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Estás solo, todo está destruído, la muerte quiere cazarte. Has sobrevivido al fin y eso no es todo: esta guerra sigue en pie, pues el fin supone un nuevo principio, uno más tormentoso donde tendrás que demostrar lo que vales. ¿Crees poder sobrevivir?, si no... Abandonad toda esperanza aquellos que os adentráis en este nuevo, virulento y destrozado lugar.
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Algo no funciona bien [Vanessa A. Walcott]
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La noche anterior apenas había dormido por culpa de las pesadillas y aunque él no recordase nada sentía el sueño y la sensaciones desagradable de que lo había pasado mal. Tal vez por esa misma razón era que al regresar de una misión no salió del habgar, si no que se quedó allí poniendo al día el vehículo que había utilizado en la salida.
Ni siquiera había pasado por el baño para asearse. Su uniforme se mostraba algo deteriorado y sucio como consecuencia de la salida. Chase mostraba también signos de haberse peleado con más de una criatura en el exterior. Arañazos, algún que otro moratón... ni siquiera se planteó ir a la enfermería. Él se dedicó a ordenar el material de la salida, limpiar las armas, colocar los chalecos, cascos... y cuando echó un vistazo al motor de uno de los jeep se dio cuenta de que entendía bastante sobre ellos. Por lo que se quedó allí durante algunas horas más trabajando.
Era una sensación amarga, el no recordar nada, el no saber nada... así que mantenerse ocupado era su forma de tratar de olvidar esa sensación. Sabía que había pasado algo malo durante aquella noche, pero era como si se tratase de un bloqueo incapaz de abrir. La sensación le atormentaba sin saber por qué y él se limitaba a trabajar y nada más. Era lo mejor o al menos eso creía él.
El vehículo estaba quedando a punto. De haber llevado ropa blanca esta estaría para tirar, pero iba ataviado con las prendas negras que Umbrella les daba para colocarse bajo el uniforme táctico. Pantalones, camiseta de manga corta y botas. A Chase le resultaba bastante cómodo vestir así. Era una de las pocas sensaciones tranquilas que sentía últimamente.
Cuando acabó con el coche cerró el capó e hizo una prueba con él. Perfecto. Tras ello se limpió las manos llenas de grasa en una toalla, que en realidad solo sirvió para mancharlo todo aún más. Las manos, brazos... e incluso su rostro. Dio un trago a su botella de agua y comenzó a recoger las herramientas. En el hangar había un pesado silencio que se expandía por prácticamente toda la base, ya que salvo los guardias de seguridad, todo el mundo dormía.
Ni siquiera había pasado por el baño para asearse. Su uniforme se mostraba algo deteriorado y sucio como consecuencia de la salida. Chase mostraba también signos de haberse peleado con más de una criatura en el exterior. Arañazos, algún que otro moratón... ni siquiera se planteó ir a la enfermería. Él se dedicó a ordenar el material de la salida, limpiar las armas, colocar los chalecos, cascos... y cuando echó un vistazo al motor de uno de los jeep se dio cuenta de que entendía bastante sobre ellos. Por lo que se quedó allí durante algunas horas más trabajando.
Era una sensación amarga, el no recordar nada, el no saber nada... así que mantenerse ocupado era su forma de tratar de olvidar esa sensación. Sabía que había pasado algo malo durante aquella noche, pero era como si se tratase de un bloqueo incapaz de abrir. La sensación le atormentaba sin saber por qué y él se limitaba a trabajar y nada más. Era lo mejor o al menos eso creía él.
El vehículo estaba quedando a punto. De haber llevado ropa blanca esta estaría para tirar, pero iba ataviado con las prendas negras que Umbrella les daba para colocarse bajo el uniforme táctico. Pantalones, camiseta de manga corta y botas. A Chase le resultaba bastante cómodo vestir así. Era una de las pocas sensaciones tranquilas que sentía últimamente.
Cuando acabó con el coche cerró el capó e hizo una prueba con él. Perfecto. Tras ello se limpió las manos llenas de grasa en una toalla, que en realidad solo sirvió para mancharlo todo aún más. Las manos, brazos... e incluso su rostro. Dio un trago a su botella de agua y comenzó a recoger las herramientas. En el hangar había un pesado silencio que se expandía por prácticamente toda la base, ya que salvo los guardias de seguridad, todo el mundo dormía.
