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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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La tormenta después de la calma [Matthew]
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Recuerdo del primer mensaje :
Hacía apenas un día que habían salido de Silver Lake, ¿hacia dónde? en realidad no iban con un rumbo fijo. Ya que se trataba de una salida programada para recoger víveres y cualquier cosa útil para el campamento. Habían decidido que cuanto más lejos mejor, ya que solían ir por los alrededores de Silver Lake y últimamente no les funcionaba bien.
Ashley se había quedado dormida en el asiento del copiloto. No solía pasarle ese tipo de cosas con nadie más que Matt, con él se sentía segura pasara lo que pasara.
— ¿Hemos parado? — susurró repentinamente, cuando en un momento dado empezó a espabilarse. No sabía cuanto llevaba dormida, pero ya salía el sol. Se hacía de día poco a poco y la claridad inundaba el interior del vehículo. Al desperezarse se dio cuenta de que él no estaba allí. ¿Habría salido? El vehículo se encontraba aparcado a un lado de la carretera en mitad de la nada, junto a lo que parecía ser una gasolinera. ¿Habría ido Matt allí? Ashley se preparó para salir. Seguido de un leve bostezo, se estiró para recoger su cinturón de armas y colocárselo. Acto seguido bajó del vehículo, mientras se frotaba ambos brazos.
Aunque se acercaban días calurosos, el frío de la mañana se le clavó en la piel, así que se hizo con una chaqueta que se fue echando por encima mientras avanzaba hacia la gasolinera.
— ¿Matt? — Ahley se detuvo en silencio delante la puerta, esperando algún tipo de respuesta o algo. El silencio solo la puso más nerviosa y corrió hacia la puerta abriendo de golpe. No lo pudo evitar.
Doce de mayo de 2016
En algún lugar de California
En algún lugar de California
Hacía apenas un día que habían salido de Silver Lake, ¿hacia dónde? en realidad no iban con un rumbo fijo. Ya que se trataba de una salida programada para recoger víveres y cualquier cosa útil para el campamento. Habían decidido que cuanto más lejos mejor, ya que solían ir por los alrededores de Silver Lake y últimamente no les funcionaba bien.
Ashley se había quedado dormida en el asiento del copiloto. No solía pasarle ese tipo de cosas con nadie más que Matt, con él se sentía segura pasara lo que pasara.
— ¿Hemos parado? — susurró repentinamente, cuando en un momento dado empezó a espabilarse. No sabía cuanto llevaba dormida, pero ya salía el sol. Se hacía de día poco a poco y la claridad inundaba el interior del vehículo. Al desperezarse se dio cuenta de que él no estaba allí. ¿Habría salido? El vehículo se encontraba aparcado a un lado de la carretera en mitad de la nada, junto a lo que parecía ser una gasolinera. ¿Habría ido Matt allí? Ashley se preparó para salir. Seguido de un leve bostezo, se estiró para recoger su cinturón de armas y colocárselo. Acto seguido bajó del vehículo, mientras se frotaba ambos brazos.
Aunque se acercaban días calurosos, el frío de la mañana se le clavó en la piel, así que se hizo con una chaqueta que se fue echando por encima mientras avanzaba hacia la gasolinera.
— ¿Matt? — Ahley se detuvo en silencio delante la puerta, esperando algún tipo de respuesta o algo. El silencio solo la puso más nerviosa y corrió hacia la puerta abriendo de golpe. No lo pudo evitar.
- Matt :
En cuanto la primera gota de agua cayó por su garganta sintió como su cuerpo reaccionaba, estaba realmente sediento y claramente era porque estaba incluso un poco deshidratado, pero no tenía manera de explicarlo o de hablar incluso pues parecía que todo le costaba demasiado. Le ardía los ojos Así que poco podía mantenerlos abiertos , solo para notar que se había hecho de día y que no sabía cuántas horas había estado durmiendo pero otra vez sentí el cansancio que le pesaba en el cuerpo.
Por momentos perdí la conciencia pero podía escuchar la voz de ella contándole cómo había sido cuando lo había conocido. La forma en la que había creído que lo de ellos sería algo pasajero pero que poco a poco se había dado cuenta de que se había enamorado de él. Eso no he podido entender todo lo que sentía en ese momento y claramente estaba viendo las cosas desde el punto más pesimista pues se suponía que él iba a morir y probablemente faltaba muy poco.
Su cabeza se sentía pesada y casi nublada Así que volvió a perder la conciencia pero está vez solo con el decirte, con esa vez que había caído en manos del enemigo, casi podía sentir el dolor de cada tortura. Hasta que despertó nuevamente, estaba empapado de sudor y el corazón le latía con fuerza ¿Cuánto había pasado? Ya no veía la luz del sol y al menos el dolor de su cabeza había pasado por completo —¿Que?— por supuesto que aún le dolía el cuerpo pero ¿No tendría que estar muerto ya?
Busco con la mirada a Ashley y también al perro ¿Podrían haberse ido ya? No, su esposa era tan terca como haberse marchado sin asegurarse que él estuviera muerto. Entonces ¿Que estaba pasando?
Por momentos perdí la conciencia pero podía escuchar la voz de ella contándole cómo había sido cuando lo había conocido. La forma en la que había creído que lo de ellos sería algo pasajero pero que poco a poco se había dado cuenta de que se había enamorado de él. Eso no he podido entender todo lo que sentía en ese momento y claramente estaba viendo las cosas desde el punto más pesimista pues se suponía que él iba a morir y probablemente faltaba muy poco.
Su cabeza se sentía pesada y casi nublada Así que volvió a perder la conciencia pero está vez solo con el decirte, con esa vez que había caído en manos del enemigo, casi podía sentir el dolor de cada tortura. Hasta que despertó nuevamente, estaba empapado de sudor y el corazón le latía con fuerza ¿Cuánto había pasado? Ya no veía la luz del sol y al menos el dolor de su cabeza había pasado por completo —¿Que?— por supuesto que aún le dolía el cuerpo pero ¿No tendría que estar muerto ya?
