iba a ser de otra manera. Iba a estar bien, se despedían de Tallahasse, de su hogar, su prisión, su catarsis. Sentía amor odio por aquel rincón del mundo. Pero todo estaba bien, se cerraba un capítulo de su vida e iniciaba otro diferente con él. ¿Qué podía salir mal? 20.000 cosas diferentes, pero junto a Adam sabía que todo, al final del día estaría bien. Como en aquel momento.
Han pasado ya al menos un par de horas, no sabe exactamente cuanto tiempo, pero Kennedy ha conseguido quedarse dormida y liberado de su tierno abrazo sale a caminar un poco, a pesar de su envergadura lo hace con el máximo sigilo posible, no con una postura corporal muy forzada, simplemente lo hace, pareciera que con tanta habilidad le gustara ser escandaloso por puro gusto.
La luz de la luna y las estrellas se cuela entre las enrejadas ventanas, que le sirven para moverse hasta su ropa, buscar unos cigarrillos y salir al bar en sí. Afortunadamente lleva pantalones y se ha echado una manta por encima, parece todo tan nostálgico, hay tanta calma sumado a no poder dormir, las heridas, que parece más un regreso a casa después de algún trabajo de mierda, antes que creer que está en un apocalipsis zombie.
Abre la puerta despacio y la cierra tras de si. No tiene prisa ninguna, por lo que sacrifica el tiempo extra en no hacer ruido antes que en darse prisa por salir. Una vez fuera apoya la espalda en la puerta y respira hondo, sujetando entre sus labios un par de pitis arrugados y que han perdido parte del tabaco que contenían de tanto trajín.
con la mirada fija en las estrellas se frota la cabeza un segundo, pensando que se apartaría el cabello que le molestara por la cara, para recordar que se lo han cortado y sonreír después. Quizá ha sido precisamente eso, sentirse en carne propia en los viejos tiempos, unos a los que no desea volver y que sin darse cuenta ha estado recorriendo ese camino, ya no es blanco o negro, ahora hay unos grises por los que está dispuesto a perder la cabeza.
La escalera de mano se posa suavemente sobre la fachada y poco a poco, vuelve a subirse al tejado, junto a la antena en la que pasó todo aquello, cuando pudieron intimar de verdad por primera vez y conocerse mejor.
Sonríe como un niño y se vuelve a frotar el pelo y la cabeza. Las estrellas siguen su camino junto a la noche, cigarro tras cigarro va recordando todos esos buenos momentos, haciendo balance y disfrutando de los pequeños detalles de la vida, como si todos esos puntos brillantes rodeando la luna fueran su televisión personal.
El primer paseo que pudo darse con el Mustang después de que Jerry se lo dejara como nuevo, como un revólver sin munición lo hizo llegar tan lejos. Tantas batallas, sabiendo que un error, una imprudencia le costaría la vida."Perros zombie, hecho, Lickers? Por favor, soy un profesional, por supuesto que lickers hecho, mutantes zombie hecho, monstruos zombie? Hecho, Mutantes fantasmagóricos? Jodidamente hecho, joder hay algo que no haya cazado? Seguramente", Toda la gente que fue capaz de salvar, a los tremendos hijos de puta que logró derrotar, las amistades que pudo hacer y las que perdió, fuera para mal o para bien, llegando a los momentos más difíciles, nunca pidió nada, nunca pidió siquiera formar parte de Terra Save, ni ayudar en Silver Lake, pero de alguna recordando "El viaje del héroe" de Joseph Campbell, Adam, debía después de lo logrado, regresar a "casa" para completar su viaje y compartir lo aprendido con sus seres queridos y amigos, pero ese es el problema, si no hay un hogar al que volver, si no existe un futuro todo ese viaje, todas esas aventuras no servirán de nada y morirán todos en el olvido, uno del que llevan todos los supervivientes luchando por evitar con todas sus fuerzas.
Siendo plenamente consciente de ello, llega a una conclusión, el plan ha cambiado, si o sí, no puede evitar echarse a reír, pensando, maquinando, por una temporada sería mejor marcharse a otro lugar antes de que los sigan, por otro siente que toda esa congoja y prisa que tenía se evapora cuanto más piensa en sus siguientes movimientos.
Mira con calma el cielo respirando hondo, tranquilo, contento, antes de volver a la cama quiere disfrutar un poco de esa tranquilidad, de ese momento de epifanía, todas las personas, sean quienes sean, a veces necesitan momentos así, para encontrar la fuerza y seguir inspirando a los demás, para no fallarles y seguir siempre manteniéndoles vivos y haciéndolos volver a casa.