Al abrir los ojos me agarré con fuerza a las sábanas en un sobresalto que ni comprendía. El corazón me latía con fuerza y sentía mi frente pegajosa a causar del sudor. ¿Otra pesadilla? No era capaz de recordarlo, pero sí el día anterior.
Precisamente antes de ir a dormir me había dado una ducha y ahora necesitaba otra. Tras volver a la cama, me fijé en que era de madrugada aún, muy temprano y aún así no era capaz de dormir. Como si aquel mal sueño del que no me acordaba me mantuviera nerviosa. Y eso que aquel día anterior había sido extremadamente largo. Madrugar, conducir, una misión con un sin fin de accidentes y algunas bajas. Al llegar a la base lo único que quería era irme a la ducha y dormir. Ni si quiera cené y ahora mi estómago comenzaba a rugir con fuerza.
La ducha había sido relajante, pero aún así no lograba recuperar el sueño y el hambre me molestaba. A aquellas horas sabía que no encontraría a nadie en la cafetería, pero sí de un sitio donde podría encontrar algunas cosas ricas con las que saciar al pequeño monstruito de mi estómago.
Me vestí rápidamente y salí de la habitación. Llevaba mis típicas botas negras, con pantalones elásticos y camiseta de tirantes del mismo color. Había recogido mi cabello en una coleta y mi cara era de sueño y muy pocos amigos.
Bostecé conforme me acercaba al hangar. Me resultaba extraño que se me hubiera aparecido ya White Queen preguntando que qué hacía a esas horas por ahí. Suponía que era porque no hacía nada malo. Una vez en el hangar fui directa hacia el vehículo en el que había salido aquella mañana, allí aún debía estar mi mochila. Efectivamente en la parte de atrás encontré el pequeño saco y dentro un pequeño tentempié de comida de emergencia para el exterior. Entre todo ello unas chocolatinas de arándanos y cereales a la cual le daba un bocado enorme. Momento, en el que al retroceder me di cuenta de que no estaba sola.
— ¿Callen? — para mi sorpresa, mi compañero de aquella mañana estaba justo allí. Aunque sinceramente, tenía mucho peor aspecto. — ¿Qué estás haciendo, por qué no te...? — en el momento que le preguntaba por sus ropas me daba cuenta de que eran las mismas con las que había regresado de la misión. — Ni siquiera has ido a que te echasen un vistazo a esas heridas... algunos de esos cortes necesitaba puntos, ya es muy tarde — me acerqué al hombre y entre la suciedad pude confirmar que las heridas habían empezado a cicatrizar. Me encogí de hombros sin entender por qué tanta dejadez.
Precisamente antes de ir a dormir me había dado una ducha y ahora necesitaba otra. Tras volver a la cama, me fijé en que era de madrugada aún, muy temprano y aún así no era capaz de dormir. Como si aquel mal sueño del que no me acordaba me mantuviera nerviosa. Y eso que aquel día anterior había sido extremadamente largo. Madrugar, conducir, una misión con un sin fin de accidentes y algunas bajas. Al llegar a la base lo único que quería era irme a la ducha y dormir. Ni si quiera cené y ahora mi estómago comenzaba a rugir con fuerza.
La ducha había sido relajante, pero aún así no lograba recuperar el sueño y el hambre me molestaba. A aquellas horas sabía que no encontraría a nadie en la cafetería, pero sí de un sitio donde podría encontrar algunas cosas ricas con las que saciar al pequeño monstruito de mi estómago.
Me vestí rápidamente y salí de la habitación. Llevaba mis típicas botas negras, con pantalones elásticos y camiseta de tirantes del mismo color. Había recogido mi cabello en una coleta y mi cara era de sueño y muy pocos amigos.
Bostecé conforme me acercaba al hangar. Me resultaba extraño que se me hubiera aparecido ya White Queen preguntando que qué hacía a esas horas por ahí. Suponía que era porque no hacía nada malo. Una vez en el hangar fui directa hacia el vehículo en el que había salido aquella mañana, allí aún debía estar mi mochila. Efectivamente en la parte de atrás encontré el pequeño saco y dentro un pequeño tentempié de comida de emergencia para el exterior. Entre todo ello unas chocolatinas de arándanos y cereales a la cual le daba un bocado enorme. Momento, en el que al retroceder me di cuenta de que no estaba sola.