Busco con la mirada a Ashley y también al perro ¿Podrían haberse ido ya? No, su esposa era tan terca como haberse marchado sin asegurarse que él estuviera muerto. Entonces ¿Que estaba pasando?
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
Hubo un momento en el que se levantó para cambiar el trapo, este estaba aún húmedo, pero caliente debido a la temperatura de él. Kal se levantó también con ella y comenzó merodear a a su lado. Una vez que volvió a conseguir que el trapo estuviera frío lo colocó sobre la frente de Matt.
— Hey... ¿Qué pasa? — Kal parecía inquieto. — ¿Tienes hambre? — el estómago de Ashley también rugió con fuerza, por lo que se acercó a la cocina de la vivienda. ¿Quedaría algo por allí? De lo contrario llevaban cosas aún en la mochila, pero por si acaso decidió inspeccionar. Kal iba tras ella todo el tiempo.
Observó por la ventana. La luz inundaba el jardín. ¿Qué hora debía ser? Estaba hambrienta.
— Llegamos ayer, tarde... — estaba un poco desorientada, se había pasado casi todo el tiempo con Matt durmiendo, llorando... estaba agotada de los últimos días y para ella todo había sido una auténtica pesadilla. Lástima de no llevar reloj. Le hubiese gustado saber la hora. Se acordó del reloj de bolsillo de Izzy y frunció el ceño. Lo dejó en el campamento porque temía romperlo.
Suspiró. Sentía que había pasado ya más de 24 horas desde que mordieron a Matt. La luz fuera parecía indicar que sería media tarde y a juzgar por el dolor de estómago y su hambre... pero no podía ser. Porque... se giró hacia el marco de la cocina, que daba a la sala de estar. Desde allí no podía ver a Matt. Ese silencio la iba a matar. Y sintió un auténtico terror repentinamente. Sus dedos se aferraban con fuerza a la encimera. Su mente se imaginaba a Matt entrando por la puerta de la cocina, con el rostro pálido, labios oscurecidos y ojos sin vida.
Fue velozmente hacia el marco de la estancia y observó como Matt seguía tumbado en el sofá.
Agachó la mirada sin darse cuenta de que las lágrimas seguían brotando de sus ojos, ¿era posible que siguiera llorando? Obviamente la parte emocional seguía ahí, pero físicamente, ¿no se habían secado ya sus lágrimas? No había bebido agua, no había comido nada... Se llevó una mano a la frente y volvió a la cocina para investigar los muebles.
— Interesante... — le enseñó los sobres a Kal. La lata de cocacola la limpió y abrió rápidamente, estaba curiosamente bastante bien para todo el tiempo que llevaría ahí. La cocina era de gas butano, la bombona estaba cerrada y parecía tener aún gas.
— ¿Saldremos volando Kal? — decidió probar suerte y encender el fuego para hervir algo del agua que le quedaba en la botella y así poder cocinar uno de los sobres de comida que había encontrado. No tardó mucho. Limpió un par de platos que encontró con papel y le sirvió a Kal un poco del sobre y el resto comenzó a comer ella.
Apenas había dado dos cucharadas cuando se fijó de nuevo en el marco de la puerta, recordando esa pesadilla despierta de antes. Fue directa de nuevo al salón. Matt había cambiado de postura y estaba ligeramente alzado, parecía buscar con la mirada algo y a Ashley le iba a dar un ataque al corazón. De hecho, se quedó en silencio pegada al marco de la cocina, aterrada, paralizada. ¿Había pasado ya?
— Hey... ¿Qué pasa? — Kal parecía inquieto. — ¿Tienes hambre? — el estómago de Ashley también rugió con fuerza, por lo que se acercó a la cocina de la vivienda. ¿Quedaría algo por allí? De lo contrario llevaban cosas aún en la mochila, pero por si acaso decidió inspeccionar. Kal iba tras ella todo el tiempo.
Observó por la ventana. La luz inundaba el jardín. ¿Qué hora debía ser? Estaba hambrienta.
— Llegamos ayer, tarde... — estaba un poco desorientada, se había pasado casi todo el tiempo con Matt durmiendo, llorando... estaba agotada de los últimos días y para ella todo había sido una auténtica pesadilla. Lástima de no llevar reloj. Le hubiese gustado saber la hora. Se acordó del reloj de bolsillo de Izzy y frunció el ceño. Lo dejó en el campamento porque temía romperlo.
Suspiró. Sentía que había pasado ya más de 24 horas desde que mordieron a Matt. La luz fuera parecía indicar que sería media tarde y a juzgar por el dolor de estómago y su hambre... pero no podía ser. Porque... se giró hacia el marco de la cocina, que daba a la sala de estar. Desde allí no podía ver a Matt. Ese silencio la iba a matar. Y sintió un auténtico terror repentinamente. Sus dedos se aferraban con fuerza a la encimera. Su mente se imaginaba a Matt entrando por la puerta de la cocina, con el rostro pálido, labios oscurecidos y ojos sin vida.
Fue velozmente hacia el marco de la estancia y observó como Matt seguía tumbado en el sofá.
Agachó la mirada sin darse cuenta de que las lágrimas seguían brotando de sus ojos, ¿era posible que siguiera llorando? Obviamente la parte emocional seguía ahí, pero físicamente, ¿no se habían secado ya sus lágrimas? No había bebido agua, no había comido nada... Se llevó una mano a la frente y volvió a la cocina para investigar los muebles.
— Interesante... — le enseñó los sobres a Kal. La lata de cocacola la limpió y abrió rápidamente, estaba curiosamente bastante bien para todo el tiempo que llevaría ahí. La cocina era de gas butano, la bombona estaba cerrada y parecía tener aún gas.