-Han sido unos años increíbles...Por más que me esfuerzo en no verlo es así, podría haber muerto hace tanto tiempo, durante tanto tiempo he querido morir, me he puesto tan al límite...-Niega con la cabeza y sonríe lanzando la última colilla mientras apoya las manos para mirar el cielo fijamente.
-...Tan al límite que ya no recuerdo lo que es vivir sin algún dolor, con alguna herida...-Se ríe ligeramente y después respira hondo de nuevo-...Pero al fin estoy donde quiero estar y con quien quiero estar.
La vida da mucha svueltas. Solían decirle y a ella cada vuelta le parecía peor que la anterior. Al menos hasta hacía un tiempo. Había dejado de creer en muchas cosas las cuales recuperaba por fin, poco a poco. Y de eso no era nadie más responsable que Adam. Hasta el punto de querer dejar Tallahasee, hasta es epunto había cambiado. Llevaba mucho tiempo creyendo que aquel lugar la enterraría. Pero ahora veía un futuro más luminoso, por primera vez en mucho tiempo. Ahora el apocalipsis parecía un poquito mejor.
Para empezar ya apenas tenía pesadillas. Sí, con él dormía mejor... ¿Y hablando de él, dónde estaba? Abrió los ojos de par en par, no sobresaltada, pero sí como quien se da cuenta de que le falta algo, o más bien alguien.
— ¿Adam? — susurró mientras que se estiraba. Se puso en pie y avanzó por la habitación hacia el pasillo. No había rastro de él por ninguna parte. Se abrigó gracias la manta con la que había estado arropada y fue hacia el bar, creyendo que allí lo encontraría, pero Tallahassee estaba sumido en un profundo silencio. — ¿Adam? — susurró. No quería despertar a los demás. Por un instante temió que todo hubiera sido un sueño, que se hubiera despertado ahora y nada de aquella noche hubiera sucedido. Pero allí afuera estaba su coche y además... pudo distinguir la sombra de la escalera de mano. Hizo una mueca.
— ¿Interrumpo algo? — preguntó, una vez que asomó la cabeza por la azotea, tras subir por la escalera. Él estaba allí. Kennedy terminó de subir y se sentó a un lado de él, haciéndose prácticamente una bolita, acurrucándose con la manta, ya que de madrugada hacia bastante frío.
Para empezar ya apenas tenía pesadillas. Sí, con él dormía mejor... ¿Y hablando de él, dónde estaba? Abrió los ojos de par en par, no sobresaltada, pero sí como quien se da cuenta de que le falta algo, o más bien alguien.
— ¿Adam? — susurró mientras que se estiraba. Se puso en pie y avanzó por la habitación hacia el pasillo. No había rastro de él por ninguna parte. Se abrigó gracias la manta con la que había estado arropada y fue hacia el bar, creyendo que allí lo encontraría, pero Tallahassee estaba sumido en un profundo silencio. — ¿Adam? — susurró. No quería despertar a los demás. Por un instante temió que todo hubiera sido un sueño, que se hubiera despertado ahora y nada de aquella noche hubiera sucedido. Pero allí afuera estaba su coche y además... pudo distinguir la sombra de la escalera de mano. Hizo una mueca.
— ¿Interrumpo algo? — preguntó, una vez que asomó la cabeza por la azotea, tras subir por la escalera. Él estaba allí. Kennedy terminó de subir y se sentó a un lado de él, haciéndose prácticamente una bolita, acurrucándose con la manta, ya que de madrugada hacia bastante frío.
La mira de reojo cuando llega, cada centímetro de su rostro, como termina la forma de su pelo sobre la manta que lleva enrollada, la cara de preocupación
-Claro que no, va todo bien caballero medianoche-Le sonríe con calma y le guiña un ojo mientras imagina la similitud con el héroe de los cómics de forma un tanto poética.
De nuevo lleva la vista al horizonte, se acomoda con ella y la abraza por encima del hombro, para frotarle la espalda sobre la manta y darle calor.
-Dentro de nada nos marcharemos de este lugar, a California, pasaremos el invierno y cuando termine iremos donde quieras Keny, no importa el destino tu elige...-Se ríe ligeramente pensando en los clásicos destinos que uno elegiría si no se hubiera terminado el fin del mundo.
-Podemos ir a Francia, visitar París, o Londres si vamos más al norte, sino siempre podemos probar más cerca, que me dices de "El Paso"? Podrían esperarnos en México nuevas aventuras?...-Hace una pausa muy leve y se responde él mismo.
-Probablemente!...Jejeje...-Apoya la cabeza con la suya-...Se que da mucha pena marcharse de aquí, pero si lo piensas al mismo tiempo volverás a relacionarte con otras personas, quien sabe, igual hasta montas una nueva emisora de radio allí...-Ríe ligeramente antes de darle un suave beso en los labios y seguir mirándola a los ojos.