— ¿Callen? — para mi sorpresa, mi compañero de aquella mañana estaba justo allí. Aunque sinceramente, tenía mucho peor aspecto. — ¿Qué estás haciendo, por qué no te...? — en el momento que le preguntaba por sus ropas me daba cuenta de que eran las mismas con las que había regresado de la misión. — Ni siquiera has ido a que te echasen un vistazo a esas heridas... algunos de esos cortes necesitaba puntos, ya es muy tarde — me acerqué al hombre y entre la suciedad pude confirmar que las heridas habían empezado a cicatrizar. Me encogí de hombros sin entender por qué tanta dejadez.
No memories, no pain, no life...
Silencio, hasta que la última persona a la que esperaba ver ahí habló. Se trataba de A6, o Bob como pedía que la llamasen. Chase creía que estaba jodido, pero ella no sabía ni su nombre.
— Decidí terminar de recoger, reparar unas cosas del coche... y se me echó el tiempo encima — no mentía, aunque había algo más. Se fijó en la barrita energética que masticaba ella. — ¿Me pasaría una? Tampoco he cenado — y al instante se arrepintió de avisarla de aquello también.
— Bueno, tampoco son horas de que usted esté por aquí... ¿No? — sonrió ligeramente mientras insistía con un trapo en limpiar sus manos que aún estaban llenas de grasa. La rubia le había sorprendido mucho en los últimos meses: tan delgada, escuchimizada... daba la sensación de que se rompería a la primera de cambio y sin embargo le echaba más cojones que la mayoría de todos aquellos idiotas que estaban en la base.
— ¿Por qué ha venido aquí a estas a¡horas a asaltar las reservas de emergencia? — preguntó con notable interés. Chase avanzó hasta ella y se agachó a un escaso medio metro para recoger las herramientas que había dejado allí. No pudo evitar echar un rápido vistazo hacia arriba para fijarse en esas piernas largas, disimuladamente siguió con su tarea. Aún recordaba que cuando lo trasladaron bajo el mando de ella, de primeras prácticamente se negó a aceptar sus órdenes, le parecía una vergüenza que alguien tan joven le diese órdenes. Supuestamente él había sido un alto cargo en el ejército. ¿Por qué no le daban a él tal cargo? Pero entonces trabajaron juntos en diferentes misiones y se tragó sus palabras. El carácter de la rubia era el de una superviviente nata. A Callen le habría gustado verla cómo era antes de que Umbrella la rescatase. Conocer a la persona que fue. Claro que también quería conocerse a él mismo... pero parecía que ambas cosas no iban a pasar nunca.
Depositó las herramientas en la caja y se puso en pie. Se acercó de nuevo a ella y estiró su mano esperando un dulce.
— Decidí terminar de recoger, reparar unas cosas del coche... y se me echó el tiempo encima — no mentía, aunque había algo más. Se fijó en la barrita energética que masticaba ella. — ¿Me pasaría una? Tampoco he cenado — y al instante se arrepintió de avisarla de aquello también.
— Bueno, tampoco son horas de que usted esté por aquí... ¿No? — sonrió ligeramente mientras insistía con un trapo en limpiar sus manos que aún estaban llenas de grasa. La rubia le había sorprendido mucho en los últimos meses: tan delgada, escuchimizada... daba la sensación de que se rompería a la primera de cambio y sin embargo le echaba más cojones que la mayoría de todos aquellos idiotas que estaban en la base.
— ¿Por qué ha venido aquí a estas a¡horas a asaltar las reservas de emergencia? — preguntó con notable interés. Chase avanzó hasta ella y se agachó a un escaso medio metro para recoger las herramientas que había dejado allí. No pudo evitar echar un rápido vistazo hacia arriba para fijarse en esas piernas largas, disimuladamente siguió con su tarea. Aún recordaba que cuando lo trasladaron bajo el mando de ella, de primeras prácticamente se negó a aceptar sus órdenes, le parecía una vergüenza que alguien tan joven le diese órdenes. Supuestamente él había sido un alto cargo en el ejército. ¿Por qué no le daban a él tal cargo? Pero entonces trabajaron juntos en diferentes misiones y se tragó sus palabras. El carácter de la rubia era el de una superviviente nata. A Callen le habría gustado verla cómo era antes de que Umbrella la rescatase. Conocer a la persona que fue. Claro que también quería conocerse a él mismo... pero parecía que ambas cosas no iban a pasar nunca.
Depositó las herramientas en la caja y se puso en pie. Se acercó de nuevo a ella y estiró su mano esperando un dulce.