— ¿Saldremos volando Kal? — decidió probar suerte y encender el fuego para hervir algo del agua que le quedaba en la botella y así poder cocinar uno de los sobres de comida que había encontrado. No tardó mucho. Limpió un par de platos que encontró con papel y le sirvió a Kal un poco del sobre y el resto comenzó a comer ella.
Apenas había dado dos cucharadas cuando se fijó de nuevo en el marco de la puerta, recordando esa pesadilla despierta de antes. Fue directa de nuevo al salón. Matt había cambiado de postura y estaba ligeramente alzado, parecía buscar con la mirada algo y a Ashley le iba a dar un ataque al corazón. De hecho, se quedó en silencio pegada al marco de la cocina, aterrada, paralizada. ¿Había pasado ya?
- Matt :
El miembro 'Ashley B. Jones' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'¿Qué hay ahí?' :
Resultados :
'¿Qué hay ahí?' :
Resultados :
PÍDEME ROL + MP
- We are Enjoy the Silence 4.0:
Nueve años matando zombies... Y no nos cansamos. ¡GRACIAS A TODOS!
Otra vez está ahí la sensación de la garganta seca y el dolor del cuerpo pero al menos ya podía pensar con claridad ¿Cómo era eso posible? Primero se preguntó si los zombies habían estado verdaderamente conciente cada vez que se habían cruzado con uno. Porque eso tenía que ser, sino ¿Cuánto más tardaría en cambiar? Respiro lentamente y se llevó una mano a la herida, la mierda esa aún le dolía como el demonio, estaba afiebrada y probablemente se llenaría de líquidos desagradable. Busco en su mente la manera de darse cuenta si eso estaba pasando y pensó en comida, si tenía hambre y por un momento eso lo asustó. Pero el ruido de una tabla en el piso le hizo girar la cabeza.
Ashley estaba en el umbral de la puerta, se veía terriblemente cansada, sus ojos rojos y las ojeras remarcadas en señal que del poco descanso que había tenido. Los ojos de los dos se cruzaron pero no hubo hambre, más bien anheló. Siempre que la miraba pensaba en ella y lo hermosa que era, todo lo que deseaba besarla y en ese momento la cosa no fue diferente. Detrás de ella apareció Kal quien venía relamiéndose el hocico, lo que le dijo que habían estado comiendo.
Quería levantarse y aún le dolía el cuerpo así que dijo — que bueno que nunca me escuchas— y sonrío levemente porque la verdad es que no le hubiera gustado despertar y que ella no estuviera allí. No era un zombie de alguna manera y no entendía muy bien como, porque aún podía hablar y no había manera de que él deseara hacerle daño a ella. A demás si el dolor de cabeza había parado ¿Eso significaba algo bueno? Por Dios, esperaba que si. O quizás si estaba infectado y no se había vuelto un zombie. Mierda, eso le parecía peor que estar muerto.
Trato de levantarse del sofá y el dolor muscular lo hizo quejarse, era como si le hubieran dado la paliza de su vida pero necesitaba levantarse —¿Esto no debería haber pasado?— probablemente ella supiera mejor ¿Cuánto llevaban allí?
Ashley estaba en el umbral de la puerta, se veía terriblemente cansada, sus ojos rojos y las ojeras remarcadas en señal que del poco descanso que había tenido. Los ojos de los dos se cruzaron pero no hubo hambre, más bien anheló. Siempre que la miraba pensaba en ella y lo hermosa que era, todo lo que deseaba besarla y en ese momento la cosa no fue diferente. Detrás de ella apareció Kal quien venía relamiéndose el hocico, lo que le dijo que habían estado comiendo.
Quería levantarse y aún le dolía el cuerpo así que dijo — que bueno que nunca me escuchas— y sonrío levemente porque la verdad es que no le hubiera gustado despertar y que ella no estuviera allí. No era un zombie de alguna manera y no entendía muy bien como, porque aún podía hablar y no había manera de que él deseara hacerle daño a ella. A demás si el dolor de cabeza había parado ¿Eso significaba algo bueno? Por Dios, esperaba que si. O quizás si estaba infectado y no se había vuelto un zombie. Mierda, eso le parecía peor que estar muerto.
Trato de levantarse del sofá y el dolor muscular lo hizo quejarse, era como si le hubieran dado la paliza de su vida pero necesitaba levantarse —¿Esto no debería haber pasado?— probablemente ella supiera mejor ¿Cuánto llevaban allí?
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
Los segundos que Ashley estuvo allí de pie parecieron años. Se aferró al marco de la puerta con los dedos, hasta tal punto de que le dolieron las extremidades, pero no sería consciente de ello hasta más tarde. Kal parecía muy tranquilo pese a la tensión de ella. Respiraba hondo y observaba al que era el amor de su vida con expresión de devastación. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? ¿cómo iba a ser capaz de acabar con él? Aunque ya no fuera él, seguía siendo él, era su rostro, su mirada... Ni siquiera tenía cerca sus armas a excepción de su cuchillo, que descansaba oculto en su bota. Precisamente para imprevistos como aquel. Se estiró para sacar el cuchillo y lo sujetó en su mano. Esta temblaba como un flan. Su mente trabajaba bien deprisa, planteando un sin fin de situaciones, temiendo que Matt se acercara ya a ella, porque no se sentía preparada para aquello y entonces la miró.
— Matt — sollozó. Era él, era su Matt, no había nada, nada diferencia, ¿cómo podría acabar con él? Quería morirse, no podía pensar en otra cosa.
«Que bueno que nunca me escuches». El cuchillo se le cayó al suelo. Se llevo ambas manos a la boca incrédula, a la vez que aliviada y corrió directa a él. Lo abrazó con todas sus fuerzas, en aquel momento no pensó en nada, no entendió nada, solo que estaba vivo. Comenzó a llenarlo de besos por toda la cara.