-Te quiero preciosa y eso no va a cambiar aunque no estés todo el día embutida en cuero o sirviendo cervezas...-En el fondo se siente tremendamente culpable de que se marche con él a Silver Lake, pero no se le ocurre una mejor forma de que esté a salvo.
-Si hubiera podido rescatar algo de información del último ataque podría ser que tuviéramos algo a lo que agarrarnos y pensar, pero estamos a ciegas y sin radio...-Le guiña un ojo, ya que es una metáfora-...Solo puedo estar tranquilo si se que tu estarás a salvo, no digo que no puedas defenderte, pero precisamente por eso me preocupa tanto que vengas, hacen falta cada día más guerreros y escasean cariño...-Guarda silencio disfrutando del tiempo con ella observando el cielo nocturno.
Se sentía apenada por dejar aquel lugar, sí, pero se podía ver un brillo de emoción en su mirada ante la idea del futuro que les estaba por llegar. Los cambios no eran malos, sabía que le haría bien, él tenía toda la razón del mundo y la confortaba hacerlo con él.
— ¿Viajar en tiempos de apocalipsis y dejar a los tuyos atrás? — Kennedy miró al horizonte, pensativa, tomando aire como quien estaba a punto de tomar una gran decisión. — Tesoro, sé que quieres paz, no total, te encanta el rock and roll clásico... — rió en silencio. — ...pero... sé que no puedes dejar tampoco a tus pequeños — tras dejar de mirar al horizonte regresó la mirada hacia él. — Oh vamos... no lo digo de broma, como los tratas, como los miras, hablas con ellos, te sientes un papá orgulloso de tus niños de Silver Lake, quieres verlos crecer, estás aquí diciendo: "Eh, podéis trabajar así, de esta forma es mejor..." — movía las manos tratando de explicarse, hablaba con toda la ternura del mundo, tal vez se equivocaba, pero... — Estás viendo como se sueltan, poco a poco y claro que quieres tu "jubilación", pero quieres que nos sentemos en el porche a observar como esos cabroncetes dejan a Umbrella por el barro y decir: "Esos son mis chicos". Mientras nos emborrachamos y escuchamos buena música... — sonrió por el gesto de cariño y entonces se puso en pie, carraspeando y alzando las manos al aire, grandilocuente y fingida. — Entonces yo lo anunciaré por radio a todo el mundo, que se haga eco: ha llegado el fin de Umbrella, por fin, poco a poco, podremos volver a la normalidad — Kennedy no dejaba de sonreír, se volvió a dejar caer junto a su lado y lo rodeó con sus brazos, frotando su piel para que entrase en calor. — Me da igual donde, si Tallahassee sigue o no... obviamente me gustaría seguir, pero es peligroso... por eso debo dejar este lugar y lo hago con orgullo lo creas o no... — se mordió el labio inferior, se sentía emocionada de verdad. — Yo empecé Tallahassee aquí, pero ahora, cada superviviente que tiene una radio y va por ahí, hablándole al mundo, cada persona que dedica unos segundos de su supervivencia a avisar de problemas, de la situación de lo que queda, cada uno que frustre o de información de Umbrella... ahí estará Tallahassee, así que sí, me voy, pero tranquila — sonrió ampliamente.
— Somos un equipo — hizo chocar sus nudillos contra los de él con toda la suavidad del mundo. Definitivamente se sentía en paz, solo quería explicarle a él que debía estar bien. Que juntos estarían bien y que era lo correcto. Todo aquello.
— Pero bueno... que te necesiten no significa que no podamos hacer alguna escapada de vez en cuando... ¿eh? — le guiñó un ojo.