— Imagino que lo mismo que tú — me encogí de hombros. Le pasé la barrita que me había pedido y pasé a sentarme sobre la caja de herramientas que había a su lado.
— Espera, creo que... — volví de nuevo al vehículo y rebusqué entre las mochilas. Sabía que allí encontraría un pequeño botiquín. — ¡Aquí está! — exclamé al ancanzarlo. Alcé la cajetilla y volví a la caja de herramientas.
— Acércate y deja que desinfecte esas heridas anda — di una suave palmada en la caja de herramientas, a mi lado, para que tomara asiento conmigo. — Hay gasas, antiséptico, creo que hasta hilo... — decía mientras revisava las cosas de la mochila. — Si no tendrás que esperar hasta mañana.
Con la otra mano libre cogí dos barritas más para abrir una y llevarmela a la boca.
— Espera, creo que... — volví de nuevo al vehículo y rebusqué entre las mochilas. Sabía que allí encontraría un pequeño botiquín. — ¡Aquí está! — exclamé al ancanzarlo. Alcé la cajetilla y volví a la caja de herramientas.
— Acércate y deja que desinfecte esas heridas anda — di una suave palmada en la caja de herramientas, a mi lado, para que tomara asiento conmigo. — Hay gasas, antiséptico, creo que hasta hilo... — decía mientras revisava las cosas de la mochila. — Si no tendrás que esperar hasta mañana.
Con la otra mano libre cogí dos barritas más para abrir una y llevarmela a la boca.
No memories, no pain, no life...
— Yo no te he visto poner al día los coches de la salida de hoy, por lo que... no, dudo que hayas estado haciendo lo mismo que yo — Chase se cruzó de brazos a la vez que miraba fijamente a A6. — Vaya, que halago, mi jefa de sección curando mis heridas — Chase se mostraba algo divertido, aquello le hacía gracia, pero entonces vio que la rubia lo decía muy en serio. Dudó por un instante, no se creía que aquello fuera de verdad y sin embargo ella estaba ahí sacando el material médico con el que curaría sus heridas.
— Está bien, pero... — empezó a decir mientras que avanzaba hacia ella. — Cuando mañana el médico que me atienda se queje del estropicio que has hecho le diré que lo ordenó mi superior — sus palabras sonaron bastante serias, aunque denotaba cierto deje divertido en el tono de voz. Sonrió apenas un poco, sus labios se curvaron ligeramente y tras sentarse miró a la rubia fijamente a sus ojos azules. En aquel preciso instante sintió la necesidad de marcharse, no quería estar ahí y mucho menos que lo curase. Podía irse a su habitación y allí darse una larga y cálida ducha. Él mismo curaría sus heridas, o incluso podían quedarse así, sin más, no importaba. Todo para evitar aquella sensación de incomodidad que lo invadía.
Chase la miró y pese a todo lo que andaba pensando no se movió, ni un milímetro. No entendía el por qué de aquella sensación desagradable, cuando realmente no le parecía tan mala idea que ella lo curase. Había algo en su cabeza que olvidaba. ¿Qué era? ¿Sería lo mismo que lo había mantenido allí ocupado toda la tarde y parte de la noche?
— Está bien, pero... — empezó a decir mientras que avanzaba hacia ella. — Cuando mañana el médico que me atienda se queje del estropicio que has hecho le diré que lo ordenó mi superior — sus palabras sonaron bastante serias, aunque denotaba cierto deje divertido en el tono de voz. Sonrió apenas un poco, sus labios se curvaron ligeramente y tras sentarse miró a la rubia fijamente a sus ojos azules. En aquel preciso instante sintió la necesidad de marcharse, no quería estar ahí y mucho menos que lo curase. Podía irse a su habitación y allí darse una larga y cálida ducha. Él mismo curaría sus heridas, o incluso podían quedarse así, sin más, no importaba. Todo para evitar aquella sensación de incomodidad que lo invadía.
Chase la miró y pese a todo lo que andaba pensando no se movió, ni un milímetro. No entendía el por qué de aquella sensación desagradable, cuando realmente no le parecía tan mala idea que ella lo curase. Había algo en su cabeza que olvidaba. ¿Qué era? ¿Sería lo mismo que lo había mantenido allí ocupado toda la tarde y parte de la noche?