— Creo no he estado tan asustada en toda mi vida — explicó. Pudo ver de reojo como Kal volvía a su improvisada cama. — Creí que... — se apartó para mirarlo fijamente. Sujetó su rostro entre ambas manos y palideció. Matt no parecía tener fiebre y eso era una buena señal, pero... ¿Qué había pasado? Ahora comenzaba a pensar, con más calma. ¿Era posible que se estuviera alargando el proceso?
— No tienes fiebre — volvió a comprobarlo. Lo miró perpleja y volvió a llevarse ambas manos a la boca. ¿Era posible que fuera inmune? Como una loca volvió tocar su frente, su rostro, no, su temperatura era normal. Matt, su Matt... Ashley hasta se tuvo que sentar. El proceso del virus era simple, tenía un proceso de reproducción como cualquier otro virus, sin cura evidentemente. La fiebre era una respuesta del organismo, al tratar de eliminar el virus, pero en el caso del virus T eso era imposible, sobrevivía a dicha temperatura... si Matt estaba bien, sin fiebre... ¿Significaba que había eliminado el virus de su organismo?
— Tengo que sacarte sangre — lo miró casi con desesperación, mezclada con algo que parecía alegría, no quería hacerse ilusiones, estaba aterrada, pero... iba a llorar otra vez. ¡Otra vez! — Matt, es posible que seas inmune al virus — todo lo que significaba aquello, la cabeza le iba a estallar. Y más que fuera él. Siempre había sido una mujer de ciencia, pero en aquel momento le hubiese dado las gracias a Dios por aquel milagro, eso era lo que estaba sucediendo. Tantos millones de personas habían muerto... — Oh Matt... — se levantó para abrazarlo, tan fuerte que no quería separarse de él jamás.
— Matt — sollozó. Era él, era su Matt, no había nada, nada diferencia, ¿cómo podría acabar con él? Quería morirse, no podía pensar en otra cosa.
«Que bueno que nunca me escuches». El cuchillo se le cayó al suelo. Se llevo ambas manos a la boca incrédula, a la vez que aliviada y corrió directa a él. Lo abrazó con todas sus fuerzas, en aquel momento no pensó en nada, no entendió nada, solo que estaba vivo. Comenzó a llenarlo de besos por toda la cara.
— Creo no he estado tan asustada en toda mi vida — explicó. Pudo ver de reojo como Kal volvía a su improvisada cama. — Creí que... — se apartó para mirarlo fijamente. Sujetó su rostro entre ambas manos y palideció. Matt no parecía tener fiebre y eso era una buena señal, pero... ¿Qué había pasado? Ahora comenzaba a pensar, con más calma. ¿Era posible que se estuviera alargando el proceso?
— No tienes fiebre — volvió a comprobarlo. Lo miró perpleja y volvió a llevarse ambas manos a la boca. ¿Era posible que fuera inmune? Como una loca volvió tocar su frente, su rostro, no, su temperatura era normal. Matt, su Matt... Ashley hasta se tuvo que sentar. El proceso del virus era simple, tenía un proceso de reproducción como cualquier otro virus, sin cura evidentemente. La fiebre era una respuesta del organismo, al tratar de eliminar el virus, pero en el caso del virus T eso era imposible, sobrevivía a dicha temperatura... si Matt estaba bien, sin fiebre... ¿Significaba que había eliminado el virus de su organismo?
— Tengo que sacarte sangre — lo miró casi con desesperación, mezclada con algo que parecía alegría, no quería hacerse ilusiones, estaba aterrada, pero... iba a llorar otra vez. ¡Otra vez! — Matt, es posible que seas inmune al virus — todo lo que significaba aquello, la cabeza le iba a estallar. Y más que fuera él. Siempre había sido una mujer de ciencia, pero en aquel momento le hubiese dado las gracias a Dios por aquel milagro, eso era lo que estaba sucediendo. Tantos millones de personas habían muerto... — Oh Matt... — se levantó para abrazarlo, tan fuerte que no quería separarse de él jamás.
- Matt :
Sintió la voz de Ashley y fue un alivio que el dolor de su mente haya desaparecido así que trató de darle una pequeña sonrisa. No estaba seguro lo que estaba pasando pero por su culpa ella había pasado por un momento terrible y sintió una punzada de dolor de solo pensar eso. De las manos de ella cayó un cuchillo y está vez el si sonrió, ella había estado dispuesta a defenderse eso lo lleno de orgullo, a pesar del dolor ella iba a sobrevivir como el le había pedido estaba feliz de saber que ella lo había escuchado por terca fuera.
De golpe los brazos de ella lo rodearon y no pudo evitar dejar salir un gemido de dolor, estaba vivo pero no entendía muy bien el motivo —lo siento cariño, no quería asustarte— el tampoco sabía lo que estaba pasando pero le alegraba que aquello se viera mejor. Pudo notar como ella tocaba su rostro, quizás para asegurarse que no estaba transformandose. La verdad es que no lo sabía muy bien, pero lo que si sabía bien, era se sentía muy bien tenerla cerca.
Seguía sorprendida porque no tenía fiebre y el la miraba a los ojos hasta que se sentó al lado de él y el cerro los ojos ¿Era posible que tuviera tanta suerte? Definitivamente si era así, tenía que agradecer al cielo por eso. Una parte de él pensó en volver a disculparse por haberlo asustado de aquella manera pero aún no estaba seguro de estar libre completamente de ese virus —Ash... Tu eres la que sabe más de esto ¿Es posible? — porque una parte de él aún temía que en cualquier momento se volviera loco y tratará de asesinarlo aunque nos parecía pensar en ella como su comida.