— ¿Viajar en tiempos de apocalipsis y dejar a los tuyos atrás? — Kennedy miró al horizonte, pensativa, tomando aire como quien estaba a punto de tomar una gran decisión. — Tesoro, sé que quieres paz, no total, te encanta el rock and roll clásico... — rió en silencio. — ...pero... sé que no puedes dejar tampoco a tus pequeños — tras dejar de mirar al horizonte regresó la mirada hacia él. — Oh vamos... no lo digo de broma, como los tratas, como los miras, hablas con ellos, te sientes un papá orgulloso de tus niños de Silver Lake, quieres verlos crecer, estás aquí diciendo: "Eh, podéis trabajar así, de esta forma es mejor..." — movía las manos tratando de explicarse, hablaba con toda la ternura del mundo, tal vez se equivocaba, pero... — Estás viendo como se sueltan, poco a poco y claro que quieres tu "jubilación", pero quieres que nos sentemos en el porche a observar como esos cabroncetes dejan a Umbrella por el barro y decir: "Esos son mis chicos". Mientras nos emborrachamos y escuchamos buena música... — sonrió por el gesto de cariño y entonces se puso en pie, carraspeando y alzando las manos al aire, grandilocuente y fingida. — Entonces yo lo anunciaré por radio a todo el mundo, que se haga eco: ha llegado el fin de Umbrella, por fin, poco a poco, podremos volver a la normalidad — Kennedy no dejaba de sonreír, se volvió a dejar caer junto a su lado y lo rodeó con sus brazos, frotando su piel para que entrase en calor. — Me da igual donde, si Tallahassee sigue o no... obviamente me gustaría seguir, pero es peligroso... por eso debo dejar este lugar y lo hago con orgullo lo creas o no... — se mordió el labio inferior, se sentía emocionada de verdad. — Yo empecé Tallahassee aquí, pero ahora, cada superviviente que tiene una radio y va por ahí, hablándole al mundo, cada persona que dedica unos segundos de su supervivencia a avisar de problemas, de la situación de lo que queda, cada uno que frustre o de información de Umbrella... ahí estará Tallahassee, así que sí, me voy, pero tranquila — sonrió ampliamente.
— Somos un equipo — hizo chocar sus nudillos contra los de él con toda la suavidad del mundo. Definitivamente se sentía en paz, solo quería explicarle a él que debía estar bien. Que juntos estarían bien y que era lo correcto. Todo aquello.
— Pero bueno... que te necesiten no significa que no podamos hacer alguna escapada de vez en cuando... ¿eh? — le guiñó un ojo.
La mira en todo momento, contrastando sus palabras con todo lo que ha vivido desde 2012 hasta ahora, en su mente inevitablemente ve todo cuanto ha hecho, cuanto ha sido y todo aquello que jamás pudo cumplir, no parece sentirse incómodo, más bien preocupado, porque al escuchar lo que opina, de alguna forma se ha dado cuenta de que lo conoce demasiado bien, no solo ella, sino mucha gente, aquello que le había permitido pasar desapercibido, ahora ya no era así, era mucho más conocido, tenía muchos amigos, amigas, contactos, incluso ahora seres queridos, seguía pensando, mientras Kennedy le habla de los suyos, tratando de no decepcionarla, decide guardar silencio y dejarla terminar, pues de alguna forma, todas esas visiones se van deformando, van dejando una sensación ya conocida de familia. Como guinda, escucharla hablar así, con esa convicción sobre sus sueños, sobre lo que cree firmemente, lo hace dudar de lo que tiene planeado a pesar de todo. Se le escapa una risilla ante los comentarios que hace sobre como ve a los demás.
-Nose si alguna vez podré librarme de todo el odio que llevo por dentro, ni aunque solo quedara yo en una estepa cubierta por la sangre de mis enemigos, ni aun así se si conseguiré realmente sanar...-La mira un instante antes de seguir, ya habiendo ella terminado de hablar.
-...Eso es lo que pensaba hasta que te conocí, ahora...Pienso otras cosas...-Cierra los ojos un momento disfrutando del abrigo de la noche, de su compañía y de la tranquilidad que piensa se les ha concedido después de tanto tiempo.
-Está decidido entonces...-Cambia de tema-...Nos marchamos a California, máximo una semana para largarnos, espero poder lograr que Matt y Aiden salgan antes, él quiere volver a reunirse con su esposa ahora que sabe que está viva, allí en Silver Lake...-Hace una pausa-...Además no voy a mentir, el viaje a California será largo y peligroso, nuestra escapadita, la que nos merecemos y aun no hemos podido tener...-La vuelve a abrazar-...Consejo número 1 del más grande de todos los supervivientes...-Adam se ríe mientras dice esto, haciéndose parodia de sí mismo, muy consciente de su propia mortalidad.
-...Nunca llevas suficientes rollos de papel higiénico ahí fuera, eso es oro blanco cariño...-Por como habla, se nota que no le dice esas cosas porque ella no sepa desenvolverse, sino porque es consciente de que lleva mucho tiempo sin salir y que por mucho que diga ella que lo tiene asumido, sabe que será un proceso, que tendrá muchas veces miedo y dudas, con esto, pretende hacerle ver que aunque no estén juntos, siempre intentará protegerla, sea como sea, sea ella capaz de verlo así o no, simplemente se divierta con él y esa clase de chistes. Hacía mucho ya que Adam no sentía que podía apagar el motor de la máquina de guerra y disfrutar como nunca, pero gracias a esta mujer a Kennedy Ulliel, ha podido volver a sentir que el mundo era un poco más justo y agradable.
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