— No te metas con alguien que tiene que ponerte puntos... — sujeté su barbilla tal vez con demasiada brusquedad, todo provocado por sus comentarios. Le hice mirar a varios lados para observar sus heridas y efectivamente en una de ellas habría que poner un punto. — Aquí — me hizo con antiséptico y gasas para desinfectar los cortes, también con una aguja e hilo que venía en un pequeño paquete. Nos habían enseñado a toda mi división a tratar heridas básicas, pero hasta ahora no había puesto en práctica mis conocimientos.
— Veamos... — me senté de nuevo a su lado. — Cierra el pico Callen — dije con tono aburrido, como si aquello no me molestase. Primero desinfectar, limpiar y después coser. — Toma aire, siento decirte que no tengo alcohol — había visto compañeros a los que les resultaba desagradable tener que coser una herida, me habían explicado que incluso se mareaban. En mi caso no pasó nada.
— Ya queda poco Jared... — susurré al sacar la aguja de su carne y tirar suavemente del hilo. Aquello fue como un fogonazo, me quedé paralizada mirando a Chase sin comprender qué acababa de pasar. Había sido un recuerdo. Un recuerdo por fin claro, de alguien a quien conocía. Apenas era capaz de contextualizar aquello, pero yo conocía a ese tal Jared y le había ayudado con sus heridas como Chase.
Me quedé helada, por fin algo. Después de tantos meses. Era mínimo, pero para mi se trataba de un gran paso.
— Yo... ya está — fruncí el ceño, depositando el resto de hilo y la aguja usada sobre el paquete para tirarlo después. Torpemente me hice con el desinfectante y comencé a limpiar el resto de cortes y el punto que le había dado, tapando después con una pequeña gasa.
— Veamos... — me senté de nuevo a su lado. — Cierra el pico Callen — dije con tono aburrido, como si aquello no me molestase. Primero desinfectar, limpiar y después coser. — Toma aire, siento decirte que no tengo alcohol — había visto compañeros a los que les resultaba desagradable tener que coser una herida, me habían explicado que incluso se mareaban. En mi caso no pasó nada.
— Ya queda poco Jared... — susurré al sacar la aguja de su carne y tirar suavemente del hilo. Aquello fue como un fogonazo, me quedé paralizada mirando a Chase sin comprender qué acababa de pasar. Había sido un recuerdo. Un recuerdo por fin claro, de alguien a quien conocía. Apenas era capaz de contextualizar aquello, pero yo conocía a ese tal Jared y le había ayudado con sus heridas como Chase.
Me quedé helada, por fin algo. Después de tantos meses. Era mínimo, pero para mi se trataba de un gran paso.
— Yo... ya está — fruncí el ceño, depositando el resto de hilo y la aguja usada sobre el paquete para tirarlo después. Torpemente me hice con el desinfectante y comencé a limpiar el resto de cortes y el punto que le había dado, tapando después con una pequeña gasa.
No memories, no pain, no life...
— ¿Quién es Jared? — fue instintivo preguntar por aquel nombre, Chase la miró muy pendiente de sus reacciones. — Apuntalo — el hombre detuvo sus manos con brusquedad, la sujetó por la muñeca y la obligó a ponerse en pie. Fue directo al coche, en la consola central solían tener papel y bolígrafo. Chase se hizo con una hoja y el bolígrafo.
— Tienes que apuntarlo tú — le entregó el bolígrafo. — Apunta: he recordado a Jared y Chase me ha hecho apuntar esto — se mostró impaciente y señaló incluso varias veces la hoja para acrecentar aún más esa impaciencia.
— Guarda el papel en un sitio que sepas que lo volverás a ver mañana y no hables de ello con nadie más — Callen la miró fijamente, tal vez estuviera actuando como un paranoico, pero si sus hipótesis se confirmaban había algo en ellos que no estaba bien entonces. Tomó otro papel y cuando ella terminó de escribir él anotó otra frase en el suyo y luego al de ella le añadió otra más: "Ve a buscarme. Chase Callen". Se notaba que ambas letras eran diferentes.
— Si mañana no te acuerdas de esto... Entonces tendremos un problema — terminó la frase en un susurro, muy cerca de su oído. Callen no dijo nada más, se levantó y se fue con su papel, el cual dobló varias veces y guardó en la goma de la ropa interior. Mañana lo encontraría. Mañana se acordaría de toda aquella idea paranoica... esperaba.