Asintió en cuanto ella dijo que tenía que sacarle sangre, era lo más lógico —probablemente sea lo mejor— se pasó la mano por el rostro, a pesar del dolor muscular comenzaba a sentirse mucho mejor de lo que había estado en las últimas horas —había un chico que me había dicho que lo era, lo habían mordido y jamás se había transformado. Pero aún así me costaba creer...— no pensó en ese muchacho por el momento Porque si habían tenido la suerte de que fuera así definitivamente aquello era un momento de dicha a pesar del dolor de su cuerpo.
La recibió en sus brazos con amor y ternura y cerró los ojos —creeme, quiero besarte, pero necesito que estés segura— más temprano le había pedido que se marchara y lo dejara solo e incluso que le volara la cabeza con tal de no ponerla en ningún peligro y eso seguía haciendo lo mismo. No estaba dispuesto a dejar que algo le sucediera a ella. Matt miró al perro y le silbó, Entonces el animal reaccionó se levantó y caminó hasta que Matt pudo acariciarle la cabeza —parece que hasta estado cuidandonos bien chico— En cuanto la había encontrado pensó que habían tenido buena suerte y luego de lo que estaba sucediendo quizás ese perro les había traído más suerte de la que creía. —tenemos que marcharnos, hemos estado mucho tiempo aquí y podemos llamar la atención—
Claramente él ya estaba mejor, pues su mente ya comenzaba a conectar ideas y a mostrarse como el militar que era, Aunque el cuerpo le dolía y estaba cansado sabía que lo mejor era no llamar demasiado la atención porque si en ese momento se presentaba a alguien intentando robarle la camioneta o los pocos suministros que tenían en ese momento probablemente él no podría pelear mucho.
De golpe los brazos de ella lo rodearon y no pudo evitar dejar salir un gemido de dolor, estaba vivo pero no entendía muy bien el motivo —lo siento cariño, no quería asustarte— el tampoco sabía lo que estaba pasando pero le alegraba que aquello se viera mejor. Pudo notar como ella tocaba su rostro, quizás para asegurarse que no estaba transformandose. La verdad es que no lo sabía muy bien, pero lo que si sabía bien, era se sentía muy bien tenerla cerca.
Seguía sorprendida porque no tenía fiebre y el la miraba a los ojos hasta que se sentó al lado de él y el cerro los ojos ¿Era posible que tuviera tanta suerte? Definitivamente si era así, tenía que agradecer al cielo por eso. Una parte de él pensó en volver a disculparse por haberlo asustado de aquella manera pero aún no estaba seguro de estar libre completamente de ese virus —Ash... Tu eres la que sabe más de esto ¿Es posible? — porque una parte de él aún temía que en cualquier momento se volviera loco y tratará de asesinarlo aunque nos parecía pensar en ella como su comida.
Asintió en cuanto ella dijo que tenía que sacarle sangre, era lo más lógico —probablemente sea lo mejor— se pasó la mano por el rostro, a pesar del dolor muscular comenzaba a sentirse mucho mejor de lo que había estado en las últimas horas —había un chico que me había dicho que lo era, lo habían mordido y jamás se había transformado. Pero aún así me costaba creer...— no pensó en ese muchacho por el momento Porque si habían tenido la suerte de que fuera así definitivamente aquello era un momento de dicha a pesar del dolor de su cuerpo.
La recibió en sus brazos con amor y ternura y cerró los ojos —creeme, quiero besarte, pero necesito que estés segura— más temprano le había pedido que se marchara y lo dejara solo e incluso que le volara la cabeza con tal de no ponerla en ningún peligro y eso seguía haciendo lo mismo. No estaba dispuesto a dejar que algo le sucediera a ella. Matt miró al perro y le silbó, Entonces el animal reaccionó se levantó y caminó hasta que Matt pudo acariciarle la cabeza —parece que hasta estado cuidandonos bien chico— En cuanto la había encontrado pensó que habían tenido buena suerte y luego de lo que estaba sucediendo quizás ese perro les había traído más suerte de la que creía. —tenemos que marcharnos, hemos estado mucho tiempo aquí y podemos llamar la atención—
Claramente él ya estaba mejor, pues su mente ya comenzaba a conectar ideas y a mostrarse como el militar que era, Aunque el cuerpo le dolía y estaba cansado sabía que lo mejor era no llamar demasiado la atención porque si en ese momento se presentaba a alguien intentando robarle la camioneta o los pocos suministros que tenían en ese momento probablemente él no podría pelear mucho.
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
— No es culpa tuya — se sentía aliviada de poder decir aquello, de poder seguir hablando con él. Ashley, que se había vuelto a acercar a Matt colocaba sus manos sobre su rostro, no dejaba de acariciar su piel, de observarlo, casi como si necesitase comprobar que aquello era real, que Matt estaba vivo, que no se había ido. ¿Se trataba de un sueño? Y volvió a sentir miedo por un instante.
— Es posible, supongo que improbable, pero posible, pasa con la gran mayoría de enfermedades, se suele dar algún caso de inmunes... — Ashley se quedó pensativa y lo miró perpleja. — ¿En serio? — abrió mucho los ojos. — ¿Conoces a un inmune y no se te ocurre presentárselo a tu mujer que investiga el virus? — enarcó una ceja indignada, pero no tardó en sonreír negando, pero no podía enfadarse con él. Ella también había escuchado rumores y no se podía creer que ahora lo tuviera delante a él en esa situación. Sentirse afortunada era poco, y no lo pensaba porque fuera inmune y pudiera investigar su sangre, era porque ahora Matt podía estar algo más seguro y eso le aportaba tranquilidad y paz.
— Matt... — suspiró, ella también se moría de ganas, se limitó a abrazarlo nuevamente y pegar su frente contra la de él, para ello tuvo que estirarse mucho y hasta ponerse de puntillas.
— Kal se ha convertido ahora en mi nuevo amuleto de la suerte favorito — sonrió mirando al perrete. — Está bien, pero conduciré de vuelta yo, te vendrá bien descansar, ¿quieres comer algo antes? — señaló la cocina. — Hemos encontrado unos sobres de comida, de hecho estaba comiendo, deberías tomar algo tú también, encontré una lata de cocacola — Ashley sujetó con fuerza la mano de Matt y tiró con suavidad de él hacia la cocina. Antes de poder siquiera moverle, se volvió de nuevo para abrazarlo, una vez más. Había pasado un auténtico infierno, sentir que lo perdía... no, aunque la parte sensata le pedía que esperase a sacarle sangre, ella quería creer en su teoría sobre la inmunidad. Su Matt era inmune, era tan fuerte que hasta podía expulsar al virus T de su organismo.
— Es posible, supongo que improbable, pero posible, pasa con la gran mayoría de enfermedades, se suele dar algún caso de inmunes... — Ashley se quedó pensativa y lo miró perpleja. — ¿En serio? — abrió mucho los ojos. — ¿Conoces a un inmune y no se te ocurre presentárselo a tu mujer que investiga el virus? — enarcó una ceja indignada, pero no tardó en sonreír negando, pero no podía enfadarse con él. Ella también había escuchado rumores y no se podía creer que ahora lo tuviera delante a él en esa situación. Sentirse afortunada era poco, y no lo pensaba porque fuera inmune y pudiera investigar su sangre, era porque ahora Matt podía estar algo más seguro y eso le aportaba tranquilidad y paz.
— Matt... — suspiró, ella también se moría de ganas, se limitó a abrazarlo nuevamente y pegar su frente contra la de él, para ello tuvo que estirarse mucho y hasta ponerse de puntillas.
— Kal se ha convertido ahora en mi nuevo amuleto de la suerte favorito — sonrió mirando al perrete. — Está bien, pero conduciré de vuelta yo, te vendrá bien descansar, ¿quieres comer algo antes? — señaló la cocina. — Hemos encontrado unos sobres de comida, de hecho estaba comiendo, deberías tomar algo tú también, encontré una lata de cocacola — Ashley sujetó con fuerza la mano de Matt y tiró con suavidad de él hacia la cocina. Antes de poder siquiera moverle, se volvió de nuevo para abrazarlo, una vez más. Había pasado un auténtico infierno, sentir que lo perdía... no, aunque la parte sensata le pedía que esperase a sacarle sangre, ella quería creer en su teoría sobre la inmunidad. Su Matt era inmune, era tan fuerte que hasta podía expulsar al virus T de su organismo.
- Matt :
Ella dijo que aquello no había culpa de el, pero la verdad es que a esa altura de la vida no podía ser tan descuidado con esas cosas. No debió haberse confiado así, pero no tenía sentido discutir con ella eso, ya más adelante se lo reprocharía el mismo. Cerro los ojos mientras sintió las manos de ella y dijo —en mí mochila debería haber una camiseta de respuesto— la suya estaba completamente empapada de sudor. Jamás se había sentido tan mal como ese dia, pero una parte de él estaba más tranquilo por qué hubiera pasado. Quizás esto podía significar algo, pero no tenía idea que.
Él no solía hablar mucho de Aidan por lo que había pasado en Atlanta pero sentía que en ese momento era lo más correcto —¿Puedes tener el virus y no volverte una cosa?— ella definitivamente era la única persona que podía responder una pregunta cómo es pero la verdad es que le daba un poco de miedo pensar que podía llegar a ser así, porque ¿Entonces no podría volver a besarla? Aquello sería peor que la muerte en definitiva, pero no iba a ponerse pesimista después de haber sobrevivido de esa manera. —no podría presentarlo aunque quisiera. El murió en Atlanta— nunca le había explicado mucho lo que había pasado allí pero ella se había dado cuenta de que algo lo había afectado bastante.
No podía besarla pero la rodeo con sus brazos y respiro profundamente como si intentara guardar su dulce aroma —mi amor, creí que era el final y aunque no tiene sentido. Parece que soy el hombre más afortunado de este planeta— porque lo era, no solo había encontrado a la persona perfecta para el, sino que aún en el fin del mundo estaba con ella y ahora de alguna manera no había muerto.
Acarició la cabeza del perro y sonrió ante lo que decía ella —si, creo que nos ha traído suerte— aunque aún estaba completamente dolorido y le gustaría poder quedarse a descansar un poco más sabía que ya habían llamado demasiado la atención si es que alguien los había visto. Estando allí las dos solos y él con poca capacidad de moverse solo eran un blanco fácil, no solo para los zombies sino para cualquier cabrón que estuviera por allí intentando buscar sus propios recursos.
Cuánto ella le dijo que comiera algo él simplemente sintió que su estómago se revolvía un poco —creo que mejor no— se llevó la mano al estómago Pero cuando ella tiró de él dio un par de pasos hacia la cocina antes de volver a abrazarla —mi amor... Gracias por quedarte conmigo— le susurro mientras besaba su cabeza, porque sabía el infierno que ella debía haber pasado pensando que en cualquier momento tendría que asesinarlo y aún así se había quedado a su lado —pero no quiero volver a verte llorar así — la tomó del mentón e hizo que lo mirara a los ojos —parece que ni el fin del mundo nos va a separar, pero por si no te lo había dicho lo suficiente, te amo preciosa. Eres mí cielo—
Él no solía hablar mucho de Aidan por lo que había pasado en Atlanta pero sentía que en ese momento era lo más correcto —¿Puedes tener el virus y no volverte una cosa?— ella definitivamente era la única persona que podía responder una pregunta cómo es pero la verdad es que le daba un poco de miedo pensar que podía llegar a ser así, porque ¿Entonces no podría volver a besarla? Aquello sería peor que la muerte en definitiva, pero no iba a ponerse pesimista después de haber sobrevivido de esa manera. —no podría presentarlo aunque quisiera. El murió en Atlanta— nunca le había explicado mucho lo que había pasado allí pero ella se había dado cuenta de que algo lo había afectado bastante.