— Tienes que apuntarlo tú — le entregó el bolígrafo. — Apunta: he recordado a Jared y Chase me ha hecho apuntar esto — se mostró impaciente y señaló incluso varias veces la hoja para acrecentar aún más esa impaciencia.
— Guarda el papel en un sitio que sepas que lo volverás a ver mañana y no hables de ello con nadie más — Callen la miró fijamente, tal vez estuviera actuando como un paranoico, pero si sus hipótesis se confirmaban había algo en ellos que no estaba bien entonces. Tomó otro papel y cuando ella terminó de escribir él anotó otra frase en el suyo y luego al de ella le añadió otra más: "Ve a buscarme. Chase Callen". Se notaba que ambas letras eran diferentes.
— Si mañana no te acuerdas de esto... Entonces tendremos un problema — terminó la frase en un susurro, muy cerca de su oído. Callen no dijo nada más, se levantó y se fue con su papel, el cual dobló varias veces y guardó en la goma de la ropa interior. Mañana lo encontraría. Mañana se acordaría de toda aquella idea paranoica... esperaba.
— No, no sé... — la cabeza me iba a estallar. No comprendía qué quería decir, aunque había algo dentro de mi que gritaba a voces: algo no funciona bien. ¿Jared? Le conocía, le conocía estaba segura de él.
— ¿Apuntarlo? — por un momento estuve a punto de mandar a Chase a molestar a otro, incluso estuve a punto de golpearlo. Sin embargo en el último momento respondí a sus peticiones y anoté cuanto pidió, al pie de la letra.
— ¿Y ahora? — miré como él anotaba algo más, pero no fui capaz de leer qué ponía. — ¿Y ahora? Entiendo que habrá que irse a dormir para ver mañana el truco de magia, ¿no? — pregunté con cierto sarcasmo. — Bien, pues deberías ducharte y limpiar bien el resto de heridas — señalé los cortes mientras comenzaba a guardar las cosas. — Buenas noches — añadí bastante seco. Cuando estuvieron las cosas guardadas me fui directa hacia mi habitación. Observé el papel entre mis manos, lo doblé lentamente, aquello parecía una estupidez. Sin embargo lo coloqué bajo mi almohada justo antes de ir a dormir.
— ¿Apuntarlo? — por un momento estuve a punto de mandar a Chase a molestar a otro, incluso estuve a punto de golpearlo. Sin embargo en el último momento respondí a sus peticiones y anoté cuanto pidió, al pie de la letra.
— ¿Y ahora? — miré como él anotaba algo más, pero no fui capaz de leer qué ponía. — ¿Y ahora? Entiendo que habrá que irse a dormir para ver mañana el truco de magia, ¿no? — pregunté con cierto sarcasmo. — Bien, pues deberías ducharte y limpiar bien el resto de heridas — señalé los cortes mientras comenzaba a guardar las cosas. — Buenas noches — añadí bastante seco. Cuando estuvieron las cosas guardadas me fui directa hacia mi habitación. Observé el papel entre mis manos, lo doblé lentamente, aquello parecía una estupidez. Sin embargo lo coloqué bajo mi almohada justo antes de ir a dormir.
No memories, no pain, no life...
No pareció muy convencida de cuanto le decía Chase, pero él, pese a las miradas de duda él siguió con su plan sin tambalearse. Callen llevaba mucho tiempo dudando sobre cuanto estaba pasando en su estancia en Umbrella. Y aquel día podría haber un punto de inflexión.
Cuando al rubia se marchó él se quedó allí un rato más, recogiendo lo que quedaba allí. No tardó, una vez que terminó, mucho más. Chase se fue directo a su habitación y tras ducharse se metió en la cama sin darle muchas más vueltas a lo que había pasado. Trataba de no pensar para dormirse lo antes posible. En su mano apretaba con fuerza el papel que había anotado, no quería dejarlo en ningún otro sitio, necesitaba tenerlo con él.
Al día siguiente, nada más ponerse en pie Callen encontró la hoja de papel que había estado oprimiendo con tanta fuerza en su mano. Lo abrió lentamente, y cuando lo leyó su cara se tensó ligeramente. No recordaba nada de aquello, pero al parecer aquello había confirmado lo que estaba allí escrito, a su puño y letra.
Tras asearse y vestirse, Chase salió de su dormitorio y fue directo a la cafetería. Allí tomaría algo para desayunar y esperaría a que llegase A6, según su nota, ella le buscaría.