No podía besarla pero la rodeo con sus brazos y respiro profundamente como si intentara guardar su dulce aroma —mi amor, creí que era el final y aunque no tiene sentido. Parece que soy el hombre más afortunado de este planeta— porque lo era, no solo había encontrado a la persona perfecta para el, sino que aún en el fin del mundo estaba con ella y ahora de alguna manera no había muerto.
Acarició la cabeza del perro y sonrió ante lo que decía ella —si, creo que nos ha traído suerte— aunque aún estaba completamente dolorido y le gustaría poder quedarse a descansar un poco más sabía que ya habían llamado demasiado la atención si es que alguien los había visto. Estando allí las dos solos y él con poca capacidad de moverse solo eran un blanco fácil, no solo para los zombies sino para cualquier cabrón que estuviera por allí intentando buscar sus propios recursos.
Cuánto ella le dijo que comiera algo él simplemente sintió que su estómago se revolvía un poco —creo que mejor no— se llevó la mano al estómago Pero cuando ella tiró de él dio un par de pasos hacia la cocina antes de volver a abrazarla —mi amor... Gracias por quedarte conmigo— le susurro mientras besaba su cabeza, porque sabía el infierno que ella debía haber pasado pensando que en cualquier momento tendría que asesinarlo y aún así se había quedado a su lado —pero no quiero volver a verte llorar así — la tomó del mentón e hizo que lo mirara a los ojos —parece que ni el fin del mundo nos va a separar, pero por si no te lo había dicho lo suficiente, te amo preciosa. Eres mí cielo—
- Ashley:
- Wow:
- Uniforme:
Había tantas emociones y sentimientos mezclados en aquel momento, que ni sabía cómo sentirse. Aliviada, asustada, preocupada, feliz…
— ¿Murió? — susurró sorprendida. No había escuchado apenas nada de esa historia y se sintió mal por recordarle aquello. — Yo… siento sacar el tema, no pensé… directamente no pensé — ya que en parte se sentía emocionada por la posibilidad de que Matt fuera inmune, pero entonces otras posibilidades aparecieron en su mente y Ashley tuvo que negar para apartarlas todas de su mente.
— Volvamos a Silver Lake, allí tengo material suficiente para tomar una muestra de sangre y que veamos las cosas con tranquilidad — se acercó a su mochila para sacar la prenda que le pidió y se la acercó. — Cuando sepamos que está pasando podremos… — se encogió de hombros. No sabía qué pasaría a continuación, pensó. La posibilidad de que no fuera inmune seguía ahí, amenazando… ¿pero entonces qué había pasado?
— Mi vida — susurró al escucharlo. Ashley le observó con la prenda aún entre sus manos. Quería abrazarlo, llenarlo de besos… pero no podían, o al menos era lo más prudente ahora. Se acercó y estiró sus manos para sujetar el borde de la camiseta que llevaba ahora y ayudarle a quitársela. — Te ayudo — si bien le quitó la prenda, no pudo evitar recorrer con sus manos la piel que iba destapando, en una suave caricia. Una vez que le quitó la prenda, lo abrazó de nuevo.
— Yo también creí que te perdía, y no quiero que te sientas mal, pero… creo que ha sido una de las peores experiencias por las que he pasado nunca — alzó la mirada para observarlo fijamente. — Te necesito a mi lado, nos hicimos una promesa y la has cumplido. Te amo.
Pudo sentir su beso en la cabeza y Ashley se abrazó con fuerza hundiendo su rostro en su pecho, cerró los ojos y se acomodó junto a él durante unos instantes. Aún tenía el miedo metido en el cuerpo, después de todo el día tan horrible que habían pasado.
Después de un rato, recogió las cosas, las pocas que habían llevado a la casa y se dispuso a ir a la puerta.
— ¿Cómo te sientes, algo mejor? — dejó las cosas en el suelo y se volvió a acercar a él. Comprobó que su temperatura seguía siendo la correcta y sonrió con dulzura. Aprovechó para acariciar su rostro de nuevo. — Ya podemos irnos, volvamos a Silver Lake, como dijimos, a Kal le gustará — ahora, la idea de seguir buscando provisiones se quedó atrás, le parecía lo de menos.
— Ya está todo listo, ¿me das las llaves? — enarcó una ceja con cierta diversión. Hasta ahora ella no había conducido.
— ¿Murió? — susurró sorprendida. No había escuchado apenas nada de esa historia y se sintió mal por recordarle aquello. — Yo… siento sacar el tema, no pensé… directamente no pensé — ya que en parte se sentía emocionada por la posibilidad de que Matt fuera inmune, pero entonces otras posibilidades aparecieron en su mente y Ashley tuvo que negar para apartarlas todas de su mente.
— Volvamos a Silver Lake, allí tengo material suficiente para tomar una muestra de sangre y que veamos las cosas con tranquilidad — se acercó a su mochila para sacar la prenda que le pidió y se la acercó. — Cuando sepamos que está pasando podremos… — se encogió de hombros. No sabía qué pasaría a continuación, pensó. La posibilidad de que no fuera inmune seguía ahí, amenazando… ¿pero entonces qué había pasado?
— Mi vida — susurró al escucharlo. Ashley le observó con la prenda aún entre sus manos. Quería abrazarlo, llenarlo de besos… pero no podían, o al menos era lo más prudente ahora. Se acercó y estiró sus manos para sujetar el borde de la camiseta que llevaba ahora y ayudarle a quitársela. — Te ayudo — si bien le quitó la prenda, no pudo evitar recorrer con sus manos la piel que iba destapando, en una suave caricia. Una vez que le quitó la prenda, lo abrazó de nuevo.
— Yo también creí que te perdía, y no quiero que te sientas mal, pero… creo que ha sido una de las peores experiencias por las que he pasado nunca — alzó la mirada para observarlo fijamente. — Te necesito a mi lado, nos hicimos una promesa y la has cumplido. Te amo.
Pudo sentir su beso en la cabeza y Ashley se abrazó con fuerza hundiendo su rostro en su pecho, cerró los ojos y se acomodó junto a él durante unos instantes. Aún tenía el miedo metido en el cuerpo, después de todo el día tan horrible que habían pasado.
Después de un rato, recogió las cosas, las pocas que habían llevado a la casa y se dispuso a ir a la puerta.
— ¿Cómo te sientes, algo mejor? — dejó las cosas en el suelo y se volvió a acercar a él. Comprobó que su temperatura seguía siendo la correcta y sonrió con dulzura. Aprovechó para acariciar su rostro de nuevo. — Ya podemos irnos, volvamos a Silver Lake, como dijimos, a Kal le gustará — ahora, la idea de seguir buscando provisiones se quedó atrás, le parecía lo de menos.
— Ya está todo listo, ¿me das las llaves? — enarcó una ceja con cierta diversión. Hasta ahora ella no había conducido.
- Matt :
El negó en cuanto ella comenzó a disculparse por sacar el tema —no no amor, me pediste muchas veces que te contara y la verdad es que no había podido hablar de eso. Lo siento— a veces era demasiado cerrado con las cosas que le pasaban. La tomó del mentón y la hizo mirarlo, con el pulgar le acarició el labio. Ella no tenía una idea lo que le hubiera gustado besarla en ese momento pero se mantuvo firme —no te disculpes, me pediste que te contara y no lo hice. Es más mí culpa— quizás cuando tuviera más tiempo y las cosas el camaran después de tantas emociones le contaría todo lo que había sucedido pero por el momento pensó en dejar aquello así.
No puedo esconder su sonrisa al escucharla decir que en el campamento tenía el suficiente material para poder tomar muestras y saber lo que había sucedido. Ella definitivamente era una científica y claramente no iba a dejar las cosas como un simple milagro. La verdad es que en ese momento él tampoco quería que fuera así pues temía que tarde o temprano aquel virus terminara por comerse su cabeza y se volviera un monstruo cuando ella no lo estuviera esperando —vamos a casa— aún le dolía todo el cuerpo pero definitivamente se sentía mucho mejor y él también quería saber lo que había sucedido.
Terminó por pedirle que le pasara una camiseta de repuesto pues la suya estaba completamente empapada de sudor. Ella lo ayudó a quitarse la ropa y a ponerse la nueva camiseta. No estaba seguro el motivo pero había quedado Claro que aquella situación solo los había acercado más, ambos habían estado más que vulnerables por toda esa situación y tenía la sensación de que si había algún secreto o alguna barrera entre ellos sabía disuelto para siempre.
Sonrió mientras las escuchaba decir que él había cumplido La promesa de quedarse a su lado —también te amo mí amor— Aunque en el fondo se muriera por besarla simplemente le acarició la mejilla mirandola a los ojos. Una parte de él tenía miedo de no poder volver a besarlo Pero al menos podría verla cada día ¿Eso sería una tortura? Probablemente sí pero haría cualquier cosa para no volver a verla llorar como la había visto en las últimas horas.
Tomó las hojas de su pantalón y se las entregó en cuanto ella se las pidió pues aunque hubiera querido conducir él no estaba en las condiciones para hacerlo —vamos chico, tu también necesitas un baño ¿No? — como si el perro hubiera entendido perfectamente lo que estaba diciendo comenzó a caminar al lado de ellos con cierta tranquilidad. Era hora de volver a casa y de encontrar respuestas de todo lo que había sucedido, Pero al menos aún estaba junto a la mujer que amaba y eso ya era otro milagro para él.
No puedo esconder su sonrisa al escucharla decir que en el campamento tenía el suficiente material para poder tomar muestras y saber lo que había sucedido. Ella definitivamente era una científica y claramente no iba a dejar las cosas como un simple milagro. La verdad es que en ese momento él tampoco quería que fuera así pues temía que tarde o temprano aquel virus terminara por comerse su cabeza y se volviera un monstruo cuando ella no lo estuviera esperando —vamos a casa— aún le dolía todo el cuerpo pero definitivamente se sentía mucho mejor y él también quería saber lo que había sucedido.
Terminó por pedirle que le pasara una camiseta de repuesto pues la suya estaba completamente empapada de sudor. Ella lo ayudó a quitarse la ropa y a ponerse la nueva camiseta. No estaba seguro el motivo pero había quedado Claro que aquella situación solo los había acercado más, ambos habían estado más que vulnerables por toda esa situación y tenía la sensación de que si había algún secreto o alguna barrera entre ellos sabía disuelto para siempre.
Sonrió mientras las escuchaba decir que él había cumplido La promesa de quedarse a su lado —también te amo mí amor— Aunque en el fondo se muriera por besarla simplemente le acarició la mejilla mirandola a los ojos. Una parte de él tenía miedo de no poder volver a besarlo Pero al menos podría verla cada día ¿Eso sería una tortura? Probablemente sí pero haría cualquier cosa para no volver a verla llorar como la había visto en las últimas horas.
Tomó las hojas de su pantalón y se las entregó en cuanto ella se las pidió pues aunque hubiera querido conducir él no estaba en las condiciones para hacerlo —vamos chico, tu también necesitas un baño ¿No? — como si el perro hubiera entendido perfectamente lo que estaba diciendo comenzó a caminar al lado de ellos con cierta tranquilidad. Era hora de volver a casa y de encontrar respuestas de todo lo que había sucedido, Pero al menos aún estaba junto a la mujer que amaba y eso ya era otro milagro para él.
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