Cuando al rubia se marchó él se quedó allí un rato más, recogiendo lo que quedaba allí. No tardó, una vez que terminó, mucho más. Chase se fue directo a su habitación y tras ducharse se metió en la cama sin darle muchas más vueltas a lo que había pasado. Trataba de no pensar para dormirse lo antes posible. En su mano apretaba con fuerza el papel que había anotado, no quería dejarlo en ningún otro sitio, necesitaba tenerlo con él.
Al día siguiente, nada más ponerse en pie Callen encontró la hoja de papel que había estado oprimiendo con tanta fuerza en su mano. Lo abrió lentamente, y cuando lo leyó su cara se tensó ligeramente. No recordaba nada de aquello, pero al parecer aquello había confirmado lo que estaba allí escrito, a su puño y letra.
Tras asearse y vestirse, Chase salió de su dormitorio y fue directo a la cafetería. Allí tomaría algo para desayunar y esperaría a que llegase A6, según su nota, ella le buscaría.
A6 era una persona de costumbres, al menos allí en la base. Al menos la persona que Umbrella había creado, cada mañana al levantarse, lo primero que hacía era ducharse, vestirse, recogerse el pelo... y entonces salía. Pero aquella mañana algo fue totalmente diferente. A6 abrió los ojos, abrazada a su almohada, sintiendo la hoja de papel entre sus finos dedos. Eso fue la primera cosa diferente, se estiró y observó el papel, lo abrió y leyó en silencio.
Tragó saliva, y se olvidó por completo de su rutina. Se puso en pie, se puso la primera sudadera que encontró y salió lo más rápido posible de su habitación, con el cabello suelo, despeinado, el pantalón gris del pijama, las deportivas mal atadas...
La puerta de la habitación de Callen estaba cerrada a cal y canto y nadie respondía. A6 corrió entonces hacia la cafetería y cuando le vio corrió hasta sentarse en su mesa con él. Le miró fijamente y disimuladamente le entregó el papel.
— Anoche hablamos, pero no recuerdo nada de esto, y Jared... — tragó saliva.
No recordaba quién era él... pero yo sabía que le conocía.
— ¿Qué hacemos ahora? — terminó por concluir.
Tragó saliva, y se olvidó por completo de su rutina. Se puso en pie, se puso la primera sudadera que encontró y salió lo más rápido posible de su habitación, con el cabello suelo, despeinado, el pantalón gris del pijama, las deportivas mal atadas...
La puerta de la habitación de Callen estaba cerrada a cal y canto y nadie respondía. A6 corrió entonces hacia la cafetería y cuando le vio corrió hasta sentarse en su mesa con él. Le miró fijamente y disimuladamente le entregó el papel.
— Anoche hablamos, pero no recuerdo nada de esto, y Jared... — tragó saliva.
No recordaba quién era él... pero yo sabía que le conocía.
— ¿Qué hacemos ahora? — terminó por concluir.
No memories, no pain, no life...
En cuanto la vio supo que ella también se sentía igual de desorientada que él. A6 solía pasearse por la base siempre impoluta y ahora hasta iba despeinada. Cuando lo localizó e iba hacia su mesa Chase se puso de pie a modo de saludo y se volvió a sentar.
— Aquí no — respondió tajante. Parecía otra persona y eso le sorprendió mucho. Ya no parecía la mujer segura y decidida que veía siempre. A6 parecía mucho más joven, algo dudosa e incluso asustada. — Debo realizar una salida rutinaria en breve, ¿quiere acompañarme? — Callen sujetó su vaso de café, el cual no había probado aún y se lo cedió a ella, a quien parecía hacerle más falta. Instantes después hizo un gesto disimulado, al mirar fijamente la cámara que descansaba en una de las esquinas de la sala. Aquel no era un buen lugar para hablar de aquello.
— Aquí no — respondió tajante. Parecía otra persona y eso le sorprendió mucho. Ya no parecía la mujer segura y decidida que veía siempre. A6 parecía mucho más joven, algo dudosa e incluso asustada. — Debo realizar una salida rutinaria en breve, ¿quiere acompañarme? — Callen sujetó su vaso de café, el cual no había probado aún y se lo cedió a ella, a quien parecía hacerle más falta. Instantes después hizo un gesto disimulado, al mirar fijamente la cámara que descansaba en una de las esquinas de la sala. Aquel no era un buen lugar para hablar de aquello.
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